Los Brazos de Morfeo.

35.

Morfeo:

Irene abre los ojos lentamente, luce aturdida y muy adolorida. Apolo ha extraído sangre de una de sus heridas y cuando se la dimos a Hades, no funcionó.

No sé cómo sentirme sobre ésto, la decepción me golpea fuerte y siento ganas de gritar. Hipnos me dio hasta media noche, pero las esperanzas se han desvanecido.

Tuvimos que irnos a una casa en Tailandia, porque en Japón las cosas se complicaron, los policías encontraron la casa y entraron, Tsukoyomi no quería dañar más humanos, así que tuvieron que venir todos para acá. Los vídeos del ataque en internet ya han sido visto por casi todo el mundo. Esconder nuestra existencia ya es casi imposible.

—Si la sangre de Irene no sirve, significa que fue la saliva de Rain —dice Freya tocando mi hombro con preocupación—. Solo la sangre de la reina Elfa sería la cura de su saliva, no sirve cualquiera. Y el problema es que Rain está en el Olimpo.

—Morfeo —dice la Elfa intentando tomar mi mano,  tomo la suya rápidamente y me siento a su lado.

—Shh, todo estará bien, Irene —digo acariciando su cabello.

—F-Frey...

—Ya me encargué de ese idiota, no volverá a hacerte daño...

—Ellos planean algo grande, Morfeo —Logra decir mirándome con sus ojos naranja—. Debes cuidarte las espaldas... Su ejército...

—Tranquila, estaremos bien, Zeus tan solo espera a que termine con lo mío, le divierte verme recolectar gente, porque confía en que me ganará de todas formas, pero no pasará.

—Quiero pelear con ustedes —dice ella apretando mi mano—. Frey asesinó a mis hermanas... Nuestro rey es un sádico y Rain no respeta a los suyos...

—Está bien, ahora descansa —digo depositando un beso en su coronilla.

Freya se queda con Irene, mientras yo voy hacia la habitación de Hipnos. La encuentro finalmente en el baño, en la tina, con una capa de pétalos de rosa y espuma impidiendo observar su cuerpo por la transparencia del agua.

—Deberías tocar, Morfi —dice con su voz cantarina y me mira con una media sonrisa engreída.

—A ver si entendí, estamos escapando de humanos, preparando una guerra, intentando que Hades no muera, ¿y tú tomas un baño como si estuvieras en un spa?

—Yo no tengo nada que ver con ustedes, ¿qué decirte? —Se encoge de hombros—. Vamos, ¿no quieres compartir el baño conmigo?

—Eres insoportable —Ruedo los ojos—. Necesitamos la sangre de una Elfa que está en el Olimpo para salvar a Hades.

—Besar a Hades debe ser una experiencia salvaje —dice pensativa—, me gustará, lo presiento.

—Hipnos...

—¿Qué?, No me digas que Hades no es un fuego.

—No lo es —dice una voz neutra, las luces parpadean y Tánatos aparece junto a la tina—. Veo que estás más pálido, Morfeo, sin duda es debido a tu condición, te sugiero que descanses.

—¿Que descanse? —exclamo—. ¿Me pides que vaya a recostarme mientras mi amigo muere?

—Eres un dramático de primera, Morfi —Se burla Hipnos y se levanta de la bañera, tirando algunos pétalos al suelo, mientras que varios se pegan a su cuerpo mojado—. Deberías preocuparte por los amigos de la Nefilim —dice posando la mirada en algún punto tras de mí—, están amenazando a Apolo.

—¿Qué? —digo incrédulo.

—Bueno, sabes perfectamente que ellos no pueden ir solos al Olimpo, uno de nosotros debe abrirles la puerta —Se encoge de hombros—. Ay, Apolito, Apolito, que débil y suave eres. Creo que ni Eros es tan... Pasivo.

—No tengo ánimos de lidiar con ésta mierda —mascullo caminando hacia la puerta.

—Intenta no ser muy brusco con ellos, mis labios están resecos y hasta que no los humecte, no quiero besar a nadie.

Camino por el pasillo de la casa, que no es muy largo puesto que el lugar es pequeño, y entro en la habitación de Apolo. Me encuentro con una escena indignante, Santiago y Nale están amenazando a Apolo.

Menos mal que Sacha no se ha recuperado del todo aún, sino sería peor.

—No puedo llevarlos allá... —chilla el Dios intentando zafarse del agarre de Santiago, quien lo toma con mano firme y fuego en sus ojos.

—Van a matarla, nosotros estamos con ella, no con ustedes y si no están dispuestos a salvarla, nosotros lo haremos —espeta el rubio.

No pierdo más tiempo y me acerco para empujarlos lejos y pararme frente a Apolo.

—Realmente son unos idiotas —escupo mirándolos—. Deben parar con todo esto, entrar al Olimpo es suicidio.

—No me importa —exclama Nale—, ¡Ella está ahí, sola con ese hijo de puta!

—¡Lo sé!, ¡¿Qué se supone que haga?!, ¡Lo dije antes y lo volveré a decir!, ¡No podemos ir por ella! —grito fuera de mi—, Si quieres redimirte por ser un inútil y no haber salvado a su prima muerta es problema tuyo, ninguno de nosotros va a abrir un portal, ¿me escuchas? —digo tomándolo del cuello.

Entonces oigo un gemido de terror tras de mi, me giro para ver a Sacha, sosteniendo a Irene, con un cuchillo en su cuello. Su cabello está todo despeinado, como si recién se hubiese levantado y sus ojos grises me miran con odio.

—Abre el maldito portal, antes de que corte su maldita garganta.

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Skadi:

—¿Estás loca, Skadi? —exclama Loki.

—Abre el portal —espeto—. Loki, hazlo.

—Van a matarte... Van a matarte a ti y a Jasper, Skadi —dice tomándome por los hombros—. No puedo...

—Si me quedo van a matarme de todas formas, y a Jasper también... No puedo permitirlo, déjame ir...

—¿Dejarás a Jasper solo?

—Intenta protegerlo, al menos hasta que vuelva por él, vendré mañana por la noche por mi hijo, solo debes mantener abierto el portal —digo tomando su rostro entre mis manos—. Por favor, debo hacerlo...

Suspira y asiente.

—Esto es una locura... Acabas de amenazar a Rain, Frey te hará pedazos.

—No podrá, Loki te lo suplico... —digo enterrando mi rostro en su pecho.




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