Los Colores de Jimmy

Capítulo 4

—¿Aspenqué?

—Debo irme.

Demonios, ¡no!

La rubia (Britt) me sobrepasa por un costado y sigue su camino pero insisto:

—¡Espera!

Ella parece ceder ya que aminora su paso y camino detrás. Sostiene la caja pareciendo ésta su escudo protector.

—¿Estás matriculada en el instituto? Digo, el único de este lugar que tiene preparatoria...

—Sí.

Me mira por encima de un hombro. Cuando creía que sus respuestas son irremediablemente monosílabas, agrega:

—Te veo ahí.

Y se va.
 

 

Britt.

Aspenquer.

Quizás usted quiso decir Asperger.

Exacto querido computador, quise decir Asperger.

Luego de haber cenado con los abuelos, decidí volver a mi cuarto donde lo primero que opté fue sentarme en la cama con las piernas cruzadas y el ordenar encima para indagar un poco acerca de mi reciente amiga... O compañera potencial de instituto.

Asperger: Trastorno de Espectro Autista cuya complejidad es distinta ya que éste presenta posibilidades de socializar con otras personas aunque escasas.

Quizás eso expresa sus respuestas. Sigo leyendo y dice que no suelen entender chistes o el sarcasmo. Tampoco las metáforas, juegos de lenguaje u otras variaciones. En general suelen ser persistentes con algún asunto que les resulta llamativo como la astronomía o la física y se dedican a investigar sobre esto, impactando como personas de alto nivel intelectual lo cual se ha confirmado en más de una tercera parte de chicos con Síndrome de Asperger.

No he tenido una conversación muy extensa con Britt pero en verdad siento que esta descripción se queda corta al lado de ella. Es intrigante. Muero por conocerla en verdad.

La chica persiste en mis pensamientos pero tarde caigo en la cuenta de que mientras googleaba de qué iba eso del Asperger, me la he pasado todo el rato con Don durmiendo a mi lado y... tarareando Take on me.

Empieza el semestre.

Llego muerto de nervios con los libros bajo un brazo y las manos sudorosas.

Hay un camino que me impacta por lo pedregoso cual indica las entradas a los distintos sectores de la institución. Me pregunto cuál de todos los caminos tomar. Decido el que aparenta ser la puerta principal cual tiene más fluencia de estudiantes.

Me gusta que alrededor de todos los caminos haya árboles o mucho césped, rosales podados y canteros. A diferencia de mi escuela anterior, todo era cemento, mucho calor en verano y mucho frío en invierno.

Lo que no aparenta mucha diferencia son los chicos que me rodean.

Metido en la música de mis auriculares ando entre un montón de chicas animadoras, deportistas populares, nerds casi invisibles y frikis que aparentan que el mundo les vale tres cuartos de mierda. Yo creo que entro en la penúltima categoría lo cual...es bueno. Prefiero ser invisible esta vez. Pero completamente invisible. Antes siempre me tocó el lugar del chico que nadie conoce pero salir de ese condenado margen me catapultó a la fama del loquito en el instituto. Sin mencionar otros apodos más crueles. Sin mencionar los insultos, las patadas, la humillación...

Pero vamos de a poco.

Ahora prefiero concentrarme en lo que se extiende a mi alrededor antes que ponerme a recordar y contar cosas que merecen salir a la luz en su debido momento.

De pronto, algo sucede. Algo que ayuda a sacarme de mi ensimismamiento.

Antes de cruzar el umbral que da entrada al instituto (cual aparenta más bien una vieja casona con un terreno inmenso), capto tras un cantero el cabello rubio de Brittany. Pero verla de espaldas y acompañada de otras dos chicas me inunda de dudas. Me detengo en la entrada para ver con mayor precisión: a la derecha yace una chica pelirroja riendo de manera animada con algunas láminas en sus manos como enseñando algo con lo cual se enorgullece demasiado. A la izquierda, una muchacha morena que se pinta con labial sus labios gruesos. Cada una aparentemente metida en su mundo.

No obstante, en mi intento de discernir si Britt yace entre las muchachas, la pelirroja echa un vistazo en mi dirección y deja de hablar. Me mira y se acerca a su grupo de amigas. Está mencionando que hay un mirón novato intentando acosarlas, estoy seguro ya que cuando todas intentan mirar nuevamente en mi dirección, me encargo de escapar lo antes posible. Espero no ser comidilla de otros más adelante...

Sigo mi camino hasta dar con la oficina de Asuntos Estudiantiles. Me anoto en las asignaturas que me corren con equivalencias de mi instituto anterior y me entregan las llaves del casillero que me toca.

Está antes de los baños de chicos; fila superior. Me gusta ya que cuando abro la lata, puedo esconder mi rostro en su interior al tiempo que guardo los cuadernos. A mi espalda, futbolistas y animadoras se pasean orgullosos con sus chaquetas ceñidas a la cintura o soltando risotadas. Yo me siento cómodo bajo mis gafas. Hace unos días, la abuela me llevó a comprar unas nuevas ya que las anteriores fueron destruidas en un puñetazo que casi me deja ciego. No son las gafas más bonitas sino unas negras de marco grueso pero fue lo que su presupuesto alcanzó a pagar ya que papá y mamá han estado demasiado ocupados este tiempo como para darse cuenta de que he andado por la vida viendo el mundo a medias.




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