Los demonios de pangea

Capítulo 2

La fundación que nos proporcionó el apoyo fue extremadamente generosa, nos mudó por completo a una casa en las afueras de la ciudad, la casa era enorme, teníamos una habitación para cada uno de nosotros, nos dieron un auto el cual podíamos usar cuando quisiéramos pero principalmente era para llevar a Ulas (mi hermanito) a sus tratamientos. 

Le dieron a mi padre un contacto que lo ayudó a conseguir un mejor trabajo donde ganaba mucho más, igual hicieron con mi madre y conmigo, mi otro hermano (Amel) de 12 años fue transferido a un mejor colegio donde su educación era superior a la que estaba recibiendo, y Ulas tenía su propio cuarto que parecía mas un cuarto de hospital ya que tenía todos los implementos necesarios para tratar su enfermedad.

Esa mañana me levanté corriendo, iba tarde al trabajo, por alguna razón me había quedado dormida o la alarma no había sonado, ¡yo que se!, mi madre estaba en la cocina preparando algo de comer.

-- buenos días hija-- me saludo ella

--buenos días mami, voy tarde, ¿porque no me despertaste? -- le pregunté mientras corría por la cocina buscando mi celular al mismo tiempo cepillaba mi dientes.

--eres adulta, debes encargarte tu misma, además no me dijiste que debía despertarte, ¿ vas comer algo antes de irte? O lo preparo para que te lo lleves ?-- mi madre es muy linda con nosotros 

--para llevar ma... apenas si me da tiempo de ir despierta-- le dije mientras corría de regreso al baño.

Me vestí lo más rápido que pude después de la ducha más rápida que jamás me había dado, me recogí el cabello en una coleta y salí corriendo a la cocina por mi comida, por poco me caigo en las escaleras, lo se, soy muy torpe aveces.

-- carmen, creo que debemos buscar una enfermera para tu hermano, no siempre podemos estar pendientes y sabes que debemos trabajar y ahorrar, no sabemos por cuánto tiempo nos va a apoyar la fundación-- me explico mi madre mientras entraba a la cocina.

-- claro mami, buscaré algunos por internet a ver que consigo y te aviso vale-- le di un beso en la mejilla y salí corriendo.

Tome el auto que gracias a dios mis padres dejaban que usara en emergencias y conduje directo al trabajo como si me encontrara en una carrera, por suerte llegué viva y no atropeye a nadie. 

Después de la jornada del día me dispuse a buscar con mi celular algunas enfermeras por la zona que tuvieran un buen perfil y que me gustara su currículum, no es como si supiera mucho del tema pero quería lo mejor para mi hermanito, curiosamente me llamo la atención y muchacho de 28 años que era enfermero en el mismo hospital donde llevábamos a Ulas por sus quimioterapias, el trabajaba solo medio tiempo allí y estaba ofreciendo sus servicios para cuidar personas en su domicilio, creí que sería buena idea contratarlo ya que algo en el me decía que era una buena persona así que tome su contacto y le escribi un correo.

Al poco tiempo me respondió afirmando que estaría encantado de cuidar a Ulas, ya que anteriormente habían hablado en el hospital asi que acordamos un salario justo y coordinamos que iniciaría al día siguiente. 

Esa noche llegué a casa y todo estaba en silencio, mis padres no estaban en casa y Amel estaba en la habitación de Ulas, ambos veían una película para niños, mientras comían palomitas de maíz, me senté junto a ellos y comencé a acariciar el cabello de Ulas, por un segundo miré mi mano y tenía un gran mechos de Ulas entre los dedos, mi hermanito estaba perdiendo el cabello, aún así este volteo a verme, por un segundo casi imperceptiblemente sus ojos se tornaron completamente negros, y me sonrió de una manera escalofriante, parpadee un par de veces para asimilar lo que acababa de ocurrir pero el ya había volteado y estaba viendo la película como si nada.

Me levanté y me fui al baño, bote a la basura los mechones que tenía de Ulas en mi mano y lave mi cara , el cansancio me estaba jugando una mala pasada, debía dejar de ver películas de terror. 

Regrese con los niños y esta vez me senté en medio de ellos en la cama, no se en qué momento me quedé dormida.

