Locura, amor y ¿peleas?

Capítulo cuarenta. ❤️

Emiliano.

Salgo del hospital cuando me avisan que Luz esta en la bodega, no es que trate los asuntos así, pero esta vez requiere de dejar en claro que no soy de los que se pueden meter y salir ilesos.

—¿Y la tía? — Le preguntó a Blue llegando.

—Se escapó, pero ya le estamos siguiendo el rastro, investigando más a fondo y no encuentre registro, ósea, que el nombre que proporcionó no existe.

—¡Mierda! ¡Mil veces mierda! ¿Cómo no nos dimos cuenta?

Aprieto mis manos, para poder manejar mi furia, esas dos me vieron la cara de idiota, me confié del investigador, pero a ese le voy a enseñar que conmigo no se juega, le pareció la gran idea de estafarme y mentirme.

—Trae al investigador, con él también voy a arreglar cuentas. —Digo, llegando al destino, no dejo que el vehículo se detenga, bajo y entro como un tigre enjaulado.

—Emiliano. —Solloza Luz al verme, pero lo que no sabe quién la tiene en esas condiciones soy yo. —Por fin llegas, diles que me suelten, por favor.

—Ay Luz, tan fácil que era que me digieras las verdad, pero no. —Digo encogiéndome de hombros. —Tuviste que mentirle a la persona equivocada.

—¿De qué hablas?

—Que ya sabemos que eres una impostora, que no eres la hija de mi tío. —Digo tomándola de la cara. —No te hagas la que no sabes nada, porque escuchaste todo lo que paso en la fiesta que se suponía era para anunciar mi compromiso con Aurora.

—Eres un cerdo. —Me dice ella, articulando las palabras como puede.

—Si crees que dejare a Aurora, solo porque se supone, es mi prima, estás loca, ella es mía. —Declaro, porque si Aurora es mía, ella me mira a los ojos como si no lo pudiera creer.

—Eres el hijo de la hermana de nuestras mamás, ¿cómo se te pasa por la mente seguir? —Dice una vez que la suelto de mi agarre.

—No sigamos perdiendo el tiempo en algo que solo a mí me compete, mejor dime ¿Rossy en realidad es tu tía?

—No, ella me contactó. —Me dice, claro que sabe que ya no hay vuelta atrás. —Ella llegó al pueblo, y me dijo que conocía a una persona que ocupaba una hija, pero después, cuando llegaste, supe la verdad. —Suspira y me mira a los ojos.

—Aja. —Digo para que prosiga.

—Ella me amenazó, no literal, pero me dijo que pensara en mis hijos.

—¿Hijos? —Pregunto asombrado.

—Sí. —Dice bajando la cabeza. —Tengo tres hijos, y por ellos estoy aquí, y no me arrepiento, no por el daño, sino porque mis hijos han tenido mejor oportunidad, porque no tengo que pensar como le voy a comprar la leche o que les daría que comer a ellos, aunque Aurora nos ayudaba con el trabajo de cuidar a mi tía.

—¿Sabes el daño que le hiciste?

—Hoy me di cuenta de la realidad, solo quería protegerla de esa mujer, pero nunca me imagine que ella la deportaría.

—Eso es lo de menos, sabes lo que esta sufriendo ella por lo de su mamá.

—¿Mi tía?

—Sí, la han estado drogando, y voy a llegar hasta la última instancia. —Ella asiente. —¿Sabes donde esta?, es mejor que lo digas en este momento, es tu única oportunidad.

—No, pero… —Analiza, como recordando algo importante. —¿Tienes rastreadores las joyas? Esos aparatos que puedes localizar las cosas.

Frunzo el ceño. —Ella sabe la clave de la caja fuerte de Don Massimo, es obvio que al verse descubierta va a tomar todo lo posible.

—Te conviene, porque si descubro que me mentiste, ni tus hijos te van a salvar.

—Puedes hablar con mi mamá, recuerda que es la única que nos puede ayudar con todo lo que esta pasando.

—Habla con Blue, él te va a ayudar, pero no te la quieras pasar de lista.

Salgo, y llamo a mi tío, necesito llegar al área de rastreo.




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