T A D E U S
🌊🌊🌊
Guardando las últimas cosas en mi bolso le doy una mirada a mi habitación, prácticamente está vacía y se siente bien saber que pronto me iré de este lugar. Mi hermana Ylenia consiguió que me aceptaran con la única condición que si cometía aunque sea la más mínima falta me sacaran de la universidad sin que yo pueda reprochar. Nova ya sabía que iría a la universidad pero que por un tiempo estaría viviendo con mi hermana pero de todas formas ella estaba feliz porque estudiamos juntos.
– Tadeus tu hermana ya está abajo esperándote – mi madre entra en mi cuarto viendo como la gran parte de mis cosas desapareció de mi habitación. En su rostro pude notar la tristeza y lleva una de sus manos a su medalla de oro donde tiene un colgante con su nombre, algo que le regale por el día de la madre hace un par de años. – Tu cuarto se ve tan grande sin tus cosas – su tono de voz era algo grave se notaba que intentaba retener las lágrimas.
– Mamá iré a la universidad en algún momento debía irme de la casa y el lado bueno es que no tendrán más preocupaciones por mi culpa – respondo intentando animarla y le doy un abrazo ella me lo corresponde besando mi frente con un sonoro beso.
– Me vuelves loca hijo, pero igual te amo mi pequeño huracán – mi madre me abraza como si me fuera a ir de la casa y nunca más fuera a regresar, entiendo el síndrome del abandono del nido pero esto ya es una exageración. Separandome de ella tomo mi bolso con mis últimas cosas y salgo de la habitación caminando rápido por el pasillo, mi madre me venía pisando los talones y papá estaba ocupado con asuntos de su trabajo.
En la puerta de la entrada con una de mis cajas estaba mi hermana Ylenia con ropa casual y su cabello atado en una trenza, se la veía diferente a como acostumbro a verla siempre tan arreglada. Sus ojos azules se detuvieron a verme y me sonrió, Ylenia dice que mi llegada les dio a Electra y a ella la oportunidad de tener una relación de hermanos que durante tanto tiempo no pudieron tener. Electra comenzó a vivir con mis padres cuando estos dos decidieron vivir juntos y ya no se podía ocultar más la existencia de Electra. Nuestra familia era algo ensamblada pero nos queríamos tanto que la sangre no importaba ya, algo que admiro de mis padres es cómo sin importar nada nos tratan a sus tres hijos por igual.
– Es hora de irnos Tadeus despídete de mamá – saliendo por la puerta Ylenia nos deja solos y mi madre se acerca a mi y me da un fuerte abrazo.
– Cuídate mucho hijo y trata de no meterte en tantos problemas – besando mi frente ella me suelta para acompañarme a la puerta, sus ojos están empañados pero se que no llorara. No al menos frente a mi, se que le duele que nos separemos pero en algún momento esto tenía que pasar.
Ylenia se despide de mamá y nos montamos en el auto viendo a través del vidrio a mi madre despedirnos con una mano y con la otra cubre su boca. Nuevamente uno de sus hijos dejaba el nido y mi madre una vez más no se encontraba preparada para esto.
– Se le pasará, mamá es fuerte y tiene a papá – comenta mi hermana interrumpiendo mis pensamientos, Ylenia siempre sabe que decirme aunque no haya preguntado nada.
🌊🌊🌊
La primera noche en casa de mi hermana y no conciliaba el sueño todavía, caminando por la playa veo las estrellas brillantes en el cielo. Con los pies descalzos puedo sentir la arena entre mis dedos y la fría brisa del mar salado me pega en la cara a medida que avanzo. Ver las olas morir en la orilla me traen paz y me acerco un poco más a la orilla donde el mar muere, mis pies sienten el agua fría del océano pero yo lo siento como si volviera a respirar. Inmerso en mis pensamientos cerré mis ojos escuchando nada más que el viento, las olas y el tenue silencio de la noche. Un momento perfecto pero que no duró mucho cuando escuché los sollozos de una persona llorando.
Abrí mis ojos girándome para ver de donde provenían esos llantos ahogados, no pude ver mucho por la oscuridad pero siguiendo el sonido puede guiarme. Estaba algo alejado de la casa de mi hermana, Ylenia tiene una enorme mansión y las casa vecinas están algo alejadas entre sí. Me acerque a la casa vecina donde se escuchaban los llantos y atravesando la reja entre en la casa. Se que no debería pero la curiosidad siempre me metía en problemas y hoy no sería la excepción a la regla, las consecuencias podrían esperar.
La casa era grande no tanto como la mansión de mi hermana pero si era más grande que la casa de mis padres, sin una piscina pero con un enorme patio con una zona de parrilladas y un enorme árbol con una casita en sus ramas. Desde esa pequeña casita se oían los llantos y como ya me encontraba en esa casa termine por acercarme al árbol y comencé a subir las escaleras. La casita era medianamente pequeña pero no dejaba de ser cómoda con un montón de almohadones unas cuantas sábanas y luces de colores. Tenía una zona donde se podían ver las estrellas y en un rincón poco iluminado estaba una chica sentada abrazando sus rodillas. Su cabello negro le cubría gran parte de las piernas, la escasa luz que la iluminaba hacia muy difícil verla del todo bien. Una de las maderas que yo estaba pisando crujió y la chica levantó la cabeza algo asustada, la madera cedió debajo de mi yo me quede colgando aferrándome de ese suelo de madera sin poder dejar de ver a esa chica.
– ¿Tadeus? – preguntó ella algo confundida y limpiando sus lagrimas se acerco hasta donde estaba dejando que la luz iluminara mejor su rostro.
#22504 en Fantasía
#47254 en Novela romántica
amor pasion, dioses griegos amor y adolescentes, aventuras mar luna poseidon y selene
Editado: 02.10.2021