Londres tiene sus propias estrellas

Capítulo 30 | Raven

¿Qué significa que el corazón haya estado en total paz mientras hablábamos pero en cuanto él puso su mano en mi cabeza o mi frente terminó besada por sus labios, casi se me sale? Ese órgano traicionero me dió un jalón, me casi terminó de dar un infarto cuando entonces… mi mente pensó en esas muchas cosas.

¿Qué me pasa?

—Hermana… —me llama Ran, quién se acerca a pocos segundos de que él se aleje. Viene caminando con gracia y rapidez, se sienta en la mesa y termina por tomarme de las manos. 

—Ran… hey —intento sonreír en pos de normalizar mi ritmo cardíaco —¿Bajaste?

—Es que no te veía. ¿Estás bien? ¿Tienes fiebre? —pregunta muy preocupada —¿Te sientes mal?

Este lugar del hotel está repleto de personas que se centran en sus propios asuntos. Entre todos ellos, pues hay un chico rubio que me ha dejado sola en esta mesa, entonces, varias de esas personas, en vez de estar en sus asuntos, pues me miran; me miran porque soy la chica que se quedó sola en una mesa, justo en el centro de todo el mundo.

—No, no. Estoy bien. Salí a hacerle una llamada a mi madre y de ahí entonces me encontré… con un amigo.

—Te ves roja, ¿Estás sonrojada? —mierda, me he sonrojado frente a Mitchell —¿Este chico es… ese chico, del que hablamos? —me pregunta Ran.

—No, es solo un compañero de universidad.

Entre mi vida universitaria, que no ha tenido sentido desde que inició; mi vida amorosa, que no tiene ni pies ni cabeza; mi vida familiar, que se ha revolucionado con la existencia de Ran… Siento que el sonrojo provocado por Mitchell es solo la cereza del pastel.

—¿Y por qué estás tan sonrojada?

—Estoy bien —digo rápido. Dejo dinero extra para propina y me levanto. Camino hasta el ascensor.

Mis tacones tambalean un poco por la manera en la que camino y me controlo, porque Mitchell ya no sigue cerca y además, con mi nerviosismo romperé este par de Jimmy Choo y… no gracias.

—Yo no quiero pensar en que me ocultes cosas, y a la vez sé que tienes cosas privadas, en serio, pero… ese chico es importante. ¿Es…?

—¿Mitchell? —Recuerdo que él dijo que Ran era una conocida —¡No me digas que él es tu prometido, Ran!

Mierda, mierda.

—No… —responde apresurada por aclarar el malentendido —, pero es su amigo.

—Tu prometido es uno de los amigos de Mitchell, excelente, bien…

Eso suena mejor, creo.

Subimos en el ascensor. ¿Por qué me iría a importar eso en primer lugar?vMe quedo con los ojos cerrados un rato mientras el ascensor sube a nuestro piso, mi silencio se esparce y Ran lo respeta. 

—¿No tienes amigas? —ella niega —¿Solo a tu prometido? —asiente —¿Qué harás este fin de semana?

—Quedarme en el hotel —responde.

—¿Qué has pensado sobre ir a la playa conmigo?

—No tengo ropa de baño.

—Te prestaré algo, creo que te serviría mis cosas. No te preocupes de eso.

—Hablaré con mi madre —dice emocionada.

Se retira a eso y me recuerda que ella tiene diecisiete, es una niña. Algunas veces actúa de manera tan madura que Ran me sorprende mucho que sea mi hermana menor.

—¿Has estado faltando a la universidad hoy?

—Sí —confirmo con pesadez, mientras ella espera en la línea a que su madre responda.

—No es bueno eso.

—Estoy considerando retirar todas las materias, e iniciar el siguiente semestre, cuando me sienta mejor.

—Eso está bien, lo que se te haga mejor. Tu sueño estará ahí cuando regreses.

—La comunicación no es mi sueño —murmuro.

—¿No?

—O sea, lo fue, cuando tenía ocho —explico.

—¿Y ahora qué te gusta?

—Honestamente nada.

—Debe haber algo…

—Me gusta… la moda, pero es más una afición —murmuro.

—Mi madre tiene un atelier en la ciudad… Podrías intentar ahí, y quizás ver. Si te mantienes donde no eres feliz te harás el ser más miserable y no solo aplica a relaciones, también lugares y carreras.

—Siempre soñé con entrar a la universidad de Londres, pero no es tan… como lo imaginé.

—Nada es como uno lo imagina, Raven, por eso lo imaginamos. Pero… puedes encontrar cosas acercadas.

—¿El atelier de tu madre me aceptaría…? —pregunto.

—Hablaré de eso también con ella —responde con una sonrisa.

Amo como Ran es tan honesta, pero complaciente. Es decir, no puede decirme que sí, porque su madre es la dueña, no ella y tampoco quiere decir que no, entonces… busca la manera de hacerlo sentir.

—¿Te gusta Mitchell Radcliff?

—No… No.

—Qué bien…

—¿Por qué?

—Mitchell jamás ha tenido una novia.

—¿No?

—Mi prometido y él son amigos, dijo que Mitch jamás ha tenido. Sería iniciar de cero con él… —dice, jamás le han enseñado como tratar a una mujer en una relación… Que peligro —, ahora que lo dije, ¡Suena hasta romántico! Retiro lo dicho, Mitch es como un niño en el amor, entonces. Sería como… educarlo para las mujeres por una mujer, sabría como hacer las cosas. Sería…

—Escrito por una mujer —digo con una sonrisa en el rostro. Mientras le abro la puerta a quién comienza a tocar.

+

—No, mamá. Ya te dije, todo ha estado saliendo bien.

—¿Ya conociste a Raysa? —siento a mi madre sulfurarse —, ¿Cierto?

—Sí, tía Raysa.

—¡Tía Raysa! —grita —Esa mujer me hizo la vida cuadritos cuando rompí mi compromiso con su hermano, ¿Tienes idea de lo estúpido que suena que la llames tía?

—Sí, tienes razón.

—Estoy en el lobby del hotel, ¿Dónde estás? ¿En qué habitación?

—Mamá… 

Me corta la llamada cuando ve que no le diré.

Mierda.

—Raysa, debes irte —digo rápido.

—¿Qué? Pero acabo de llegar… 

—¡Mamá está en el lobby!

—¿¡Sara está aquí?! —grita y comienza a recoger sus cosas rápido. Es inteligente. ¿Qué le habrá hecho a mi madre en su juventud que ahora está en esta posición? 




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