♥Aurora.♥
Como dijo Emiliano, la señora Smith, es un poco gruñona, pero muy ágil en lo que hace.
Me enseña muchas técnicas, y sobre todo el sazón, me encanta.
—Sí, lo haces tal y como te lo enseñe, tendrás a Emiliano comiendo de una mano—. Aquello me dejo desconcertada, no esperaba ese tipo de comentario de su parte—. Créeme niña.
Siento mis mejillas arder.
Mía, sigue con sus comentarios fuera de lugar, en un descuido se corta un dedo sin remedio, trato de ayudarla, pero ya es hora de servir la cena.
—Yo, ayudaré con arreglar la mesa, en lo que atiendes tu herida—. Digo, poniendo manos a la obra, tomo los utensilios necesarios y salgo con la ayuda de los demás.
—Aurora, por favor, deja que alguien más se haga cargo—. Dice un poco renuente.
—No sería la primera, por lo que veo ni la última vez que lo haré—. Una vez que termino salgo para hacer.
Acepto mi ayuda, mientras ella se encargue de curar la herida, para prevenir cualquier infección.
Cuando salgo y dejo todo organizado, para que los señores de la casa pasen a cenar.
Una vez entro para ver que todo está como debería, me encuentro con la sorpresa de mi vida, mi prima Luz estaba allí sentada con la mujer que acompañaba a Emiliano aquella tarde.
Ella, al percatarse de mi presencia, es posible que este igual o peor su reacción, no la saludo, pero sé que tendré la oportunidad de interrogarla.
Me siento incómoda, pues tengo que estar de pie, hasta que ellos decidan que no nos necesitan, debes en cuando mi mirada se va aquella persona que están en la misma mesa, y que nos conocemos desde pequeñas.
¿Se casará con Emiliano? No, no creo, pero quién será el esposo que mi tía dijo.
En ese preciso momento entra Emiliano, con él que se supone es su tío, veo como se dirige a las mujeres de la mesa, y su total atención se centra en Luz, ahora todo tiene sentido.
—¿Qué tal la salida hija?—. Cuando quería saber más, regresa Mía.
—-Ya puedes retirarte.
Con eso me doy por bien servida, no pienso quedarme con la duda, ¿hija?, ¿qué demonios estaba pasando aquí?
No tengo respuesta, pero con las dudas no me voy a quedar. El foco se me enciende con el único que puedo saber qué está pasando es con Emiliano, aquí nadie más me va a dar la información que necesito del patrón.
Me quedo en la cocina esperando a que Emiliano termine con todo, estaba tomando asiento, cuando alguien irrumpe mis pensamientos.
—¿Cenamos? — Pregunta Emiliano, sentándose en el taburete que esta a la par del mío.
—¿No será incómodo? — De solo pensar en cenar en este lugar con él, teniendo cerca a toda su familia, no es algo que me gustaría.
—En ese caso, nos vamos.
—Me parece excelente idea, pero ¿y tu tío? — Digo tomando su mano y mi mirada se desvía a la puerta que lleva donde los demás se encuentran cenando.
—No te preocupes por eso, ya me he disculpado.
Asiento y salimos hasta donde esta su auto, que nos espera para llevarnos a su departamento, me habré la puerta del vehículo, subo y escucho:
—Emiliano, ¿Ya te vas hijo? —Dice un hombre mayor, que sé que es su tío.
—Lo siento, pero tengo que llevar de vuelta a su casa a Aurora, ya es demasiado tarde para que este fuera.
—Esta bien, ve con cuidado—. No me presta ni el minio de interés y lo agradezco infinitamente.
Una vez él enciende el vehículo, veo por el retrovisor como aquella misión va quedan atrás y convirtiéndose en nada más que su sombra pequeña.
Así fue como la primera vez que cocinamos juntos, la verdad él tiene más experiencia de lo que aparenta.
—¿Por qué no me enseñas? — Digo secándome las manos en una manta.
—¿Enseñarte qué?
—Lo de la cocina, eres bueno—. Contesto, y volteo a verlo, tiene la vista fija en mí.
—¿No te gusto que Mía te enseñara?
—No, no… —Digo agitando mis manos con nerviosismo. —Es solo que es un poco incómodo para ella enseñarme y estar con sus labores, incluso hoy se lastimó un dedo, puedo ir de vez en cuando y tú me ayudas a mejorar, ¿qué opinas?
Me mira sin ningún tipo de expresión. — Recuerda, tengo que complacer tu estómago exigente—. Su risa no se hace esperar, y siento que ya gane esa pequeña batalla.
—Lo pensaré, mañana tendremos que volver a ir —. Termina el tema, y luego terminamos degustando lo que hicimos y a mí me encanto lo que cocinamos.
El día termino, yo rendida en mi cama, satisfecha de como se dieron las cosas, y sobre todo con algo claro en mi mente, averiguar de mi prima.
Editado: 15.11.2025