Locura, amor y ¿peleas?

Capítulo Veintiséis. ??

Aurora. 🧣💕

Trato de abrir los ojos, pero estos me pesan, en realidad mi cuerpo se siente extraño, todo en mí, solo mi garganta puede soltar unos pequeños quejidos.

Todo después parece una película, no sé ni donde estoy, mi mente está tratando de concentrarse, pero no puedo.

Cuando todo cae como un balde de agua fría, estoy en un hospital, pero también recuerdo como estaba tratando de defenderme, pero obviamente me drogaron, ¿Será que pudo aprovecharse de mí?

Solo con pensamientos, no puedo, ni quiero hacer esa pregunta, ver a Emiliano, se me cae la cara de vergüenza, de saber que todo lo que paso.

Los médicos salen, déjanos solos, pero las palabras de Emiliano, solo impulso que el nudo que siento en la garganta se desborda, haciendo que todo lo que siento salga de mí.

Mis manos estarán un tiempo sin poder utilizar, de tres a nueve meses, si no más tiempo.

—No puedo. — sale mi voz ronca, como si mis cuerdas vocales estuvieran rotas, siento como él me abraza trasmitiendo todas las fuerzas que necesito, termino de derrumbarme, no solo por lo que pasó, sino por todos los años que yo fui el sostén, sin que nadie se preocupara por mí.

—No estarás más nunca sola, me escuchas, ahora me tienes a mí. —Toma mi cabeza entre sus manos. —Ya no sufrir más, por algo que yo puedo resolver.

Quiero creer, necesito creer que él puede ser esa ancla que tanto necesito en mi vida.

—Sé qué has pasado por más cosas de las que has comentado, pero deja todo atrás, ahora yo seré tu presente y futuro.

Sus palabras me calan en lo más profundo de mi corazón.

—Emiliano… — No sé ni que decir.

—Déjame amarte, puedo ser el 1000%, solo déjame demostrarte que quiero todo contigo, quiero que estés ahí para que me veas envejecer.

Un sollozo sale de mi garganta, pero él solo me lleva a su pecho, me siento tan vulnerable. —Llora, porque sé que lo necesitas, saca todo lo que llevas dentro, que yo seré ese hombro, qué necesito hoy y siempre.

Yo no puedo contestar, es horrible no saber qué decir, para no arruinar el momento que siempre soñé, pero no en estas condiciones.

Los minutos pasan y él deja que su camisa se llene de todo los fluidos que salen de mí, pero deja que saque todo sin decir nada.

Cuando todo pasa me incorporo.

—Lo siento…

Me silencia — No digas nada, es solo una camisa y ya. — Me sonríe como si todo estará bien.

—¿Y Bob? — preguntó al saber que lo posible que sepa todo lo que está pasando.

—Sé acaba de ir antes de que despertarás, estará aquí posible, más tarde, tu hermana ya sabe lo que paso.

—¿Mi hermana? —preguntó con los ojos abiertos.

—Sí, necesitaban a los parientes y hablé con Bob.

Yo asiento, él tiene toda la razón, solo espero que mi hermana no le vaya a decir a nadie más.

—No te preocupes, se tomará con incidente laboral, y se te pagará lo que es debido.

—Pero no fue incidente, fue un ataque.

—No te preocupes, ya no piense en eso, no va a volver a pasar, porque te vendrás a vivir por un tiempo conmigo y no está en discusión.

—Emiliano.

—Emiliano, nada, no está en discusión.

Pasa una hora después, y una enfermará trae algo para que yo coma.

—Será poco, pero será suficiente, vamos—. Dice ella, tratando de alimentarme.

—Lo haré—. Dice Emiliano, quitándole de la mano el plato y tenedor, mis mejillas se encienden dejando en claro mi incomodidad.

—Tendrás que acostumbrarte, porque tomaré unas vacaciones para cuidarte.

Aquello que suelta como si habláramos de lago tan trivial, casi me hace ahogarme sin comer nada.

—No me mires así, ya es una decisión tomada, además ya días no tomo unas. — Me sonríe como una sonrisa que no puedo replicar.

Y por primera vez en mi vida, me siento protegida.

Mi corazón se siente pequeño, pero con una retumbar qué se podría escuchar en todo el universo, tomó el primer bocado, sin dejarlo de ver, todo después el ambiente cambia, puedo ver su boca abierta.

—¿Pasa algo? — pregunta una vez trago, veo como traga y niega.

—Nada, vamos terminemos, falta poco. —Si voz suena un poco más ronca, pero termina de alimentarme, se levanta y llama a la enfermera para que lo recoja y no espera entra al baño.

Seguro se va a lavar las manos.

Retiran todo y Emiliano no sale del baño, me empieza a preocupar.

—Emiliano. — lo llamó.

—Ya salgo—. Y minutos después sale con la cara mojada, pero no comento nada.

No dice nada, solo me mira, como si estuviera pensando en que decir.

Yo, también quiero un Emiliano, ¿qué opinan?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.