Locura, amor y ¿peleas?

Capítulo treinta y siete. ❤️

Emiliano.

Cuando el avión aterriza, ya tengo la información que necesitaba, para ir tras la búsqueda de mi amada.

—Señor, lo estamos esperando. —Me dice alguien que se encarga de recibir a las personas que viene deportados.

Lo sigo, y me lleva a la sala de espera, donde veo a Aurora, corro para llegar donde ella.

—Mi amor. — Le hablo, ella se mira sorprendida.

—Emiliano. —Me dice sin poder creerlo, le tomo la mano para que se levante, y sin pensarlo la abrazo, como si el mañana no existiera.

—Pensé que no te iba a volver a ver. —Dice acunando su rostro en mi pecho.

—Siempre voy a estar para ti, recuérdalo. —Digo besando su coronilla, porque ya no pienso soltarla.—Ahora podemos regresar a casa.

Ella levanta la cara para mirarme. —¿Qué pasa?

—Quiero ir donde mi familia.—Sonrió, al pensar que al menos tiene a sus seres queridos aquí.

—Vamos a conocer a la suegra, espero que no me vaya a cortar las bolas por faltarle el respeto a su hija. —Digo para bromeando.

—Vamos, que serán felices en conocerte y verme.

Salimos, alquilamos un vehículo, vamos a ver a la suegra.

Los días pasaron y con ellos mis días en el país natal de Aurora, conociendo más de ella y eso me encanta. Con su hermano hicimos click desde que lo vi, es un niño agradable.

Días después, estamos en el Jet privado rumbo a la fiesta de compromiso, que nos esperaba.

¿Quién es ella? —Pregunta mi tío llegando donde esta Aurora, pero al verla de cerca su expresión cambio, parecía que había visito un fantasma.

—Ella es mi prometida. —Digo, deteniéndolo por el brazo, no sé qué diablos le pico esta noche, pero no voy a dejar que me arruine mi fiesta de compromiso por alguna tontería.

—Es ella—Dice tomándome por los hombros. —Por fin esta frente a mí, mírala hijo.

—¿De qué hablas, tío? —Pregunto viendo a la mujer que amo riendo con Hannah y su hermano tomado de la mano.

—No ves ella. —Dice señalando a Aurora. —Es Julieta, ¡Por Dios! —Grita llamando la atención de todo el público presente.

—Ella es Aurora, mi mujer. —Digo enfatizando las últimas palabras.

—No hijo, ella es Julieta, solo que ahora es rubia.

Volteo brevemente donde esta Aurora, ella me mira con desconcierto, nadie sabe lo que pasa, pero no soy tonto para no poder sumar uno más uno.

—Ella es rubia, natural, ves te equivocas, ella es mía y no hagamos un espectáculo en este momento, por favor.

—Entonces trae a Luz en este preciso momento. —Veo como recupera un poco la cordura. —No, no, mejor aún vamos a llevar a tu prometida, hacer unos exámenes y si esos confirman que no es mi hija, perdonaré a Luz y a su tía, pero si me confirma que es mi hija, las despellejaré vivas.

—Ella es tu hija, no puedes negarla en este momento.




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