Los Brazos de Morfeo.

32.

Skadi:

—¿Sigues enfadada? —pregunta Loki apareciendo de la nada en la habitación, desvío la mirada hacia mis manos y suspiro.

—¿Tú cómo estarías si te encerraran así?, Necesito ver a mi hijo y ese infeliz no me lo permite. Me tiene encerrada como un perro... ¿quién diablos cree que es?

—Zeus, el Dios de los dioses griegos, Skadi, y si no nos cuidamos perderemos nosotros. Deberías ser más paciente.

Suelto una risa cínica.

—No es tu hijo el que está en una sucia celda, rodeado de gente que no conoce, completamente asustado —espeto—. Sabía que Jasper sería poderoso, pero no creí que sería capaz de semejante poder, no tengo duda en que Zeus efectivamente lo usará en esa guerra absurda.

—Odín está maravillado con esto, es como si... Estuviera hipnotizado. —masculla sentándose en la cama, a mi lado—. ¿Crees que esto me gusta?

—Oh, vamos, Loki, deja de mentirte, lo único que quieres es el besito de buenas noches de un hombre que ya ni siquiera te dirige una mirada, no intentes quedar como el bueno en todo esto, ambos sabemos que ninguno de los dos es o será el bueno de ésta historia —digo mirándolo a los ojos—. Ya tienes a Idun, pero yo no tengo a mi hijo, y si doy un maldito paso en falso, lo matarán sin dudarlo.

—Empezaba a agradarme estar con el grupo de Morfeo.

—Empezaba a agradarte estar cerca del guardián, que es diferente. —Sonrío de lado—. Sé que lo observabas, desde el primer momento en el que lo viste te llamó la atención.

—¿Y?, No es de tu incumbencia. Tú tenías los ojos sobre Hades.

—Jamás de ésa forma y lo sabes, fue amable conmigo, demasiado, tal vez. Es ingenuo y ahora... Tal vez ni siquiera esté vivo. Tampoco es como si lo conociera lo suficiente, es un Dios griego y uno rebelde, ¿qué habría salido si se hubiera enredado conmigo, eh?

—Dudo que Morfeo deje morir a Hades, es decir, es su mejor amigo y una pieza muy importante de su jueguito —Se encoge de hombros—. ¿Crees que tendrán las agallas para venir por la Nefilim?

—No lo sé, supongo que sí. Esa chica... Es muy poderosa, un potencial peligro para Zeus, me sorprende que aún no la haya asesinado.

—Es alguien que disfruta haciendo sufrir a los demás, se divertirá todo lo que pueda con ella, pero su destino está sellado —dice levantándose.

—¿A dónde vas?

—Zeus ha organizado una especie de cena para ésta noche, todos los dioses y guerreros que estén de su lado asistirán y debo atender unos asuntos antes de poder prepararme.

—¿Hablas de andar persiguiendo a Eros? —Rio y él me fulmina con la mirada.

—Supongo que deberás asistir también, así que te sugiero que te prepares, será una velada tensa.

Dicho ésto, se marcha de la habitación, dejándome encerrada nuevamente en mis aposentos.

========

Noah:

— ¡No me toquen! —chillo nuevamente mientras las ninfas me meten dentro de una tina y luchan por asearme, pero hago lo posible para alejarlas.

Me han golpeado, rasguñado, gritado e insultado, pero sigo resistiéndome. Calipso parece divertida ante esto, dado que la sonrisa pastosa no se despega de su boca.

—Ésto no está funcionando, Calipso —espeta una de las mujeres—. Así no se puede.

— ¿Por qué eres tan estúpida, Nefilim?, ¿Es que no te das cuenta de que vamos a hacerte lo que queramos de todas formas? —dice la castaña tomándome por mi mentón para que la mire a los ojos, le sostengo la mirada unos segundos y le escupo en la cara.

—Inténtalo, vamos, desquitate conmigo, sucia perra barata —La furia trepa sobre mi y la dejo salir—, al fin y al cabo solo son los consoladores de Zeus, no son nada, y yo pronto tampoco lo seré, así que, ¡¿qué más da?!, No dejaré de luchar contra ustedes por mi cuerpo. No tienen derecho alguno sobre él y si digo que puedo bañarme sola, es porque puedo hacerlo.

Calipso me escucha, sin interrumpirme, asiente con una leve sonrisa y me toma del cuello con una fuerza que no me esperaba  de ella.

—¿Terminó tu ridículo discurso, Nefilim?, ¿acaso te sientes más capaz diciendo estupideces así?, Se nota que eres parte humana —bufa, pero sigue luciendo divertida con mis palabras—. Lo que digas de mi o de nosotras me importa poco y nada, cariño, ¿quieres luchar?, ¿quieres creer que puedes contra nosotros?, Inténtalo. Pero déjame decirte que perderás —dice, sus ojos oscuros parecen fuego—. Estoy segura de que a Zeus no le molestarán los moretones, siempre y cuando sean en lugares donde no se ven a simple vista —Y dicho ésto, estrella mi cabeza contra la tina.

Mi vista se llena de puntos negros, mientras el dolor se arraiga en mi sistema, siento como me vuelven a meter sin cuidado en el agua y al tenerme más controlada, las ninfas comienzan a lavarme. La impotencia me tortura.

—¿Acaso las lágrimas nunca se te acaban, Nefilim?, Ni Deméter llora por tanto tiempo —Se burla una de ellas mientras se encarga mi brazo izquierdo.

Cuando terminan, el mareo ya casi se ha ido, pero siento el intenso dolor del poderoso golpe. Logro atinarle una patada en el abdomen a una cuando intenta colocarme un traje dorado, pero a cambio recibo un golpe el triple de fuerte en mi costado, quitándome el aire.

Maldigo para mis adentros una y otra vez, mientras ruego porque todo ésto termine pronto, porque todo no sea más que una asquerosa pesadilla.

Me colocan un traje bastante provocador, compuesto por un sostén con múltiples piedras preciosas, unido a una falda mediante cadenas de oro y algunas de perlas, ésta es larga hasta el suelo y de los mismos tonos dorados, mi cabello es sujetado y decorado con piezas de oro y más perlas. Tienen que sujetarme la cabeza para que no me mueva mientras aplican color a mis labios, llenan mis manos de anillos, mientras que yo las miro perpleja e indignada.

¿Esclava pero decorada con oro?, ¿qué clase de absurdo juego es éste?




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