Los comienzos de Scarlett

Capitulo 3

El sonido de los cubiertos al chocar con los platos mientras que con dificultad comía aquella comida, la discusión con mi madre aún se mantenía, sentía la mirada de mi padre sobre mi al igual que iba hacia mi madre
 


 

—Bien, esto parece un funeral —exclamo mi padre —, ¿Por qué estaba tan calladas está noche? 
 


 

Pregunto y mi madre nada más volteó a verme mientras levantaba una ceja
 


 

—Anda, cuéntale a tu padre —sin soltar los cubiertos me dijo:—, para que luego no diga que inventó las cosas 
 


 

—¿Que es Scarlett? —pregunta mi padre dirige su mirar de mi madre hacía mí 
 


 

—Nada —digo para concentrarme en comer 
 


 

—Pasa que tu hija, está suspendida por una semana —suelta mi madre 
 


 

—¿Por qué? —mi padre dirige su mirada hacia a mi 
 


 

—Por que a la señorita se le ocurre estarse mensajeando con su amiga en horas de clase —miro a mi madre mientras niego —, y no solo eso, no, la señorita no entrega tareas y está apunto de reprobar el semestre 
 


 

—¡Eso es mentira! —alzo la voz azotando los cubiertos 
 


 

—¡A mí no me alces la voz! —grita mi madre —, soy tu madre y me debes respeto 
 


 

—¡Respeto! —digo indignada —; ¿Tu me pides respeto?, Cuando ni siquiera tú lo tienes por mi 
 


 

—¡Basta! —grita mi padre levantándose, pero en eso se lleva una a su corazón para luego  caer desmayado 
 


 

—¡Papá! 
 


 

—¡Jesús! 
 


 

Gritamos al mismo tiempo, para luego coreer a su lado, y por más que intentos despertamos no reaccionaba
 


 

—Scarlett, corre llama una ambulancia —exclama mi madre 
 


 

Corro hacia el teléfono, y marco rápidamente al 911, pido la ambulancia con lágrimas
 


 

—Ya vienen en camino 
 


 

—Ve a traer mi bolso 
 


 

Cuando voy bajando de las escaleras con el bolso de mi madre, los paramédicos ya estaban trasladando a mi padre en la ambulancia, el miedo se instalo en mi pecho, no le podía pasar nada a mi padre, no, nos fuimos en la ambulancia junto con el, las lágrimas no paraba de bajar por mis mejillas
 


 

—Tranquila, tu padre estar bien —me dice un paramédico, al ver que no podía respirar —, tienes que relajarte, si continúas de ese modo no podrás ayudarlo en nada  
 


 

Solo asentí, tratando de controlar las lágrimas, vía a mi madre seria, con apenas unas cuantas lágrimas que habían mojado su rostro, miraba directamente a mi padre, tenía sujetando su mano, ¿Cómo podía estar tan tranquila?, Cuando su esposo está inconsciente, nada más llegamos al hospital bajaron a mi padre entrando rápidamente en aquella estancia, tratamos de ir con el pero no nos lo permitieron
 


 

Había pasado ya media hora y no sabíamos nada de mi padre, mi madre estaba sentada en una silla, con la cabeza agachada, cuando le estendio un café 
 


 

—Gracias 
 


 

—Nesecita estar despierta —me senté a su lado —, por si algo pasa con papá 
 


 

—Ya tardaron mucho —tomo un sorbo de café 
 


 

—¿Creés.. creés que algo malo haya pasado? —dije sin mirarla directamente a la cara 
 


 

Cuando ella iba a contestarme escuchamos que nombran a mi padre 
 


 

—... Familiares del señor Jesús Esparza —dijo el doctor 
 


 

—Aquí, ¿Que tiene mi esposo? —pregunto mi madre
 


 

—el señor sufrió un desmayo por estrés —nos mira, pero algo en su mirada no me gusta nada —, necesita total tranquilidad, por esta noche se quedará aquí en observación y mañana le daré de alta 
 


 

—Muchas gracias —agradece mi madre en cuanto el doctor se va 
 


 

Después de la información, decidimos regresar a casa, note a mi madre cansada así que le dije que fuera a dormir que yo me encargaba de limpiar 
 


 

Especial Jesús
 


 

El sonido del electrocardiograma, que estaba a mi lado era lo único que se escuchaba en aquella habitación totalmente blanca, aunque el color debía de traerme paz, para mí era exasperante, la puerta de la habitación se abrió dejándome ver aquel hombre de bata blanca, se acercó a mi para mirar aquella pantalla y anotando mi estado en aquella tabla de papeles 
 


 

—No les e dicho —contesto sin mírame, la pregunta que rondaba por mi cabeza
 


 

—Muchas gracias —el solo cerró aquella tabla para mírame
 


 

—No me siento contento —me hace saber su disgusto —, a echo que oculte información a sus familiares, cuando ellos deberían estar enterados de esta situación
 


 

—No puedo decirles —desvio mi vista —. ¿Cómo les digo que no me queda mucho tiempo de vida?, Ellas son lo más importante para mí 
 


 

—Si eso fuera cierto —niega —, ellas estarán enteradas, para que lo puedan cuidar y no enfrente está situación usted solo 
 


 

—Le prometo que se lo haré saber —afirmo —, pero por ahora nesecito tiempo, tiempo para asimilarlo yo
 


 

—Pues espero, por el bien de ellas y de usted —me señala —, que le diga la verdad pronto, así podrán ayudarlo a prolongar su vida 
 


 

Estaba solo en mi habitación, el doctor después de regañarme me dejó para que descansará, pero era lo menos podía hacer, no dejaba de pensar como le diría a mi familia que me quedaba corto periodo de vida, escuché la puerta abrirse para dejara ver a una enfermera, reviso aquel aparato y checo que aquellas cosas que me colocaron en el pecho para escuchar mi corazón estubieran bien colocadas, saco una jeringa del bolsillo de su uniforme insertando lo en aquel suero 
 




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