Los Días Más Largos

Prólogo


 

ᵒᵗʰᵉʳˢⁱᵈᵉ ⁽¹⁹⁹⁹⁾ ⁻ ʳᵉᵈ ʰᵒᵗ ᶜʰⁱˡˡⁱ ᵖᵉᵖᵖᵉʳˢ
 


Siempre me sentí enferma, no de algo físico, sino de algo más allá de lo conocido, una especie de maldición que no me permite moverme. Como una presencia oscura que me envuelve de pies a cabeza y me hace tener una gran apatía por todo.

Al final resistí por 15 años gracias al cinismo, pensar en lo absurdo de derrumbarme por cosas fuera de mi control y en su lugar reírme de ello, me dio mucho consuelo por años. Pero hay veces donde la realidad vence todo mi sistema de autodefensa y altera la percepción de mi mundo, incluso de mi tiempo. Esas ocasiones a las que cretivamente bauticé como 《Los días más largos》 

Como su nombre dice, son días tan largos, desgastantes y dolorosos que parecen infinitos. Pero no lo son, siempre hay una salida de emergencia. Hasta ahora no me había visto obligada a usar esa salida que tenía planificada, pero este día... este día más largo fue diferente.

Por eso tuve que recurrir a mi salida de emergencia.


Volviendo a la relidad me di cuenta que mi cuerpo tiembla, los dedos de mis pies se encogen y enfrían, mi cabello largo y castaño se agita con la fuerte y salada brisa marina.

—¿Eh..? —Dije con sorpresa —Creí que no habría barcos —Dije para mi misma al notar el ferri de pasajeros que pasó bajo el puente en el que estaba subida.

La sola idea de morir aplastada en el barco me helaba más la sangre, pero si de todas formas iba a hacerlo... ¿Qué más daba?

Tragué saliva y dejé que la gravedad hiciera el resto.

Nadie se dio cuenta de que mi verdadera maldición y lo que me terminaría matando serían... los días más largos.
 

 

La armoniosa y dulce melodía de los Red Hot Chilli Peppers a través de mis audífonos, que contrastaba fuertemente con sus letras, fueron mi primer recuerdo de aquel día, me quedé dormida con ellos puestos.

"How long, how long will I slide?
Separate my side, I don't
I don't believe it's bad
Slit my throat, it's all I ever..."


Con dos toques puse pausa a la canción y traté de volver a dormir. El gusto me duró poco, pues la alarma de mi teléfono empezó a sonar.

—¡Mhpf...! —Gemí con disgusto y me revolqué en mis sabanas como un cerdo en el lodo con la esperanza de que así se callara, lo cual pasó cinco minutos después.

—Isla rápido, tienes que ir a la escuela —Escuché la madura voz de mi hermano mayor a través de la puerta —Me mantuve quieta, con suerte pensará que estoy muerta y se irá, esto lo vi en National Geographic.

—Se que estás despierta, ¡anda! —Es como si mi hermano me leyera la mente —¡Vamos Evie..! es viernes —Me quejé con sueño -¡Rápido, se te hace tarde! —Respondió mi hermano.

Rodé hasta quedar boca arriba.

—Alexa... ¿qué hora es? —Pregunté a mi asistente virtual —Son las 6 a.m con 50 minutos —Respondió ella, desmintiendo a mi hermano —Ya oíste Evie, bajo a las 7 y media —Dije con pereza mientras me envolví otra vez con mi cobija —No me importa Isla, despierta ahora —Dijo para luego irse.

Seguí rodando por mi cama hasta que la punta de mi pie izquierdo tocó el suelo, luego me senté en la orilla. Tan adormilada como adolorida por alguna razón, me dolía el vientre, de esas veces que te dan unos cólicos infernales. Pronto el adormecimiento pasó y el dolor se hizo más intenso, tanto que me obligó levantarme, aún con los ojos entreabiertos caminé a mi baño, tomé una pastilla para los cólicos y me lavé la cara.

—Pero si ya me bajó, ¿qué carajo pasa? —Dije mirando mis facciones arrugadas por el dolor. Mi mente entró en shock y mis ojos se abrieron de golpe ¿Y si esto tenía que ver con aquella vez con Ben?

Sacudí con fuerza mi cabeza, no quiero recordar a esa persona. Con los ojos más abiertos pude ver mi cabello, hecho un desastre como siempre y ni hablar de mi cara, pálida y con ojeras más grandes que mis ojos.

Al paso de unos minutos el dolor fue bajando y me permitió moverme mejor. Estiré mi cuerpo cuanto pude para despertar, sentí mi espalda crujir, me duele un poco desde ayer. Terminé de desvestirme y me metí bajo la regadera.

Luego de bañarme y vestirme más o menos apropiada con mi falda, corbata y saco negro con detalles dorados a los costados, además claro de una blusa de fondo y calcetas color blanco, no me gusta usar uniforme. Estaba lista, solo me falta cepillar mi cabello, que tortura.

—¡Au! —Exclamé al dar un tirón a mi cabello castaño, es muy molesto intentar cepillar este nido de pájaros, por eso siempre termino solo haciendo una cola de caballo y ya, y hoy no será la excepción.

Por un momento me quedé viendo una mesa de noche junto a mi cama, ahí había una cabeza de maniquí con una peluca corta color rosa pastel. Resulta que mi mejor amiga, o más bien única amiga Skylar, me convenció para salir en su obra de teatro que se estrena en dos semanas y esa peluca es parte del personaje.

—¡Isla hija, baja rápido a desayunar! —La voz aguda de mi madre desde el piso de abajo me sacó del trance y así volví a la realidad, así que me puse en marcha.

Al bajar por las escaleras llegué a la sala de estar, luego llegué al comedor, una habitación amplia, elegante, tapizada con un blanco que permite iluminación natural, decorada con muebles que crean armonía entre sí. Y en el centro de todo una gran mesa circular de madera sobre la cual cuelga un candelabro.

En la silla del centro se encuentra sentado mi hermano, es como ver a papá de joven con su cabello negro bien peinado, camisa y pantalones formales aunque sin corbata esta vez, y esos lentes que lo hacen ver tan intelectual. Miro como toma su desayuno con un Ipad en la mano izquierda y me acerco.

—Por fin bajaste monito, vas a llegar tarde —Dijo Evan más tranquilo que antes, siempre me ha llamado así —La escuela está a quince minutos, no sé por qué quieren que llegue tan temprano —Respondo mientras me siento junto a el —Hoy inicia la demolición del puente monito, ¿no recuerdas? —Dijo el —¿Y? —Pregunté —Que vas a tener que ir por la autopista —Dijo mi madre llegando de la cocina con un sartén en la mano. Caminó junto a mi y empezó a servir mi desayuno.



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En el texto hay: romance, drama, tragicomedia

Editado: 20.04.2024

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