Los Brazos de Morfeo.

26.

Hades:
 

—¡¿Quieres tirar esa cosa?!, Dejarás el olor en mi ropa —chilla Perséfone a mi lado—. ¿Desde cuando fumas? —espeta con repulsión.


He soportado sus idioteces durante tres días, mientras le repetí una y otra vez que estaba preocupado por Morfeo y necesitaba silencio para soportar todo ésto.

Pero no le importa.

Nunca le importó una mierda de lo que le decía y ahora me molesta más que nunca.

—Desde que me dejaste tirado como un perro, ¿por qué?, ¿tienes algún problema? —espeto y le doy una profunda calada al cigarro de marihuana entre mis dedos, solo para tirar todo el humo sobre ella.

—¡¿Qué haces?! —exclama levantándose del sofá en el que estamos sentados—. ¿Qué si tengo un problema?, ¡claro que lo tengo!, ¿Por qué caíste tan bajo, Hades?

—¿Yo caí bajo? —bufo fijando mis ojos en los suyos—, Tú te fuiste sin decir nada, ¡¿tienes idea de lo preocupado que estuve por ti?!, ¡Te he dicho lo que pasó con mi mejor amigo y no te importa una mierda, Perséfone!

—¡Yo solo buscaba lo mejor para ti! —exclama con lágrimas en los ojos—, Estaba buscando una manera de deshacernos de esa oscuridad que el Inframundo impregna en ti, Hades, he buscado por todos lados una forma de hacerte sentir mejor...

Sus palabras me toman por sorpresa y la incredulidad toma control de mi mente, niego con la cabeza mientras me levanto para encararla mejor.

—Por favor, como si yo te importara lo suficiente...

—Yo te importo, ¿verdad?, Sino no habrías ido a buscarme apenas te llamé. —ataca cruzándose de brazos.

Ruedo los ojos.

—¿Cómo puede ser que seas tan egoísta?, No estoy para que me montes una escena —digo caminando hacia la puerta de la sala de estar en la que estamos, aún en la mansión de Susanowo—. Como te dije antes, mi mejor amigo está en peligro de muerte, ¡no ha despertado durante tres días!, Y la Nefilim que es la clave de todo esto, tampoco lo ha hecho. Ahora, si no vas a apoyarme, te sugiero que te quedes aquí y me dejes solo. —Estoy por irme, cuando me toma del brazo, me giro para mirarla a sus intensos ojos celestes y sus labios carnosos.

—¿Por qué no me crees?, ¿es tan difícil entender que quise ayudarte?

—¿Sin decírmelo?

—¡No me habrías dejado ir! —exclama—. Nunca me dejabas salir del Inframundo, ¿tienes idea de lo duro que era eso?, ¡Oh, cierto que no!, Deberías reconsiderar quién es el verdadero egoísta aquí.

—No te creo. —mascullo y salgo de la habitación.

Nadie entiende lo que sucedió entre Morfeo y Noah, la Nefilim había perdido el control otra vez y, literalmente, mandó a volar a todos. Causó un desastre en Japón que se tardará años en recomponerse. Se perdieron muchas vidas de inocentes, se puso el foco en nosotros, porque bien, ahora que los humanos nos han visto y lo que somos capaces de hacer, querrán descubrir qué somos y qué queremos.

Hemos cometido un error fatal. Revelamos nuestra existencia física a los humanos, y ahora no habrá forma de ir por las calles tranquilos.

Tsukoyomi, Loki, Nale, Santiago y Sacha terminaron bastante heridos luego del ataque, Apolo y yo fuimos a buscarlos cuando todos en la mansión pudieron sentir temblar el suelo y la fuerte energía a un kilómetro de la casa.

Nos encontramos con una escena terrible, autos regados por todos lados, policías muertos, escombros enormes de edificios por toda la calle, y los gritos de la gente. Los helicópteros estaban en el cielo, seguramente grabando todo.

Finalmente los encontramos tirados por la calle, más que lastimados, y a Noah y Morfeo inconscientes. Todos los demás ya han sanado gracias a su capacidad de regeneración, pero ellos dos no lo han hecho, ni siquiera el tal Sacha sabe lo que sucedió, simplemente cayeron.

Y todos temen que no despierten, realmente tenemos el tiempo asfixiándonos, debemos comenzar a actuar, pero con los dos así, estamos estancados.

Vago por los pasillos, hasta que finalmente salgo a un balcón para seguir fumando en paz, lo necesito. Necesito calmarme, no puedo parar de sentirme impotente ante todo lo que ha sucedido. Todos ellos tuvieron que ir a pelear, mientras que yo no pude hacer nada por el grillete de Zeus. Esa mierda que nos impide tener poder en el mundo humano, claro que él no lo tiene.

Si tan solo pudiera utilizar mis poderes...

Fijo mi vista en la luna llena del cielo y suspiro, ninguno de nosotros esperaba tal desastre en éste lugar, que tantas vidas inocentes se perdieran y pusieran los rostros de todos los presentes en el ataque en las noticias. Ahora los buscan.

Y eso es un problema bastante grande.

—¿Fumando marihuana para liberar tensiones? —dice Skadi apoyándose en el barandal del balcón.

Sus ojos se fijan en algún punto de la ciudad realmente hermosa que tenemos frente a nosotros y yo dedico unos segundos a observarla bien. Trae unos jeans azules y una camiseta con un símbolo que no conozco. No me sorprende que esté vestida así cuando hace bastante frío, porque bueno, es la Diosa del invierno.

—¿Quieres? —pregunto sin mirarla.

—Nunca la probé antes —comenta aceptando el cigarro.

—Hazlo despacio, es posible que te sientas algo mareada luego de la primer calada —explico fijando mi vista en la calle que se extiende a varios metros de nosotros.

Aún siguen yendo ambulancias y camiones de bomberos hacia el lugar del ataque, buscan gente que haya quedado atrapada entre los escombros.

—Woh... —murmura Skadi exhalando el humo, me devuelve el cigarro y me mira—. El mareo es fuerte.

Una sonrisa leve se desliza por mis labios y me acerco un poco más a ella.

—Ya se pasará, ¿y Copito?

—En un lugar seguro.

—Deja de enviar al pobre niño a esos moteles baratos y espantosos, ¿qué te hace pensar que aquí no estará a salvo?

Ella desvía la mirada.

—No quiero arrastrar a Jasper a una guerra como ésta —dice.




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