Los días junto a ti

Día 34

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donde andas?

9:35 a. m ✓✓

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Casi llegando a la esquina

9:36 a. m.

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«Debe sentirse bastante seguro y sin peligro en la calle para que se tome el tiempo de responder un mensaje mientras conduce. Normalmente ignora los mensajes si no se estaciona… A no ser que se ande parando para responder».

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Apurele, si dejamos que haya más intervalo en lo que llegas, mamá se pondrá a inventar con lo que sea que haya en la cocina

9:37 a. m ✓✓

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está bien que venga sin que esté tu papá?

9:38 a. m.

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papá también quería estar, pero le salió este trabajo de último momento que no podía ignorar, dice que no nos divirtamos tanto sin él, que probablemente le de chance de llegar en unas dos horas más o menos.

9:39 a. m ✓✓

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Muy bien, entonces ven a recibirme, ya llegué.

9:40 a. m

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—¡Ya llegó mamá! —aviso en voz alta antes de apresurarme a ir a la puerta.

Al abrirla, puedo ver justo como le pasa el seguro al carro a unos metros de distancia. Sonrío ampliamente por ver a mi novio y troto rápidamente en su dirección cuando él empieza a caminar hacia mí.

Como si fuera ya natural en nosotros, me recibe en sus brazos cuando prácticamente me lanzo encima de él. Lo escucho reír en lo que envuelve mi cintura con fuerza justa.

—Hola mi amor —murmuro en saludo al levantar la cabeza.

—Hola bella —corresponde en susurro también, baja la cabeza y me da un suave beso en los labios. Que no tardo en hacer más presión porque últimamente no me parece suficiente.

Es probable que nunca me cansaría de probar y experimentar con sus labios, a veces los sentía muy cálidos, otros fríos, suaves, resecos, partidos por la sequedad. Aún así me parece una maravilla la sensación que hay cuando nuestros labios se fusionan y como en consecuencia actúan nuestros cuerpos.

Pronto siento la familiar mano que sube por mi espalda hasta sostenerme bien por detrás de la cabeza y ayudarme a posicionarme en el ángulo más cómodo para los dos. Provocando entonces que se intensificara la presión de nuestras bocas y el calor subiera desde los dedos de mis pies, pasara como una corriente por mi estómago y se alojara en mis mejillas.

Presintiendo que el beso iría a más, empujo ligeramente el pecho de Nath, ya mis manos estaban haciendo su recorrido que terminaban detrás de su cuello.

Nathaniel al captar la señal, aleja su rostro con cuidado, siendo el primero en acabar el maravilloso beso que compartimos. Ahora soy consciente de la respiración superficial de ambos y los latidos erráticos de mi corazón que hacían competencia con los de él.

—Creo que por un momento agradezco que tu papá no esté. Besarte así frente a tu casa fue un poco arriesgado —murmura en lo que se separa y me arregla el costado de mi cabello que él tocó.

—¿Y qué hay de mi mamá? ¿No hay peligro con ella presente? —inquiero divertida mientras lo dejo acariciarme.

Hace una mueca y desliza su mano por mi mejilla, siguiendo el recorrido por mi hombro, brazo y toma mi mano con seguridad.

—Siento que tu mamá sería más mi aliada que tu papá.

Río y asiento, llevándolo al interior de la casa.

—Tal vez —me limito a decir.

—¿Has sabido de Jack y Olivia? —pregunta en lo que se sacude las suelas de los zapatos en la alfombrilla para pies.

Cuelgo las llaves y hago una mueca de lado.

—Olivia me dijo que ya es oficial, no están más juntos.

Nath me mira sorprendido por un segundo y luego saca el celular de su pantalón, lo mira por un instante antes de volverlo a guardar.

—Entonces es muy probable que Jack esté meditando por ahí ya que no me lo ha comentado.

Alzo las cejas y asiento comprendiendo.

—Olivia me lo dijo ayer en la noche, así que será como dices, tal vez cuando Jack ordene sus pensamientos te diga.

Lo miro asentir también, nuestra conversación de esto será en otro momento porque justo vi por el rabillo del ojo que mi mamá sale de la cocina con una gran sonrisa.

—¡Oh! ¡Pero miren que trajo la marea! —dijo mamá mientras se acercaba.

—Hola señora Carolina —Él da unos pasos para terminar de acercarse.

Mamá chasquea los dedos y asiente encantada.

—Muy bien, todavía recuerdas cómo llamarme —menciona en lo que se inclina a Nath y él baja su cuerpo un poco para recibir el beso de cachete.




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