Los Brazos de Morfeo.

16.

Morfeo:

Hace horas que estoy caído en este callejón, decidí salir a tomar aire para ver si el malestar se me pasaba, pero tan solo empeoró, mis piernas cedieron y caí.

Mi cabeza es un torbellino de dolor y tortuosos pensamientos. Dejé a la Nefilim durmiendo y simplemente salí, creyendo que sería capaz de volver.

Pero apenas mis manos responden, mi cuerpo parece estar completamente dormido y no sé qué hacer. No puedo llamar a nadie, no me ve nadie porque estoy tras un contenedor de basura y no comprendo éste malestar tan asqueroso.

El sol comienza a asomarse, bañando en su luz la ciudad.

«Mierda...»

Es de día y sigo aquí, los demás van a preocuparse.

—Vaya, vaya —Una petulante voz conocida inunda mis oídos y el perrito guardián aparece en mi campo de visión—. ¿Qué tanto te drogaste ésta vez?

—No... Es eso... —Logro decir antes de que la asquerosa tos vuelva a tomar control de mi cuerpo, la sangre se escurre de mis labios para quedar en mi mentón y veo como su expresión cambia—. Llama a Hades...

Mis párpados pesan como plomo y no puedo evitar que se cierren, llenando mi vista de oscuridad y las palabras de Sacha deshaciéndose en la nada del silencio.

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Hades:

—Realmente eres la Madre Maravilla —digo mirándola a sus ojos tan claros que da impresión verlos.

Skadi se encuentra sentada en el suelo, junto a la cama de Jasper, quién está dormido desde hace horas. Sigue alerta y puedo percibirlo perfectamente a través de cada uno de sus gestos y músculos. A pesar de que le dije una y mil veces que no los lastimaría, sigue sin confiar en mi.

Podré ser muchas cosas, pero no asesino niños.

—¿Por qué no te esfumas? —espeta con cansancio, veo flaquear su resistencia mientras un bostezo se le escapa—. Sigo sin entender por qué diablos sigues aquí.

—Porque no tengo un mejor lugar al que ir —musito y es cierto—. Y hasta ahora encontré tu compañía... Agradable.

—Que tierno de tu parte —Rueda los ojos—. Lárgate.

—Y dime, ¿nunca se te ocurrió que el humano tendría que saber lo de Jasper? —pregunto para entablar una conversación más interesante.

Ella aprieta los puños, como si quisiera matarme por formular esa pregunta.

—Él tiene una vida. La vida humana es corta, es mejor dejarlos vivir felices que atarlos por egoísmo —dice fijando su vista en la mía—. Jasper...

—Tú misma lo dijiste, Skadi, la vida humana es corta y tu hijo es parte humano.

—Jasper comerá de la Manzana de Idun, será inmortal y permanecerá conmigo. —explica cruzándose de brazos—. Estará mejor.

—No podrás ocultarlo de Odín por siempre, Heladito —mascullo—, te conviene traerlo con nosotros...

—Él estará a salvo aquí, lo estuvo por cinco años.

—Nada es para siempre, sabes que Zeus no tiene piedad.

—Lo sé; pero un viaje con ustedes para ir a una misión suicida con mi hijo, es algo que no está en mis planes. —espeta bostezando otra vez.

Está que se cae de cansancio.

Me quedo callado, sin quitarle los ojos de encima, quiero ver si se queda dormida.

Luego de media hora, lo hace. Sonrío de lado y cuando me levanto para ir por ella, mi celular comienza a sonar.

—¿Hola? —respondo sin mucho entusiasmo y muerdo el arito izquierdo en mi labio.

—¡Hades!, ¡debes volver al motel pronto! —exclama Apolo completamente alarmado, ruedo los ojos.

—¿Y ahora qué?

Morfeo está inconsciente.

—Eso es imposible, él no puede perder la consciencia, nunca.

¡Lo encontraron en un callejón!, T-Tiene marcas negras por todo su torso... Algo anda mal. Además lo único que dijo fue que te llamemos...

Comienzo a alarmarme, abro un portal en la pared de la habitación y al atravesarlo, aparezco en la habitación del motel.

Todos están aquí, Noah, Apolo, Freya, el ángel y ese Sacha. Al verme, las chicas corren hacia mi como si fuera Justin Bieber.

—¡Hades!, ¡debes hacer algo! —exclama Noah—, esto... Él no...

—¡Ayúdalo! —exige Freya tirando de mi chaqueta.

—Ya, ya, chicas, el tío Hades verá cómo salvar al Bello Durmiente, por enésima vez... —digo alejándolas suavemente.

Intento verme calmado, a pesar de que realmente estoy preocupado. Se supone que él no puede desmayarse. Algo realmente grave debe estar pasándole...

Veo las marcas en su torso y frunzo el ceño, no sé qué diablos es esto.
Y en mi larga vida he visto muchas cosas, pero nunca algo así.

—¿Quién lo encontró? —pregunto sin mirar a nadie, mi vista está pegada a las marcas sobre la piel de Morfeo.

—Yo —dice Sacha acercándose.

—¿Cómo estaba cuando lo encontraste? —pregunto mirándolo a sus ojos grises.

—Creí que estaba drogado, tosió sangre y quedó inconsciente, fue bastante rápido todo —Se rasca la nuca, algo incómodo.

No sé qué hacer.

Estoy por decir algo, cuando mi amigo reacciona, se sienta en la cama, tosiendo un poco y nos mira con sus ojos azules, ligeramente confundido.

—¿Qué pasó? —murmura dirigiendo su vista directo hacia la Nefilim.

—Te desmayaste, Morfeo, ¿cómo te sientes? —pregunta Apolo acercándose a él, su cabello rubio está más despeinado que nunca, es obvio que se levantó de golpe.

—¿Desmayarme? —exclama mi amigo confundido.

—Sacha te encontró en el callejón y te trajo aquí —explica Noah.

—¿Él? —exclama como si fuese algo ridículo.

—Sí, él —masculla el ángel.

El guardián y el Dios se miran con recelo, pero ninguno dice nada.

—¿Tienes alguna idea de lo que te pasó, Morfeo? —pregunto.

—No —dice y desvía la mirada hacia sus manos un segundo.

Lo conozco.

«Miente.»

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Noah:

—Éste es el plan —Nos dice Morfeo mientras juguetea con su celular—, Susanowo, un Dios japonés, hará una reunión en su casa para que se hable del tema de Zeus, algunos dioses que podrían servirnos irán, además de que es una buena oportunidad para decirles lo que planeamos.




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