Los Brazos de Morfeo.

08.

Noah:

Freya se ha marchado con Morfeo a buscar el cuerpo de Baldr, quiere darle una sepultura tradicional como debe ser en su religión; Vincent sigue recostado y Apolo intenta limpiar el desastre que es su apartamento, los cuerpos de los guardias se desvanecieron luego de unos minutos de su muerte, dejando sus armaduras vacías. Pero el agujero en la sala de estar no se desvaneció.

—Sigo sin entender porqué está con ellos, ¡los suyos asesinaron a todos!, ¡no solo a su padre, a Emeraude también! —exclama Sacha y yo subo el volumen de los auriculares al máximo.

No quiero escucharlo. Hace una hora que intenta convencerme de que me vaya, pero no quiero...

Él es todo lo que me queda, pero no puedo irme. Es decir, no puedo evitar sentirme incómoda hacia la idea, Morfeo salvó mi vida. Y tiene razón, Zeus destruirá el mundo a éste paso... No puedo dejar que suceda.

La música que suena en mis oídos ni siquiera sé qué es. Simplemente me pasé música desde el celular de Morfeo. Reconozco algunas de Queen, pero las otras no.

Aunque admito que me gustan, la voz del cantante me parece atrayente. Las letras profundas, me gusta.

«Debo preguntarle qué banda es.»

—¿Siquiera me escucha? —espeta Sacha quitándome un auricular.

—Sach, ya no estamos en la casa de mi padre, deja de tratarme de "usted", por favor —Ruedo los ojos—. No me iré de aquí. No voy a dejarlos.

—¿Por qué?, ¿por qué no me dejas protegerte?, Crysanthe, yo quiero lo mejor para ti, quiero defenderla; no puedo dejar que algo le pase porque tú eres lo único que queda y por ende eres mi vida. —dice mirándome a los ojos y siento que mi corazón se encoge.

—Eres libre —pronuncio tocando su mano—, eres libre de irte, como sucesora de Gabriel, te libero de tu contrato; puedes irte si quieres, Sacha.

Duda por unos segundos.

—No. No me iré, no puedes impedirme proteger a lo único que queda del linaje, Noah. Sabes... Sabes que no habrá nada más después de ti.

—Lo sé... —murmuro.

Cuando me dijeron que era estéril, no quería creerlo, es decir, yo tenía el sueño de cualquier niña, tener una familia, poder tener a mis hijos y llenarlos de amor al igual que mis padres me amaron.

Pero el producto de la mezcla de dos especies así no puede ser fértil.

No lo soy. 
Y por eso el linaje de Gabriel muere conmigo.

—Si quieres quedarte conmigo puedes hacerlo, pero no me pidas que me vaya contigo porque no lo haré. —digo volviéndome a poner el auricular.

Él rueda los ojos y se levanta, rendido. Me escruta con la mirada y alza una castaña ceja.

—¿Qué? —espeto sacándome de nuevo el auricular.

—¿No me dirás cómo es que sigues viva?, Creí que habías muerto en el ataque, el rayo iba dirigido hacia ti...

—Thor lo bloqueó con su martillo y me secuestraron, no sé porque no me asesinaron en ese momento, supongo que para divertirse conmigo... —Y mierda que lo hicieron...

—¿Te violaron?

«Qué directo...»

No quiero responder y cuando Morfeo entra por la puerta, creo que nunca estuve más feliz de verlo.

—Freya nos alcanzará luego, estará unos días de luto... —informa y su mirada se fija en Sacha—, ¿sigues aquí?

—No pienso dejar a Crysanthe.

—Que persistente —comenta el Dios y me mira unos segundos antes de asomarse por la habitación de Apolo—. Recoge todo lo que necesites, nos vamos ahora. —oigo que dice y mis ojos se dirigen a la mochila que aún yace en una esquina de la sala.

—¿Iremos con mi hermana? —pregunta el Dios de la luz.

—Sí, necesito que arregle lo que pasa con Vincent, si quiere acompañarnos, bien, sino que se pudra —espeta con dureza y se dirige a mi—. Necesito hablar contigo un momento.

—¿Sobre qué? —pregunto quitándome el auricular, la música me abandona y suspiro.

—Solo ven —rueda los ojos y me toma de la mano para llevarme fuera del apartamento y cierra la puerta tras de si, dejándonos en el vacío pasillo.

—¿Qué quieres? —pregunto cruzándome de brazos.

—Sé que tienes el autoestima por el piso, así que debo advertirte que diga lo que diga Artemisa, no te lo tomes personal, ella... Es bastante brava.

Desvío la mirada.

—¿En qué sentido?

—Repudia a las mujeres que no son vírgenes, ella... Ella no las soporta, pero supongo que no lo tendrá en cuenta contigo; aún así es una mujer que se ofende muy fácilmente.

«Dudo que la mujer ésta pueda saber si soy virgen o no.»

—A ver si entendí, ¿esa enferma no soporta a las que no son vírgenes porque...?

—Ella es así, le pidió a Zeus tener su virginidad eternamente, ¿entiendes? —dice—. Está obsesionada con el tema, pero necesito su ayuda.

—Bien...

Su mano toma la mía en la que tengo el celular y se fija la canción que estaba escuchando.

—Las pasaste de mi celular, ¿verdad? —pregunta con una sonrisa socarrona.

—Sí.

—Arctic Monkeys, ¿te gustan?

—No los conocía hasta que escuché esa canción, pero me gustaron bastante.

—¿No pasaste alguna de The Fray? —pregunta.

—Creo que sí —musito mirando mientras él pasa las canciones guardadas en mi celular.

—Mmmmh, ponte los auriculares —dice mirándome con sus ojos azules, hago lo que dice y la música inunda mis oídos—. Ésta es una de mis favoritas, es de Twenty One Pilots.

Sonríe de lado unos segundos, pero entonces su sonrisa se desvanece. 
Frunzo el ceño.

—Debo hacer algo —dice y se va caminando hacia las escaleras.

«¿A dónde va?»

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—Tranquila, relájate y trata de no tomarte en serio lo que ella diga —dice Apolo reposando su mano en mi hombro.

Es fácil decirlo.

Un escalofrío terrible me envuelve y el nudo en la boca de mi estómago compuesto por el nerviosismo se apretuja aún más. Mis manos sudan, me pone nerviosa el hecho de que esa mujer pueda descubrir de alguna manera lo que sucedió conmigo.




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