Locura, amor y ¿peleas?

Capítulo treinta y dos. ❤️

Emiliano.

Todo me da jaqueca, no pensé que la vista de esas dos iba a poner en mal a Aurora.

—Creo que es mejor que se retiren. — Es una invitación demasiado educada a como se han portado.

Veo cómo Hannah se queda en segundo plano a lo que está pasando, entrecierro los ojos, con ella hablaré más tarde.

—Luz, me obligó a traerla, pues tiene algo importante que decirte, pero solo pensé que estarías aquí.

—Me hubieras llamado. — Atacó.

—Lo hice, pero no conectaba.

Extiende su celular, mostrando que era verdad.

—Habla. — Digo, viendo a Luz. —Vine, para ver que pasaba, Aurora necesita descansar.

—No sabía nada, en realidad lo siento. —Habla Luz, tomó de la cintura a Aurora para que entienda de una vez por todas que estoy y estaré siempre de su lado.

—Bueno, mejor dejemos el tema aquí y dime a que has venido.

Ella voltea donde está Hannah, como buscando apoyo, suspira al ver que no va a obtener nada.

—Bueno, necesito regresar a mi país y quería que hablaras con papá, porque está renuente a dejarme ir.

—¿Y a qué irías? Se supone que todo allá está terminado, que no tienes nada que hacer.

Aurora, levanta la mirada como buscando algo que no entiendo.

—Solo habla con él, por favor, necesito ver a mis amigos y familiares.

—Déjame ver que puedo hacer, ahora se pueden retirar, quiero privacidad.

Las volteó a ver una vez más, tomó la mano de Aurora y subo a la habitación.

Una vez que pongo seguro a la puerta, necesito un poco de intimidad para lo que voy a dejar claro.

—Aurora, aquí no es necesario que este, puede hacer y deshacer lo que quieras, incluso llamar a seguridad para que las saquen, no dejes que tan insignificante te haga perder el tiempo.

Ella se tira en la cama, como si lo que estuviera diciendo no tiene nada que ver con ella.

—Hubieras perdido la diversión.

—¿Diversión? Pero que dices. — digo viéndola qué me da la espalda, dándome una buena vista.

—No viste su cara cuando me reclamaste como tu mujer, no tiene precio, todavía puedo verla. —Suelta una risa de triunfo.

Llego hasta donde está y tomó sus tobillos, sin pensarlo la jalo, hasta que queda a la orilla de la cama.

—Eres muy malvada.

Se da la vuelta como puede. —¿No tienes que regresar a la oficina? — pregunta cambiando el tema.

—No, dentro de una hora volveré, ahora estoy en mi hora de almuerzo.

—Te tengo una sorpresa, necesito que estés lista hoy en la noche.

Sin esperar su respuesta, me inclino para besarla, sin pensarlo ella responde con la misma intensidad.

—Parece que a alguien le hice falta. — digo apartándome un poco de ella.

.

.

.

Aurora 💕🥰.

.

.

.

—Claro que sí. —digo pasando mis brazos por su cuello. —Yo también te tengo una sorpresa.

Vuelve atacar mis labios, cuando siento sus manos, explorar mis piernas.

—Emiliano. — digo, tratando de controlar mi cuerpo, que cada día se está siendo imposible.

—Lo siento. — dice y se incorpora. —Vamos.

Así es como salimos de su habitación.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.