Locura, amor y ¿peleas?

Capítulo treinta y seis. ❤️

Emiliano. ❤️

—El proyecto de las hortalizas, ¿cómo van? — pregunta mi tío en su despacho.

Empiezo a explicar todo lo que necesita saber, ya que estaba perdido por problemas de salud. Todo parece gustarle, cuando termino.

—Mañana podemos ir a ver, de hecho tenemos una reunión para ver cuando se empieza la primera reaparición. —digo recostándome en la silla.

Él asiente, como si estuviera analizando la posibilidad. —Sería interesante, aunque tendría que hablar con Harold y ver si me da el visto bueno para ir.

Me echo a reír, cuando mi celular suena, es el guardaespaldas de Aurora, sin pensarlo contesto la llamada.

—Suelta. —Digo al solo conectar la llamada.

—Se acaban de llevar a la señorita, voy en camino a inmigración. —Suelta, eso hace que me levante de la silla, y salga del despacho como alma que me lleva un diablo.

—¿Cómo dejaste que eso sucediera? —Ladro. — Tendrás que darme una buena explicación para que no te mate.

—¡Emiliano! — Grita mi tío.

—Ahora no, tío, mi mujer me necesita, cuando venga hablamos. —Digo, abro la puerta de las escaleras.

—¿Tu mujer? —Pregunta extrañado.

—Una larga historia.

—El ascensor, llegarás más rápido. —Dice y presiona el botón par llamarlo, para suerte o desgracia este se abre.

—Tenemos que hablar, ve y trae a tu mujer, quiero conocerla.

Entro al aparato para que me lleve al subsuelo, donde me espera mi vehículo, cuando estaba por llamar a mi abogado, recibo la llamada de Bob.

—Ya lo sé. — Digo al contestar. —Voy en camino a resolver el asunto.

—Esta bien, yo de igual manera voy para allá, nos vemos. — Corta la llamada.

Busco el número de mi abogado, y sin más le planteo como están las cosa.

—No se preocupe, será pan comido, voy en camino con todo lo que necesitamos, señor.

El tráfico es una mierda este día, cada semáforo en rojo me impide avanzar como quiero, lo que me da un poco de miedo es tener un accidente y no poder proteger a Aurora.

Llego unos minutos después, bajo del vehículo y corro como loco para llegar donde ella no puede pasar por esto.

—¿Dónde esta? —Le preguntó al llegar donde están los tres hombres esperándome.

—No nos quieren dar información de ella, lo cual ya interpuse una denuncia. —Dice el abogado.

—Son unos ineptos, mi mujer esta pasando por esto, porque los trámites de nuestro matrimonio no lo ha podido llevar a cabo. —Digo poniendo al frente del abogado. —Ya para este tiempo ella tenía que tener todos los documentos y mi apellido en su nombre.

—Ya están, los traigo conmigo. —Dice entregando un sobre que se los arranco de las manos.

Entro buscando a un superior, nadie parece quererse atravesar mi camino.

—Necesito hablar con su superior, acaban de meterse con la mujer equivocada, y la demanda por no hacer bien su trabajo, ya esta en camino, no me voy a quedar contento hasta que todos lo que estén implicados se han despedidos de sus cargos.

—Señor, se calma por favor, dígame el nombre de la persona que busca.

Le doy el nombre completo de Aurora, la mujer abre los ojos y se levanta de su asiento, un mal presentimiento se instala en mi pecho, esto no puede estar sucediendo.

Minutos después, la misma mujer regresa. —Señor, sígame por favor.

Así lo hago, me deja frente a una oficina, me grabo el nombre, porque será el primero que voy a joder.

Entro y el hombre me ofrece la mano, el cual acepto, me ofrece asiento, pero mi ansiedad crece y crece.

—No los entiendo, su tío me dio la orden de enviar, incluso en este instante el avión, ya lleva minutos que despejo. —Me dice el hombre.

—¿Mi tío?

—Sí, mire. —Me extiende un documento.

Leo lo que me ofrece y veo que por último la firma de mi tío, inigualable, él me dio una puñalada por la espalda, pero ¿Por qué?

—Haga que el avión regrese, mi esposa va en ella, y la demanda que les haré no me voy a detener.

—Pero…

—Pero nada, más le vale que mi esposa no ponga un pie en su país, porque no me hago responsable de lo que haré.

Suspiró. —Necesito una copia de esto.

Una vez obtengo lo que he pedido, salgo y voy hasta donde el abogado.

—Necesito que saques una copia, tomes fotos y lo que sea, porque esto se arregla hoy.

Cuando lo hace, subo a mi vehículo y voy de regreso a la empresa.

Una vez entro a la empresa, trato de calmarme para no herir a una persona que quiero, pero que me ha hecho un daño irreparable.

—¿Dónde está mi tío? — Le preguntó a su secretaria.

—Ya…
— no hace falta, digo y entró a su despacho.

—¿Resolviste todo? — Pregunta él con una sonrisa.

—¿Por qué me hiciste esto? — digo entregando la copia que me entregaron.

—¿De qué hablas Emiliano? — pregunta él.

—Tú te encargaste de denunciar a mi mujer, ahí está la denuncia y con tu poder moviste hijo para que hoy mismo fuera deportada.

Él, toma los documentos y empieza a leer los documentos y abre los ojos.

—Yo, ni conozco a esta persona, no puedo creer que esto esté pasando, hijo, me crees, ¿verdad?
—Niega con la cabeza. —En este momento haré lo que haga falta para demostrarte que nunca te traicionaría de esta manera.

Levanta el teléfono y llama a inmigración, pues lo que acaba de suceder, lo que descubrió.

Yo salgo, eso se lo dejaré a él, yo tengo que viajar a recuperar lo que es mío.




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