Los Brazos de Morfeo.

62.

Noah:

Un balde de agua fría me despierta de golpe, el susto que me llevo es enorme.

—Mierda —exclamo frotando mis ojos.

— ¡Feliz cumpleaños, perra! —exclama Sacha con una enorme sonrisa—, vamos, te quiero seca y arreglada en veinte minutos.

— ¡Sacha! —chillo tratando de sonar enfadada pero no puedo ocultar mi sonrisa—, ¡ya verás!

—Oh, cállate y abrázame —dice él rodeándome fuerte con sus brazos—, diablos, veinte años.

—No llores...

— ¡No puedo evitarlo!

— ¡Eres un dramático! —rio abrazándolo fuerte también.

—Hoy te espera un día maravilloso —dice—, te lo mereces.

—Gracias —musito, se separa de mí y me lanza una toalla.

—Seca y arreglada en veinte minutos. Freya te ha comprado ropa nueva —dice dándome unas bolsas—, no sé dónde estará esa... Necesitas ayuda, pero... Demonios, debo encargarme de otras cosas ahora.

—Yo la ayudo —dice Apolo entrando—, con el maquillaje y esas cosas.

Se acerca y deposita un beso en mi mejilla.

—Feliz cumpleaños.

—Gracias —asiento—. No tenía idea de que sabías maquillar y peinar...

—Todos tenemos nuestros secretos —Sonríe—, Freya se ha quedado dormida y no quería molestarla, espero poder solo.

—Bien, listo, los veo en veinte minutos —dice Sacha marchándose.

Me meto en el baño para bañarme y luego vestirme con el pantalón negro que me han comprado y la blusa semitransparente negra que deja ver la silueta del sostén del mismo color que también me regalaron. Un gran collar plateado con muchas piedras coloridas decora mi cuello y una chaqueta de cuero gris me abriga.

Es impresionante lo altos que son los zapatos de plataforma que Freya ha comprado.

Cuando salgo estoy a la altura de Apolo... Y él me llevaba una cabeza.

—Woh, te ves genial —asiente y me indica que me siente sobre una silla—. Primero deberíamos arreglar ese cabello, ¿no?

Toma el secador de pelo y comienza a secarlo, el ruido es bastante insoportable, nunca lo he soportado. Cepilla mi cabello enmarañado con suavidad y rapidez. En cuestión de unos cinco minutos ya está seco y alisado por el cepillo.

— ¿Planchado o con rizos? —pregunta y sigo algo sorprendida de su capacidad para hacer esto.

—Eh... Lo que quieras —Me encojo de hombros.

Conecta el rizador de cabello y una vez que ya está caliente, comienza con su labor. Se mueve más rápido de lo normal y puedo sentir el calor sorprendente que emiten sus manos.

— ¿Dónde aprendiste todo esto? —pregunto sentándome más erguida.

—Una vez estaba aburrido y solo me puse a observar humanos, practicaba con mis musas, realmente no es difícil —dice con tranquilidad.

Apolo viste de forma muy moderna, con sus jeans celestes, sus zapatillas blancas y una sudadera gris con algunos agujeros hechos a propósito. Su cabello rubio está algo despeinado pero le da un aire fresco de todas formas y sus ojos dorados se ven muy concentrados en lo que hacen.

—Tu pelo es muy dócil —comenta—, es maravilloso.

—Gracias —digo—, aunque está bastante maltratado.

—Tranquila, haré que se vea bien, te espera un muy buen día y tres cambios más de ropa que deberás pasar.

Frunzo el ceño.

— ¿No están exagerando un poco? —exclamo—, les dije que hicieran algo si querían pero... ¿no tenemos cosas más importantes que atender que mi cabello y maquillaje?

—Noah, la guerra es inminente, todos lo sabemos. No por eso haremos nuestras vidas miserables hasta que suceda, un día. Solo un día queremos tomarnos para alejarnos de esos asquerosos problemas. A partir de mañana comenzará el entrenamiento.

—Es que... No lo siento correcto.

—Deberías ser más egoísta algunas veces —dice encargándose de un mechón de cabello—, en especial hoy, es tu cumpleaños.

—Bien... —mascullo—, pero solo por hoy.


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Hades:

— ¿Seguro que me veo bien? —pregunta Morfeo por enésima vez y quisiera cortarle la garganta.

— ¡Sí!, Ya te lo he dicho, unas trescientas veces, por favor. Cálmate —exclamo rodando los ojos—. Pero, ¿no es muy formal?, Son las nueve de la mañana solamente.

— ¿Lo ves muy formal? —pregunta pensativo retocándose la corbata púrpura oscuro.

—Santo Dios —dice Nale entrando—, ¿y a este que le pasó?

— ¿Crees que está mal? —pregunta mi amigo y el ángel lo mira con incredulidad.

— ¿Bromeas?, Traes un maldito traje a las nueve de la mañana, ni Sacha se produjo tanto.

—No sé qué diablos usar —exclama con exasperación—, no... No tengo nada decente. Y no me conviene ir a comprar algo...

—Yo me encargo —mascullo—, siempre salvándote de todo.

Abro un pequeño portal frente a mí, lo suficientemente pequeño como para que solo la mitad de mi cuerpo entre. Me asomo por la tienda a oscuras, he elegido una que esté cerrada.

Reviso las perchas con prendas hasta que recolecto unos simples jeans, una camisa burdeos y un jersey azul para complementar. Voy arrojando todo tras de mí a medida que lo agarro y tomo unas botas cafés para terminar.

Arrojo unos dólares al suelo como pago.

El portal se cierra cuando me echo par atrás y mi amigo ojea la ropa.

—Woh, esto es genial —dice maravillado—, gracias.

—Soy genial, lo sé. Me debes un trago luego de esto —digo dándole una amistosa patada en el trasero—, ahora cámbiate ese traje de anciano.

—Y cálmate, ni siquiera es mediodía —Rueda los ojos Nale y se marcha de la habitación.

Morfeo termina de enlistarse, se ve genial, sus ojos azules se fijan en los míos y sonríe.

—Hoy será un buen día, Hades —dice—, hoy solo me dejaré llevar.

—Ya era hora —musito estirándome—, yo también me dejaré llevar.

Se le cae la corbata de las manos y cuando se agacha para levantarla, un gemido se le escapa, pero trata de disimularlo.




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