Los días junto a ti

Día 16

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Dos semanas.

¿Dos semanas de qué?

Dos semanas de estar encerrada en mi casa sin ir a la universidad ni tener contacto con el mundo a través del celular.

Ni yo misma sé lo que sucedió en ese tramo, todo pasó tan repentinamente que procesarlo costaba. Así que me permito recapitular los hechos sucedidos.

Veamos, para empezar, Nathaniel le preguntó a Zafiro si estaba en clases, lo cual eso me descolocó totalmente hasta el punto de ponerme nerviosa y crear teorías del por qué a Nath se le ocurriría preguntar eso. Por las sospechas y la paranoia decidí mentirle respondiendo que sí estaba, cosa que agradecí haber dicho porque justo me lo crucé.

Continuando con las sorpresas para Rebeca, él confiesa sentir cierta curiosidad hacia mí. Bueno, no lo dijo exactamente con esas palabras, pero fue lo que me hizo dar a entender con nuestra conversación. Y sé que anteriormente prometí revelarme si Nath me buscaba, ¡pero vamos! Eso fue inesperado. Tampoco iba a desembuchar todo acerca del anonimato allí mismo, con personas pasando alrededor para disfrutar del concierto.

Dejando a un lado nuestros acercamientos. Pasemos al segundo acontecimiento importante; Olivia y Jack.

Cuando aparecieron arruinando nuestro momento, estaba a un segundo de chillar de forma discreta a Olivia, pero me detuve al mirar su rostro.

Estaba totalmente rojizo, incluyendo sus orejas. Eso me dejó helada y me quitó las ganas de reprocharle. Es demasiado raro verla de esa forma ─por no decir casi nunca─, e intuí que el causante llevaba nombre y apellido.

Y cómo no ponerse de esa manera, al estar alejadas de ellos, me explicó que Jack la había besado.

Eso sí me impactó debo de admitir. Exigí detalles que en el momento me negó. Así que no la presioné más, porque entendí que ni ella misma comprendía sus sentimientos. Por lo tanto, le di tiempo.

El tercer punto y provocante por el que me hallo en esta situación es este; al día siguiente en la mañana, iba de lo más tranquila a la universidad como todos los días. Hasta que me llevé el susto de mi vida cuando sentí el cañón de una pistola perforando un costado de mi cintura. De inmediato alcé las manos un tanto temblorosas.

El tipo me susurró que caminara a un callejón de la calle. En esa ocasión mi piel estaba fría y las piernas me temblaban. Aún así, con el palpitar de mi corazón en mis orejas, acaté su orden por proteger mi vida.

No es agradable recordar eso, así que en pocos detalles diría que solo me quitó efectivo y el celular. No traía nada más de valor que esas cosas y también me agradezco por no querer lucir algo con vuelo ese día, de lo contrario, los tocamientos que se permitió ese hombre por el hecho de cargar encima un arma de fuego hubieran ido a más.

Estoy segura que el arma no estaba cargada y solo la tenía para amenazar, pero preferí no arriesgarme.

En fin, luego de que ese malandro huyó con lo que me quitó, volví temblorosa a mi casa, con las energías drenadas. Eduardo y Carolina ─mis padres─ me recibieron asustados por mi regreso. Al explicarle lo sucedido, llamaron a la universidad notificando de mi ausencia y que no participaría en las clases por dos semanas. Que enviaran las actividades por correo electrónico.

Esto lo hicieron con la intención de resguardarme porque pensaron que aquél tipo me tenía vigilada desde hace días. Que quizás hoy no hizo actos viles, pero que en otra ocasión si me ve sola podría nuevamente.

Esos días encerrada los pasé cumpliendo con las tareas y regañando a mi hermana. En serio, Laura seguía sin asimilar que su novio le traerá conflictos porque no es bueno para ella. Incluso en desesperación le puse como ejemplo lo que me pasó. Lo cual no le sentó bien.

Pero entiendan, por más amable, cariñoso y lindo que sea un hombre, la trata con drogas no es un tema ligero y fácil que digamos. Laura replica con que él no las consume, pero a mi no me van a engañar sus palabras, una vez pillé al chico cuando quiso venir a buscarla con los ojos brillantes y rojos. Además de un tenue olor a marihuana que intentó camuflar con colonia.

Estúpido.

Y estúpida mi hermana por creer lo que salió como excusa, «Vi una película algo triste y me puse sensible, por eso vine para sentirme mejor al verte». Madre mía, la labia que soltó y lo ciega que podría ser Laura. Claro, Eduardo lo corrió con una escoba antes de que mi hermana dijera algo, al menos cuando está en casa, ella no tiene permitido ni acercarse a ese hombre, pero lamentablemente mis padres no pueden controlar cuando Lau debe salir.

Es una lucha constante.

Ahora obviando los problemas amorosos de mi hermana y el mal gusto que tiene en los hombres. Volvamos a mí, con cero problemas amorosos y un casi buen ojo en los hombres. ¿Qué gran diferencia, no? Que se note un poco el sarcasmo.

Tengo en mis manos el nuevo celular con una nueva línea. Creo que todo conspiró conmigo para que dejara el plan tonto con Nath. Porque estoy dudando si escribirle con mi nuevo número.

Salgo de mi habitación y me topo con mi mamá en la cocina de espaldas. Está intentando seguir una receta de Youtube. Eso no suele acabar bien.

—Mamá —la llamo y me siento en el taburete mientras observo lo que hace.




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