Los Brazos de Morfeo.

41.

Thor:

Los últimos tres días se han limitado a la humillación, la burla y la tortura de Noah. Luego de lo que Atenea le hizo, debe hacer cualquier orden que Zeus le dé, cosa que me enferma.

La han obligado a besarle los pies, a automutilarse, a hacer cosas de bufón.

Mi padre no me ha quitado los ojos de encima, sabe que planeo algo, sabe que miro a la Nefilim diferente de como la ven ellos. Y lo que se me viene será duro.

Por otro lado, el hijo de Skadi ha sido encerrado en una celda, no habla, no come, no sé qué sucede con él, supongo que debe ser un shock lo que le ocurrió y que debe extrañar a su madre, la cual se fugó de la noche a la mañana, dejándolo solo aquí.

Tiene suerte de tener habilidades especiales, sino Zeus ya lo habría aniquilado.

Entro en la habitación, ignorando a la Ninfas que yacen desnudas en los sillones del cuarto, toqueteandose y riendo. El Dios del rayo me ofrece una sonrisa gigante al verme.

—¿Para qué me necesitabas? —pregunto cruzándome de brazos.

—Estaba aburrido y creí que podría mantener una charla contigo, Thor —dice haciéndome una señal para que me siente en los cojines junto a él.

Lo hago y una ninfa no tarda en acercarse a mí, pasando su brazo por mis hombros y su mano libre por mi pecho.

—Tu padre me ha dicho que rechazaste tu matrimonio con una de las diosas de Asgard, ¿qué ha pasado?, ¿no te pareció lo suficientemente placentera? —pregunta y mete una uva en su boca.

—No quería casarme con alguien que no quiero, tan simple como eso —mascullo alejando a la ninfa.

—Bueno, la soltería tiene miles de puntos a favor, puedes probar a cuantas quieras con mucha más libertad —dice—. Acabas de echar a Dagneth, es una de las más bellas... Eres un tipo difícil, lo capto, así que tengo a la puta perfecta para ti —Sonríe y hace sonar una campana.

La puerta se abre y veo a Noah entrar, lo único que tiene puesto, es un collar similar al de un perro que Atenea le puso el otro día. Su mirada perdida y fría me saca de balance, sus movimientos tan estructurados y sin vida son terribles.

—Noah, justo aquí tenemos un hombre muy aburrido, ¿por qué no lo diviertes? —dice Zeus y ella se acerca a mí.

No puedo despegar mi mirada de sus ojos, sus brazos envuelven mi cuello y se sienta a horcajadas sobre mí, su tacto es tan frío, tan vacío. Sus labios acarician mi cuello, enviando escalofríos a través de mi cuerpo.

Por unos segundos me dejo llevar, dejo que me toque, que bese mi cuello, que acaricie mi cuerpo, pero reacciono y la aparto.

—¿Qué clase de juego retorcido es éste? —espeto levantándome—, No puedes jugar con ella de ésta forma.

—Claro que puedo —dice.

Sé que me está midiendo, me está analizando para mostrarle éstas cosas a mi padre, lo que me sucede con Noah. Pero no me importa, no puedo aprovecharme de su estado...

—Noah, ven aquí —ordena y ella se acerca—, recoge esto con la boca.

Ella, sin tener la capacidad de negarse, se arrodilla frente al dios y este rompe una bandeja de cristal sobre el suelo. Se inclina hacia los cristales y veo el desafío en los ojos de Zeus.

No puedo resistirlo.

La tomo del hombro y la empujo lejos.

—No dejaré que sigas con esto, Zeus, no voy a permitir que la sigas lastimando. No. —espeto levantándola del suelo.

Está helada, hace frío hoy en el palacio y no puede calentarse porque ese infeliz no se lo permite.

—¿Y qué harás?, ¿intentar matarme, Thor?, ¿por una Nefilim? —Se burla.

—Si es necesario, lo haré.

—Quiero verte intentarlo —Se levanta y me encara.

Retrocedo a tiempo para esquivar un rayo, elevo mi mano y siento mi martillo deslizarse sobre ella.

—Tenemos el mismo poder, Zeus, te sugiero que no te fuerces, a tu edad... No son buenas las peleas duras.

—Mocoso insolente —ríe—, ¿en serio crees que podrías vencerme?

—Sí, lo creo —digo y le arrojo mi martillo.

Le da de lleno en el rostro, pero sé que no le hice el suficiente daño, uno de sus rayos casi me da en la pierna, pero lo absorbo como si no fuera nada.

Ambos tenemos la misma habilidad, por lo tanto, somos inmunes.

—No pienso perdonarte por esto.

Me mira y admiro su frente sangrante con una sonrisa engreída.

—Deja de subestimarme, Zeus.

Me abalanzo sobre él, pero un golpe suyo me arroja lejos, las ninfas gritan y huyen, dejándonos solos. Le arrojo mi martillo, pero lo esquiva y me arroja un rayo que destroza el suelo bajo mis pies, causando que caiga en un cráter y me distraiga los suficiente como para que pueda darme un duro golpe en el rostro.

Siento mi mentón hacerse pedazos debido a la fuerza ejercida y el punzante dolor, pero no tardo en recuperarme para intentar devolverle el golpe.

—No dejaré que te lleves lo que es mío —espeta.

—Ella no es de nadie —refuto y siento el Mjolnir en mis manos, golpeo su cabeza con todas mis fuerzas y cae al suelo.

No pierdo tiempo en levantar a Noah en mis brazos y huir. Sé perfectamente que no podría vencer a Zeus, nuestro poder es casi tan similar, que deberíamos usar la fuerza bruta. Ese tipo de cosas solo nos sumerge en un círculo vicioso gracias a nuestra regeneración.

Me meto rápidamente en una de las habitaciones, resulta ser la de Loki. Sus ojos se fijan en mí y en la Nefilim desnuda en mis brazos. Alza las cejas con incredulidad.

—¿Es en serio? —dice con una media sonrisa de burla.

—Necesito que me abras un portal, ahora.

—¿Qué sucede, mi ciel... ? —dice Eros asomándose desde el baño y es mi turno de alzar las cejas con incredulidad—, Por los dioses, ¿qué es esto?

—Loki, por favor...

Las manos me tiemblan tanto, que soy incapaz de hacerlo, el miedo absurdo de que Zeus nos alcance ahora me está torturando, ¿A qué clase de tortura nos someterá?




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