Locura de amor

Capítulo 8

Ava

Me estiro en la cama como gata contracturada y mi mano se encuentra con algo firme y con pelos. Giro la cabeza abriendo los ojos y recuerdo que don espresso está durmiendo a mi lado. La noche anterior estuvo a punto de dormir en el piso y lo convencí para dormir a mi lado en la cama. No es como si lo fuera a violar. No es mala idea, pero soy muy joven y sexy para ir a prisión, aunque no creo que él ponga resistencia, en todo caso, no sería violación.

—No es buena idea que hagas eso, al menos que quieras que termine entre tus piernas. —exclama con voz adormilada deteniendo mi mano.

—No me di cuenta. —aparto la mano y bostezo.

No me importaría que terminara entre mis piernas, pero sería complicar la situación. Es mejor esperar a que regresemos del viaje para que eso suceda.

—Hay que levantarse y seguir viaje.

—¿Quieres relajarte un momento? —giro sobre mí misma en la cama—. La cama es cómoda y no soy una persona muy mañanera.

—Hoy lo serás—cierro los ojos y escucho que se levanta—. Me ducharé rápido, luego veremos lo del vehículo. Vic dijo que el motor necesitaba aceite y estaría como nuevo.

Ignoro lo que dice. No sé por qué tanto apuro en llegar a su pueblo. Dudo que sea para presumirme.

Me considero una mujer guapa y con buen cuerpo, sin embargo, no soy una diosa que un hombre como Elliot Martin pueda presumir.

Si estaba dispuesto a pagar por mí, podría haber contratado a una mujer en línea; hay muchas.

Abro los ojos, salgo de la cama y entro en el baño como si fuera la dueña y señora del lugar.

Él gira hacia mí, por desgracia no veo nada porque la cortina no lo permite. Ducha de la vieja escuela, nada de vidrios modernos.

Me siento en el inodoro y hago pis. La cortina se mueve y asoma la cabeza de Elliot.

—¿Qué haces?

—Pis, ¿qué otra cosa haría en el inodoro? Bueno, podría hacer más, pero no tengo ganas. Estás a salvo del popó.

—¿No puedes esperar a que termine de ducharme?

—Yo sí, mi vejiga no.

Él cierra la cortina de nuevo, yo termino con el inodoro, me lavo las manos y luego el rostro.

La cortina vuelve a abrirse y Elliot sale con una toalla envuelta en su cintura.

Es un hombre guapo, es alto y delgado con el cuerpo tonificado. Suelo preferir a los hombres musculosos y grandotes, pero mi novio falso tiene algo diferente que lo hace atractivo.

Tal vez sea que es respetuoso a lo vieja escuela o tiene algo de misterio que capta mi atención. Amo resolver misterios.

—¿Me quito la toalla para inspeccionarme mejor?

Giro hacia él.

—Si quieres. Debo advertirte que no me impresiono fácilmente—me cruzo de brazos—. ¿Por qué no contraste una novia por internet? Hay muchas mujeres que se ofrecen a cambio de dinero y que no te harían drama con la cuestión del amor y del matrimonio. No todas entran en eso.

—Lo consideré. Mi socio y amigo mencionó que correría el riesgo que alguien la reconocería como novia de internet y quedaría en vergüenza. Yo dudé que eso llegara a pasar, mas no quise correr el riesgo.

—¿Me consideraste el día que me lo propusiste?

Apoya la mano en el lavamanos.

—Sí. Estaba pensando donde conseguir una novia falsa en el mismo momento que te escuché hablar con el anciano sobre el matrimonio y me dije: ¿por qué no? Y fui a hablar contigo.

—¿Nunca pensaste en salir conmigo de verdad? ¿Invitarme a una cita?

—No eres el tipo de mujer al que estoy acostumbrado.

—Y por eso soy perfecta para el papel de novia.

—Exacto.

—Genial. Ahora sal que me daré una ducha.

Él hace lo que le pido, cierra la puerta y suelto un suspiro.

No debería importarme que no me considere su tipo y nunca pensó en invitarme a salir. De seguro está acostumbrado a mujeres rubias con cuerpos de gimnasio y operados que se mueren de hambre, mujeres superficiales y sin cerebro que sufren si se rompen una uña.

Abro la ducha olvidándome de eso y recuerdo que no traje ropa interior limpia. Me meto a la ducha, cuando termino me envuelvo con la toalla y salgo a la habitación, la cual está despejada. Asumo que Elliot fue a ver lo del vehículo.

Me pongo crema, me visto y guardo todo en la maleta. La de Elliot no está, de seguro bajó con ella.

Me aseguro de no olvidar nada en la habitación y bajo a la recepción, donde la señora amable de la noche anterior me recibe con una sonrisa. Creo que se llama Violet o el nombre de alguna flor era.

—Buenos días, espero hayan descansado muy bien. Puedes dejar la maleta aquí con la de tu novio y servirte el desayuno. Él dijo que iría a buscar al vehículo y comenzarás sin él.

Me encojo de hombros y la sigo hasta el comedor, donde encuentro a una pareja adulta sirviéndose café y a un hombre de más o menos de mi edad.




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