Aurora. 💕🧣
Es una alegría ver a mi hermana, verla entrar con su barriga crecida, sé que pronto no podrá estar para mí, pues su familia la necesita.
Decidí a último momento presentar a Emiliano como mi novio, porque por fin puede tomar una decisión por mi cuenta.
Veo cómo Emiliano sale, y un suspiro sale de mi boca.
—¿Novio Aurora? — Me pregunta. —Todavía no estás en la edad, tienes muchas cosas por hacer y esto solo es una distracción, sabes lo unció que él quiere de ti, no son del mismo nivel, solo con ver la camisa que trae que es lo que yo gano en un mes.
—Él es diferente, y si tengo la edad de experimentar muchas cosas, que me he perdido por mi familia, y no puedes decirme eso, porque la diferencia de edad entre nosotras solo son por meses Ana, no puedes ser tan egoísta.
—Tienes que ver, solo míralo, es un hombre mucho mayor.
—Solo miras lo que quieres ver, pero no estoy pidiendo permiso, y no quiero hablar más del tema.
Claro que no esperaba esa reacción de su parte.
—Espero que no vengas llorando, porque ahí te diré que te lo advertí.
—No todos los hombres son iguales, que tuvieras malas experiencias no es mi culpa, pero ni con eso te detuviste… — me callo de golpe.
No quiero pelear con ella, pero tampoco puedo dejar que me controle, ya no, quieto intentarlo con Emiliano.
—Estás haciéndote la idea de él por ser una persona adinerada, pero bueno es tu decisión.
Asiento y dejó el tema ahí.
La enferma viene y me dice que es hora de bañarme, me quedo en blanco.
—¿Bañarme? — preguntó y veo mis manos.
—Sí, tendremos que limpiar las heridas y todo, vamos, o va a esperar a su novio.
Solo la mención de Emiliano hace que mi rostro se ponga rojo como tomate. —No tenemos tanta confianza para eso. — le digo a la enfermera.
—Bueno, por lo visto solo seremos tú y yo.
Yo asiento. Fue la peor experiencia que he tenido en mi vida, no poder utilizar mis manos, me ha dejado vulnerable.
Una vez término, me ayudan a secarme el cabello, todavía no puedo creer la experiencia que tuve alguien ayudándome con mis necesidades fisiológicas y con las más básicas como lavarme los dientes, nunca permitiría que Emiliano me ayudara con eso.
—Ahora, vamos a quitar de vendaje para limpiar.
Mi cuerpo se tensa de saber que las heridas, que están en mis manos.
—No va a doler, bueno, no tendría que doler.
Ella sale y regresa minutos después con todo lo que necesitaba para hacerme la limpieza, cierro los ojos, no puedo decir que me dolió, pero la incomoda estaba, y mis lágrimas nos paraban de salir, mi vida estaba cambiando y con ello estaba esto.
Todavía no se sabía cuando iba a poder empezar con las terapias, para poder llevar mejor la vida.
—Tengo que irme, puedes llamar a tu novio para que regrese, se ve que estará muy pendiente de ti.
Me da un beso en la frente y sale sin ver atrás, suspiro para mis adentro, no será algo fácil.
Una enferme entra, sin dudarlo le pido que si Emiliano pregunta le digan que mi hermana tenía minutos de irse, pido que me ayude a ir al baño.
—Lo mejor será que le coloquemos un pañal, será más fácil.
Asiento, no podré ir a baño sola más ahora que no puedo mover, ni usar mis manos.
Ella sale y regresa con los pañales, será horrible, pero prefiero que ella me ayude a pedirle ayuda A Emiliano.
Después de unas horas veo a entrar al hombre que me ha robado varios suspiros, sin poder creer hasta donde hemos llegado, cuando nos conocimos peleando por una bufanda.
Deja una pequeña maleta y sale donde las enfermaras, cuando regresa pasamos el resto del día viendo una película, tratando de olvidar un poco lo malo.
Al día siguiente a primera hora llega Bob, una alegría interna me invade, al parecer a Emiliano no le agrada mucho.
—¿Cómo te sientes? — pregunta llegando hasta mí. —en la pizzería haces mucha falta.
Me río por lo que dice. — Solo han pasado dos días.
El tiempo transcurre entre broma y broma, me cuenta que todo lo que ha pasado y que nadie sabe lo que me ocurrió, no quiere preocuparlos, pero que hoy contará lo de la cirugía nada más.
Yo agradezco, y no digo nada, volteó donde Emiliano concentrado con el trabajo, Bob sigue mi mirada.
—Es un buen hombre, pero no te dejes engañar por el amor, ponlo a prueba, amate primero y él también te amara, porque yo lo conozco como un gran amigo, pero como pareja no lo sé, espero que no cometa el mismo error que yo.
Me lo dice con voz baja para que solo yo lo escuche.
—Solo quiero lo mejor para ti, como lo quiero para mis hijos. — dice y me besa la frente. —ya te robé demasiado tiempo y ese ya se me tira encima, vendré mañana.
Se va dejándonos solo, Emiliano se levanta y se acerca.
—Por poco y creo que se quedaba todo el día. —Miró al hombre de más de dos metros, haciendo un pequeño berrinche.
—¿Estás enojado? — preguntó.
—Claro que sí, me estaba robando el tiempo que me pertenece.
—¿Qué te pertenece?
—Toda tú me perteneces. —Declara.
Lo miró, pero él no se detiene, baja hasta quedar a mi altura, me toma de la nuca y me besa, todo pasa demasiado rápido.
Nos separamos por el toque en la puerta.
—Maldición. — Suelta, Emiliano y se separa de mí.
Se levanta y abre la puerta, yo espero porque necesito esperar a venga la enferma para que me ayude.
—Traje todo lo que me pediste, ahora me vas a presentar. —No es una pregunta, es una afirmación, veo como Emiliano se hace a un lado y veo entrar a una mujer rubia que recuerdo muy bien, trae una maleta con ella.
Editado: 15.11.2025