Los Brazos de Morfeo.

14.

Noah:

Mis ojos van de un lado al otro, mientras corro por mi casa. Siento que me persiguen, que me observan.

El lugar está oscuro y oigo murmullos por todos lados.

—Noah —susurran voces a mi alrededor, mientras corro por un pasillo que parece ser eterno—, debe ser liberado...

Acelero el paso, mis pies descalzos comienzan a quemar por la rapidez con la que se estrellan contra la alfombra. Mis oídos pitan y me atrevo a mirar hacia atrás, para encontrarme con la más pura oscuridad. Las puertas a mi alrededor están cerradas con llave, puedo identificar que es mi antigua casa por el papel tapiz y las fotos de mi infancia en las paredes.

—¡Debes liberarlo! —sisean las voces.

—¡¿Qué cosa?! —exclamo girándome y entonces, choco contra algo que me arroja al suelo, levanto la vista y me encuentro con el rostro de mi prima.

Su mirada está perdida en algún punto de la oscuridad a mis espaldas, sus ojos están blancos como los de un ciego y sus manos tiemblan.

—Tienes algo que no es tuyo, devuélvelo —me espeta sin mirarme, me pongo de pié rápidamente.

—¿Emeraude?

—¡Devuelve lo que no es tuyo! —Me grita fijando sus ojos en mi y sus manos se aferran a mis hombros, clavando sus largas uñas en mi carne, pego un grito y me retuerzo intentando liberarme.

El dolor se apodera de mi cuerpo entero, obligandome a abrir los ojos; un grito se desgarra en mi garganta, pero apenas si puedo moverme mientras siento como si me quemara viva.

—Oh, por Odín... —Oigo a Freya desde la cama junto a la mía y me encuentro mirando sus ojos—. ¡¿Qué te pasa, Noah?!, ¿Qué...?, ¿qué son éstas marcas?

Palabras en un idioma que no conozco destacan de forma luminosa sobre mi piel mientras la sensación de arder no se desvanece; las lágrimas queman en mis ojos y las dejo ir.

Freya toma mi rostro con sus manos, completamente desesperada, veo que sus labios se mueven, pero lo que dice suena como un murmullo distante e ininteligible.

Mi espalda se arquea y quisiera gritar hasta que mis cuerdas vocales colapsen por el intenso dolor que se dispara en la zona. Me siento como la chica poseída de las películas...

Entonces Freya es reemplazada por unos ojos grises y una mirada aún más preocupada.
Sacha pone su mano en mi pecho, una luz blanca se desprende de ésta mientras él dice cosas que no puedo comprender.

Las marcas desaparecen de mi piel y el dolor cesa de manera automática, mi cabeza se entierra en la almohada con alivio, aunque eso no evita el temblor nervioso en mis manos mientras vuelvo a incorporarme sobre el colchón.

—¿Q-Qué fue eso? —pregunto con un hilo de voz, pero antes de siquiera respirar, Sacha ya me tiene entre sus brazos tan fuerte que me lastima.

—¡¿Tienes alguna idea de lo preocupado que estaba?!, ¡mierda, Noah!, ¡ese lunático te llevó de la nada!, ¡y en medio de un ataque de pánico! —exclama separándose de mi lo suficiente para mirarme a los ojos—. Al fin te encuentro y en medio de semejante ataque... Noah, ¿pasó algo que deba saber?

Trago duro y mi vista se desvía hacia Freya, en una esquina de la habitación, mordiendo sus uñas.

—I-Iré a... A tomar algo de aire —dice cuando descifra mi mirada, necesito que nos deje solos.

Cuando al fin se va, articulo: —Nale mencionó algo del Espíritu Santo... cuando lo curé de unas heridas algo graves que tenía...

—¿Nale? —Abre los ojos como platos.

—Un ángel, Sacha —Sonrío con esperanza—, aún hay un ángel vivo...

—Nale Cansiel...

—Sí —asiento—, ¿era amigo de mi padre o algo así?, Me suena tan conocido...

Sacha me mira como si no pudiera creer lo que está escuchando.

—¿Cómo no lo recuerdas? —exclama—, era la pareja de Emeraude, tonta.

—¿Eh? —exclamo confundida.

Ni siquiera la menciones... —Una voz se cola en mis oídos desde la oscuridad del otro lado de la habitación.

Junto a la ventana de la habitación del motel en donde decidimos hospedarnos ésta noche, se encuentra el ángel cruzado de brazos. A pesar de la poca iluminación, puedo distinguir sus ojos azules cristalinos y su labio inferior tiembla ligeramente.

Soy un inútil... —masculla—. No... No pude hacer nada y e-ellos...

Camino hacia él y lo abrazo, sus piernas ceden y ambos nos arrodillamos en el suelo, entierra su cabeza en mi pecho y llora desconsoladamente.

—Está bien... Tranquilo, Nale —Le susurro mientras acaricio su espalda y su nuca.

—Ésa idiota siempre quería salvar a todos... —solloza—. Y yo dejé que me salve como un estúpido, te-tendría que haberlos dejado matarme...

—No digas eso —dice Sacha acercándose—. No podías evitar los rayos de Zeus, casi nadie pudo...

—Ella no murió por un rayo —dice separándose de mi para mirar al guardián—, fue asesinada por Thor.

—¿Cómo? —frunzo el ceño.

¿Thor?, ¿el mismo que impidió mi muerte?, ¿el mismo rubio idiota que se esforzaba en ser amable?

Los recuerdos de los últimos tres años pasan frente a mis ojos con rapidez, mostrando a Thor y su extraña amabilidad. ¿Lo habría hecho porque se sentía culpable?, ¿es eso posible?

No importa, lo que sí importa es que haré lo posible por acabar con él.

=====

—Entonces, ¿dices que heredó directamente el poder de su padre? —pregunta Sacha pensativo—, es fascinante...

—No puedo creer que eso realmente exista, creí que era un mito —musito cruzándome de brazos.

—Se supone que lo es, pero eso fue lo que Gabriel les hizo creer a todos —explica Nale—, el Espíritu Santo es la forma de energía más pura que puede haber, vino directo de Dios y finalmente se le fue otorgada a Gabriel por ser su fiel mensajero. Para evitar problemas de envidiosos, lo disfrazó como un mito. Aparentemente terminaste heredando ese poder.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.