Aurora. ✨❤️
Llego el día de la cita, estaba nerviosa, muy nerviosa.
Tú puedes. Me digo viéndome al espejo, con un vestido sencillo negro, es un color que se puede utilizar en cualquier ocasión, en estos momentos es donde ocupo un consejo.
Me hago notas mentales, será mi primera cita, pero tampoco soy de las que se llevan por delante.
—Recuerda lo que te aconsejaba, las piernas cerradas, hasta que demuestre que quiere algo bien contigo.
Trató de maquillarme, aunque nunca lo he hecho, solo coloco un poco de rimel, y bush, para poder verme bien, y bálsamo para hidratar mis labios.
Trate de recrear un video para maquillarme y termine como un oso panda, solo de recordarme me avergüenza, no pude ni con las cejas, qué parecía… mejor lo dejamos así.
Sé supone que dentro de unos minutos él pasara por mí.
Una intención, que tengo que dejar claro, no voy a hacer un pasatiempo más.
—Hablando claro se entiende la gente, bueno alguna.
Escucho mi celular sonar, es él.
Hago ejercicio de respiración.
Tomó mi bolso con algo de dinero, siempre es mejor andar precavida, mi celular al tope de batería, y saber que ya hable con mi familia, voy confiada, y sobre todo al llegar mandaré la ubicación a mi hermana como siempre.
Ella es la única que me puede socorrer.
—Vamos. — Digo cerrando la puerta de mi departamento, me aseguro cerrar con llave, cuando siento unas manos sobre mí.
—¿A dónde tan guapa?
Maldito Miguel, me suelto de su agarre con brusquedad.
—Que sea la última vez, que me tocas.
Él sé reí. —Eso mismo le dirás al tipo que te esperaba abajo, porque cree, él solo jugará contigo, mientras conmigo será todo diferente.
—¿Diferente? No entiendes, que no quiero nada contigo, y no es por lo que crees, solo madura de una vez, si piensas estar rebotando de cama en cama, preocupa tu salud.
Me toma de los hombros y me estampa en la pared, dejando claro que su autocontrol está por quebrarse.
—Te vas a arrepentir de lo que acabas de decir maldita Zorra. — dice poniendo su maldita cara cerca de la mía.
Aprovecho su distracción y doy un golpe certero en su entrepierna, me suelta y salgo corriendo lo más rápido que puedo.
Escucho cómo Miguel, me insulta y me amenaza, pero eso no detiene mi andar.
Llego al primer piso, y respiro tratando de recuperar la calma para no poner en evidencia lo que ha sucedido minutos antes.
Lo veo fuera del vehículo, están tan guapo que todo se me olvida por un momento.
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Emiliano. 🧣💕✨
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La veo en la entrada del edificio, esta hermosa y la palabra que queda corta.
Me muevo para ir a su encuentro, la noto un poco pálida, pero al verme el sonrojo en sus mejillas vuelve.
—¿Pasa algo Aurora? — Es más que obvio.
—Nada, solo son nervios.
Volteó por donde vino y no veo nada fuera de lo normal, pero puedo asegurar que le pasa o le paso algo.
—Estás hermosa. — digo y noto su mano más helada de lo normal, sin pensarlo me quito el abrigo y se lo coló sobre sus hombros, no me pasa desapercibido lo tensa qué se pone con mi
movimiento.
La dirijo al interior del vehículo, hoy nadie va a arruinar nuestra primera cita, pero antes de subir volteó hacia el edificio y veo salir un hombre, por la forma que mira a nuestra dirección.
No digo nada en todo el camino, pero mi mente vuelve a lo que acaba de pasar, y al parecer ella no me quiere decir nada, pero no entiendo el porqué ocultarme algo.
Llegamos a un pequeño restaurante, sé que sonara ridículo, pero conozco muy bien a la mujer, y sé que sí la llevo a un gran restaurante, la incomodidad se instalaría en ella más rápido.
Elegí algo más privado, donde podemos ser nosotros dos sin miedos o ataduras.
—Espero que te guste. —Vuelvo a tomar mi mano, y con la seguridad que me caracteriza, entró, me enorgullece llevar a Aurora de mi mano, si por mí fuera todo el mundo sepa que pronto será mía.
—Me gusta.
Mira alrededor, hasta que llegamos a la parte de la terraza climatizada.
—Es hermoso.
Ve todo el horizonte donde el manto de la oscuridad de la luna ilumina la ciudad.
—Sí, pero tú eres más hermosa.
Ella me mira con sus ojos iluminados, mi corazón se detiene al ver el rostro que tengo frente a mí, cada vez llena más mi ser.
Ella baja la mira avergonzada y yo sujeto su barbilla. —Créeme lo que te digo, eres la mujer más hermosa que he visto, sobre todo que se hago este corazón de hielo, y que poco a poco lo estás derritiendo con tu calor, cada vez que sales de mi departamento dejas un vacío aquí dentro. — digo y tomó su mano hasta llevarlo a mi pecho, donde mi corazón late como siquiera hacerse sentir, como si con ese pequeño toque trasmitiera todo lo que siento.
Sin pensarlo, la tomo de ambas mejillas y le doy el beso qué tanto anhelaba, no profundizó como quisiera.
—Quiero que tomes en serio mis palabras, porque lo son.
Ella asiente y con eso la atraigo a mí, para abrazarla, cuanto tiempo soñé con esto y ahora la tengo aquí conmigo.
—No me rompas el corazón. —Dice en un susurro.
—Nunca nena, nunca. — y ese pequeño juramento.
Seguimos nuestra velada, donde en el área la única mesa es la de nosotros, para darnos la intimidad qué tanto necesitamos.
La cena se da de maravilla, hablamos de triviales y sobre todo de su familia, cosa que ya sé, pero también las que tocan el corazón.
—Eso quiere decir que has trabajado siempre.
Ella asiente termina con el bocado que tenía del postre. —Sí, mi madre enferma desde de quedar embarazada de mi hermano, mi hermana ayudaba, pero cuando tuve consciencia y supe lo que pasaba, trabajé de lo que pude, haciendo tortillas, ese fue mi primer trabajo.
Editado: 15.11.2025