Locura, amor y ¿peleas?

Epilogo.

Emiliano.

Cinco años después.

Han pasado cinco años desde que dimos que sí, cinco años desde que Aurora empezó a estudiar, y con ellos mi sueño de ser padre se pospuso, no porque yo no quisiera, era que no quería interrumpir todo lo que Aurora tenía que vivir.

Hoy puedo ver con orgullo como se titulara, que tuvo dos años para sacar preparatoria.

Ella toma su título de gastronomía con gran orgullo, esa es mi mujer, baja del estrado con una gran sonrisa, todos la felicitamos, por su logro, hasta que llega mi turno de darle un abrazo, y decirle lo orgulloso que me siento, cuando ella me interrumpe.

—Te tengo una sorpresa. —Me dice al llegar a mí.

—¿Una sorpresa? —Pregunto con duda, miro a Massimo y a Julieta, ellos están igual de intrigados.

—Sí, está en el auto. —Me toma de la mano, sin importar que la ceremonia, nuestra familia nos sigue, Ana aparece en la visión mi hermana, que gracias a Dios la puso en mi camino, esta con mi sobrina Julia de la mano, Hannah, Byron y su hijo Joel, se unieron a nosotros.

Tenía tanta curiosidad, cuando por fin llegamos, ella hace que abra la el asiento de copiloto y lo hago. La sonrisa que tiene en la cara me hace sospecha que es lo que hay dentro de la caja.

Cuando la abro hay una ¿Bufanda?

—¿Una bufanda? —Pregunto con la duda.

—Sí, ¿No lo recuerdas? —Niego con la cabeza. —Está bufanda. —Dice tocándola sin sacarla de la caja. — Fue la que hizo que nos cruzáramos en nuestros caminos.

Y ahora lo recuerdo, se me había olvidado por completo. —¿Dónde la encontraste?

—Cuando me mude la encontré y la guarde para darte una sorpresa, aunque creo que es algo que siempre has querido.

No termino de hablar cuando con cuidado busque entre la bufanda, y lo encontré, sin pensarlo me arrodille ante ella, llorando. —Gracias, —Digo viendo hacia arriba. —pero ¿Cómo?

—Deje el método de planificación hace unos dos meses y como tengo un retraso de un mes, cree… —La tomo de la mano y la subo al coche. —Saldremos de dudas en casa —. Digo encendiendo el vehículo, para que podamos salir de dudas, pero paso por la farmacia para comprar todas las pruebas de embarazos que hagan falta.

—Esto es demasiado. —Dice ella, pero a mí me parece poco.

Vamos directo al baño, hago que haga su necesidades en un recipiente recolector, para poner todas las pruebas de embarazo.

—Me vas a dejar deshidratada. —Dice señalado las veinte pruebas.

—¿Me las puedo hacer yo? —Pregunto con ansiedad, ella se ríe y se inclina para acariciar mi mejilla. —Con unas tres sabremos, además estoy segura de que te daré un hijo, ese pequeño que tanto quieres.

—Te amo. —Te digo abrazándome. —Pero necesito saber si voy a hacer papá.

Ella pone los ojos en blanco y entra al baño conmigo detrás, ella me entrega el recolector con el líquido y sin dudarlo leo cada instrucción de como hacer y lo hago, pongo un cronómetro para que me nos avisen cuando estén.

—¿Falta poco? — le pregunto.

—Solo ha pasado un minuto Emiliano. —Me dice ella, me muevo de un lugar a otro, necesito que el tiempo pase rápido, cuando escucho que suena mi celular pienso que es el cronómetro, pero al tomarlo veo que es una llamada de Massimo.

—Los estamos esperando. —Dice él.

—Danos cinco minutos. —Digo.

—Tienen toda la noche para eso Emiliano. —Dice él ya enojado.

—Cuando lleguemos les daremos una buena noticia, nos vemos allá. —Digo y corta, en eso suena el cronómetro y voy donde Aurora para que lo descubramos al mismo tiempo.

—A la cuenta de tres, uno, dos y tres. —Lo miramos y mis piernas las siento como gelatina, ahora estoy seguro.

—Hola bebé. —Digo hablando en el vientre de Aurora. —Soy papá. —Abrazo y beso el vientre sin poder creerlo.

—Ahora tendremos un pedacito de nosotros dos. —Dice Aurora, me levanto y la beso. —Tendremos que ir con tu ginecóloga mañana. —Digo.

Tomo su mano, para llevarla a su fiesta, hasta que veo sus sandalias altas, frunzo el ceño, hago que me espere y busco los zapatos más cómodos, para que no le pase algo.

Y esa misma fiesta, damos nuestra noticia de que Aurora los hará abuelos por segunda vez, todos nos felicitan.

Los meses de embarazo de Aurora, pasaron entre antojos y más antojos, solo que quien sufrió los malestares, como el vómito y el acidez, fui yo, ella comía y yo lo devolvía, eso fueron los primeros 4 a 5 meses, nuestros bebés dos daban mucho, su barriga creció y tuvieron que hacer una cesaría, nuestros bebes nacieron fuertes, dos niñas preciosas, a cada una le pusimos el nombre de nuestras madre, Julieta y Rosaura.

Estoy feliz con mis tres mujeres, ahora puedo darle gracias a la bufanda gris simple, por darme la oportunidad de enredarme con esta bella mujer que me ha hecho el hombre más feliz del planeta.




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