Emiliano. 🧣
Tengo una oportunidad.
Terminamos de preparar algunos snacks, para mirar la dichosa película, según ella es muy buena, Orgullo y Prejuicio.
Ella está emocionada y yo emocionado por estar con ella.
Nos dirigimos al área de juego, donde tengo una pantalla del tamaño de la pared, está diseñada para este tipo de ocasiones, idea de Hannah, que esta ahora me doy cuenta de que era de gran importancia.
—Wow—. Escucho cómo se sorprendió Aurora de solo ver lo que tengo aquí.
—ponte cómoda, en lo que preparo todo.
Ella asiente y va para uno de los sillones, y una vez término todo voy a buscar estar lo más cerca posible de ella.
—Esto va a estar interesante. Comento.
—Sí.
Todo va bien, la película está interesante, me tiene atrapado.
Este tipo de actividades lo pondré más en práctica.
Sé termina la película dejándome con el corazón latiendo, y mis manos entrelazadas con las de ella.
—Estuvo buena, de ahora en delante tendremos una noche de cine.
—Me parece bien, por el momento será mejor irme al departamento, tengo de unos minutos tendré una llamada importante.
Arrugó mi entrecejo dejando claro que no me gusta. —¿Con quién? —no dudo en preguntar.
Ella se ríe. —No me gustan los hombres celosos, pero es con mi familia, todos los días hablamos.
—Puedes hacerlo desde aquí, por mí no hay problema, después podremos irnos a tu casa.
Ella me mira y ve su celular iluminarse.
—¿No te molesta?
—Claro que no, nena puedes hacerlo con toda confianza.
Ella toma el aparato, yo me levanto a encender la luz, para que esté más cómodo, sin pensarlo contesta la llamada.
Cada palabra suya me llena el corazón, ahora puedo entender por qué está aquí.
Sé escucha un niño pequeño y un recuerdo se viene a mi mente.
—No es mío. — le dice un hombre tomándola por los hombros. —Puedes darle todo el amor que quieras, pero nunca escucha muy bien nunca…
—¿Mami? — salgo del escondite donde estaba, ella gira para verme.
—Bebé, vamos a dormir de nuevo, no escuches nada de lo que diga. —Me toma en brazos, para regresar a la cama.
—Deja a ese cipote ahí, y mejor sirve la comida.
Le grita el hombre y yo me apoyo más en mi mamá.
Siento un toque en mi mano, y es ahí donde me doy cuenta de que mi cerebro desbloqueo uno de mis recuerdos.
—¿Pasa algo?
Niego con la cabeza.
—¿Ya terminaste? — preguntó levantándome.
—Sí, le dije a mi mamá que todavía estaba en mi trabajo, y que ya iba a salir, ¿Seguro que estás bien?
—Sí, nena, estoy bien, vamos te iré a dejar para que descanses.
Salimos y una hora después está en el estacionamiento, todavía perdido en ese recuerdo.
—¿Qué pasó Emiliano? —. Me pregunto, y todo es nada, no sé qué más paso.
Pronto sabré qué paso, y todas las respuestas que he pedido durante estos diez años serán respondidos.
El tiempo se acerca, lo presiento, lo que paso con mi mamá, tendré las respuestas.
Abro la puerta de mi coche, y entró a mi apartamento, sintiendo el vacío que hay dentro, nada comprado con Aurora.
Amaba mi soledad, pero desde que ella entró a mi vida de blanco y negro, ella llegó a darle color.
Una sonrisa se dibuja en mi rostro, todo en ella es cálido.
Editado: 15.11.2025