Los cachorros perdidos del alfa cruel

Capítulo 1: El alfa tiene una luna y yo a su cachorro

*Raisa*

Leif es el nuevo alfa, y necesitará una luna muy pronto. Aunque estoy feliz por él, el corazón se me rompe en mil pedazos porque siempre he sabido que nunca significaré nada en su vida. Él no me reconoce de aquella noche que pasamos juntos, que resultó en que ahora esté esperando a su cachorro. Su padre ahora lo sabe y me ha dado menos de veinticuatro horas para marcharme lejos de la manada y, si es posible, lejos de este pueblo. Es más que obvio que, como humana, no podré resistir el parto y no quieren problemas con un fallecimiento ahora, aunque solo sea una vil asistente.

Y eso es exactamente lo que pienso hacer. No puedo quedarme aquí a ver cómo Leif y su nueva novia son felices, ni a que me crezca el vientre y todos comiencen a especular sobre quién es el padre de mi hijo.

Espero que a la distancia no me siga doliendo tanto cuando él esté con alguien más. No existe un vínculo entre nosotros, hace siglos que no ocurre algún vínculo así por lo problemático que es. Pero desde que era una niña, siempre he podido sentir un dolor que me da la sensación de que se me quiebran los huesos cada vez que él está con alguien más.

—No me gusta que te tengas que ir como una ladrona —se queja Mirta, cruzándose de brazos mientras me ve empacar—. ¿No hay otra opción? ¿No estás a tiempo de…?

—Ni siquiera termines esa frase —la interrumpo, con los ojos llorosos—. Lo tendré, ya tomé mi decisión.

—No vas a sobrevivir, Rai —insiste—. Y no quiero que eso pase, eres como mi hermana.

Dejo lo que estoy haciendo y le doy un abrazo a Mirta. Respiro profundo e inhalo su aroma frutal para conservarlo para siempre en mis recuerdos. La quiero demasiado, y me rompe el corazón no poder verla más, pero la vida de mi cachorro es mi prioridad ahora.

—Por favor —ruega una vez más—. Tal vez el alfa Leif te comprenda y…

—El pronto volverá de su viaje y no quiero que se encuentre con este problema —la interrumpo—. Si yo fuera su luna, me quedaría y se lo diría, lucharía con todas mis fuerzas por hacerme lugar dentro de la manada, pero no puedo. No quiero destruir su felicidad.

—Podría nacer por cesárea y salvarse ambos —me sugiere—. Mira, he leído que…

—Es casi imposible tener un cachorro por cesárea, y de todos modos, me debilitaría antes de que nazca. No es garantía, así que no.

Mirta asiente, apesadumbrada, y retrocede un paso. Su delantal está mojado por todas las veces que se ha limpiado las lágrimas.

—Te quiero, Mir —le digo—. Jamás me cansaré de agradecerte todo lo que has hecho por mí.

—No, fui una tonta por dejar que el alfa pasara esa noche contigo —solloza—. Debí haberlo impedido.

—No, para mí fue la mejor noche de mi vida —sonrío.

—Tú eres tonta —espeta, enfurruñada—. ¿Cómo puedes decir una cosa así?

—Porque lo amo de verdad. —Suelto un largo suspiro y termino de cerrar mi maleta—. Valió la pena vivir poco solo por ese momento.

—¿Y qué será del bebé? —pregunta, mirando mi vientre.

—No te preocupes por él —digo sonriendo, acariciando la zona—. Conozco a alguien que se hará cargo.

Mi amiga, que ya no insiste, me ayuda a meter cosas en mi equipaje de mano. Al salir, la casa está en plena agitación, pero no por mi partida, a la que nadie le ha dado importancia. Las empleadas cuchichean entre ellas afuera de la oficina del señor Moonstone. Intrigadas, Mirta y yo nos acercamos y les preguntamos qué está sucediendo.

—¡El alfa Leif viene de regreso muy pronto! —exclama Grecia, cuyo chongo rubio se mueve con su salto—. ¿Y adivinen qué novedad trae?

—¿Cuál es la novedad? ¿Recibió el mejor puntaje en los combates de selección? —pregunta Mirta, casi fastidiada—. Eso ya lo sabíamos.

—No, algo más importante, tonta —dice Loreen, poniendo los ojos en blanco—. Algo que cambiará las cosas por completo.

Aprieto los dientes, sintiendo una contracción en el vientre. Me imagino esas palabras que no quiero escuchar, pero aun así permanezco en mi lugar.

—El alfa por fin encontró a su luna —dice Grecia, dirigiéndome una mirada burlona, ya que debe sospechar lo que siento por él—. En cuanto llegue, se realizará la ceremonia.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.