Los Brazos de Morfeo.

65.

Loki:

No tengo idea de dónde estoy, solo vi al Diablo atacar a la Nefilim y me abalancé sobre él, abriendo un portal y enviándonos lejos.

Sacha tocó mi hombro al parecer, porque también terminó aquí.

—Dios del caos —dice el monstruo frente a mí.

Al parecer terminamos en medio de la nada, en el nocturno campo. El viento es fuerte y la oscuridad parece bañarlo todo.

—Eres valiente al intentar atacarme —reconoce enderezándose—, pero ingenuo también, podrás ser un dios, pero no eres más fuerte que yo.

— ¿Quieres apostar, monstruo? —espeto y siento una mano en mi brazo.

—Lo mejor será que nos marchemos —dice Sacha sin mirarme—, es el Diablo, no podrás vencerlo.

Tomo su mano en la mía y la aprieto.

—Entonces será mejor que me des una mano —musito y entonces lo empujo a tiempo para esquivar un golpe.

—Loki, te presento a Belcebú —dice señalando al chico rubio que acaba de atacarme, sus ojos son como la sangre y tiene marcas en un lenguaje extraño sobre la piel, el aura negra y maligna que despide es un mensaje claro de que no será fácil.

Pero no imposible.

—Ni siquiera necesito luchar directamente con ustedes, tengo unos... Seiscientos; mil demonios que pueden hacerlos pedazos en segundos —dice acercándose—, y puedo volver para asesinar a Noah Ward tranquilamente mientras ustedes pelean.

—Yo no seré un dios, pero eso no significa que no pueda pelear —dice alguien a nuestras espaldas, Lyell aparece con sus ojos brillando en rojo y la fuerza tronando a cada paso que da.

—Tú —exclama el Diablo furioso—, ¡eres un traidor!, ¡¿traicionas a tu dueño por una vagina con la que divertirte?!

—No lo estoy traicionando —dice—, el poder que tanto codicia es necesario para acabar con esa guerra, vengo a hacer que entre en razón. ¿Quiere controlar a mi hijo con ese poder?, Pues entonces ponga su culo en su trono y espere, no falta tanto para que suceda. No quiero asesinar a un hermano por su capricho.

Lucifer estrella su mano en la mejilla de Lyell con tanta fuerza que deja un enorme arañazo en su rostro.

—Como osas tratar de decirme qué hacer, solo eres un perro faldero, ves a esa zorra de hielo nuevamente y te transformas en esto, debería matarte y sería tan fácil hacerlo...

—Me necesita y lo sabe.

Belcebú tiene la mirada puesta en mí, quiere asesinarme y me causa gracia.

Un demonio no se compara con un dios.

—Loki —dice el guardián atravesándome con sus ojos grises—, vámonos de aquí.

— ¿No quieres pelear por Noah? —pregunto mirándolo a los ojos también—, ese monstruo quiere sacarle el Espíritu Santo.

Suspira y se separa de mí para tronar sus muñecas mientras se estira.

Extiende su mano en un rápido movimiento hacia Belcebú y veo como los huesos de sus piernas se quiebran en mil pedazos. Los ojos del guardián brillan mientras se acerca lentamente.
El demonio trata de arrastrarse como si no le doliera en lo absoluto.

Puedo oír que Sach está recitando algo mientras coloca su mano a la altura de su boca.

— ¿Vas a exorcizar a un príncipe? —Se burla Lucifer—, no me hagas reír. Y no te ilusiones demasiado, como ese tengo otros cinco.

Van a atacarnos en cualquier momento, así que comienzo a invocar mi poder, sintiendo como la fuerza de la destrucción repta por mis brazos.

El demonio entonces extiende su mano con tanta fuerza que se impulsa hacia adelante, llegando al  pie del guardián y mordiéndolo con unos enormes dientes.

Lo ataco entonces, dejando que la masa de tierra bajo su cuerpo se hunda y caiga, mi energía lo envuelve y dobla en ángulos sumamente dolorosos mientras lo hundo más y más.

Alguien me atina una patada en la espalda que casi me hace terminar en el agujero que yo mismo creé.

—Te tardaste, hijo —Sonríe Satanás mostrando una hilera de dientes afilados y una mirada compuesta por locura.

El chico frente a mí tiene cabello negro y ojos del mismo tono de rojo, es alto, casi tanto como yo.

—Mammón —exclama Sacha lanzándome una mirada de pánico.

—Loki —dice tomándome por el cuello—, ¿perdiste a tu hermanito Thor?

Mi poder lo envuelve y retuerce, causando que me suelte, pero entonces una gran cantidad de energía oscura me golpea, es tan masiva y corrosiva que quema mi piel, causando que mi fuerza flaquee un poco.

Unas llamas inundan en cuerpo del demonio entonces, causando que un gemido se le escape y retroceda. Lyell lo ataca con rapidez y precisión, estrellándolo contra el suelo y causando que miles de estacas negras se formen en el aire y comiencen a atravesar ese cuerpo.

Cuando su energía se aleja para atacar al ex de Skadi, siento que me han robado el aliento. Miro a Sacha en el suelo y me levanto tropezando para ir con él.

—Estaré bien —dice mientras sus manos desprenden un halo de luz que envuelve el pie afectado—, dame unos minutos.

—Abaddon, viejo amigo —exclama Lyell—, tiempo sin verte, hey.

—Me divertiré tanto moliendo tus huesos y dándoselos a los perros —dice un hombre acercándose a él.

—Inténtalo si quieres —Sonríe—, pero tengo cartas bajo la manga.

Mammón logra levantarse y retrocede torpemente unos pasos, pero vuelve a atacar por la espalda a Lyell, el cual lo esquiva, desviando el ataque hacia Abaddon.

Sale despedido contra el suelo, pero se levanta con rapidez para atacar.

Son dos grandes demonios contra uno y a Lucifer que estallará en cualquier momento.

—Es mejor que nos vayamos —Vuelve a decir el guardián—, que Lyell se encargue.

Lo ignoro y me levanto, miro el agujero en la tierra, pero no hay rastros de Belcebú, así que me muevo rápido y termino frente a Mammón a tiempo para atinarle un puñetazo, es como si la masa oscura que controla tratara de morderme, pero mi energía la repele rápidamente y estrello mi puño en su mandíbula con tanta fuerza que escucho sus huesos quebrarse.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.