Me desperté a eso de las 3 a.m., estaba sola en el cuarto de Ulas, supuse que Amel se fue a su cuarto y que quizá Ulas estaba con el, así que me levanté a comprobar los, la casa estaba más oscura de lo normal, por algún motivo la noche no tenía estrellas ni luna así que no había ningún tipo de iluminación natural, a tientas encontré mi teléfono y encendí la linterna, llegue al cuarto de Amel y abrí la puerta con cuidado, el estaba dormido envuelto en sus sábanas pero no había ni rastro de Ulas.

Baje a la sala y pude ver que algo pasó corriendo de la cocina al patio a toda velocidad, casi no pude distinguir que era, fui hacia allá.

--¿Ulas? ¿Estas allí? -- pregunté. 

Nadie respondió.

--¿Ulas? ¿Donde estás? -- de nuevo yo.

Pero no se escuchaba nada, de repente me sentí asustada, pensando que quizá alguien entró a la casa y le había hecho daño a Ulas, salí al patio ya que no pude encontrarlo en ningún lado , y allí estaba Ulas. 

Sentado en medio del patio con la mirada perdida a algo frente a él, yo solo podía ver la cerca, así que me acerqué, me agache frente a él y pude ver sus ojos totalmente negros. 

-- Ulas, ¿qué tienes? ¿Que estás viendo? ¿Que te pasó? --- pregunte asustada, mi voz temblaba y las lágrimas amenazaban con salir.

-- Él dice que estaré bien-- me respondió con su tierna voz infantil. 

-- ¿ quien te dice eso ? No hay nadie aquí, Ulas mírame-- lo tome por los hombros y lo sacudi un poco.

-- No lo sé... esta en todas partes, habla dentro de mi cabeza-- al escuchar eso empecé a temblar no sabía que decir.

-- ¿ quien es Ulas? ¿ quien te habla ? ¿ cómo se llama ?-- tenia mil preguntas, no soportaba ver a mi hermanito así, las lágrimas rodaban por mis mejillas.

-- no tiene un nombre, solo me dice que lo deje entrar, me habla en mi cabeza, solo yo puedo escucharlo-- hablaba con demasiada fluidez, no recuerdo que pudiera armar frases tan largas el solo. Era sorprendente y escalofriante.

Lo tomé en brazos y lo llevé dentro, subí a su cuarto y lo acoste en la cama, cuando me miró sus ojos ya eran normales y pude respirar un poco.

-- Carmen, tengo sed, dame agua--- me pidió.

--claro bebé.

Le alcancé la botella de agua que siempre dejábamos fresca junto a su cama y el bebio con total normalidad como si nada hubiera sucedido en el patio hace unos minutos. 

Lo arrope y corrí a mi cuarto, saque mi laptop y me dispuse a investigar un poco, como es que el cáncer hacía que sus ojos se vieran así? Como es que ahora puede hablar tan fluido si solo tiene 3 años?. Pero nada de lo que encontré pudo darme una respuesta. Con mil ideas en mi mente me quedé dormida de nuevo.

Ojos negros, me están viendo, me persiguen , es una sombra, tiene garras, tiene dientes, el sonido que sale de lo que supongo es su boca es infernal, me eriza los vellos del cuerpo, se esta acercando, va a atacarme, en cualquier momento vendrá por mi, viene por todos, por mi familia, por mis hermanos, y nadie puede ayudarnos, ya esta aquí, esos ojos, puede verme , sabe que estoy aquí, puedo sentirlo acercarse, me va a dañr estoy segura, se acerca cada vez más, me hago pequeña en mi cama, me cubro con las sábanas, esta aquí, me encontró, y ahora, nos matará a todos.

La sabana desaparece y el despertador suena a todo volumen, justo como lo programe anoche para no volver a dormirme, y mi madre está al pie de la cama.

--buenos días hija, hoy no llegarás tarde al trabajo-- me dice mi madre con una sonrisa.

Todo fue un maldito sueño, gracias a dios, quizá lo de anoche también lo soñé, que más da, tengo que trabajar.

Pero al levantarme de la cama veo mis pies, están llenos de tierra, de cuando salí al patio sin zapatos, y Ulas está en la puerta de mi habitación mirándome fijamente. 

--buenos días, hermanita --- me dice mientras sonríe de lado.



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En el texto hay: fantasia, demonios, terror

Editado: 22.03.2020

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