T A D E U S
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- ¿Quién es esa tal madre de los perdidos? - agachándome a la altura del muchacho lo miro a los ojos, me sostiene la mirada y del bolsillo de su camisa extrae un sobre. Me lo entrega mientras se pone en pie con algo de dificultad mi agarre sobre su cuello fue demasiado rudo.
- El sobre responderá todas tus dudas - acomodando su ropa se fue perdiéndose entre los pasillos de la universidad y las personas. En mi mano estaba el sobre que me dejo el muchacho, pero la pregunta de quien es la madre de los perdidos no abandona mi cabeza. Con la curiosidad dominando mi mente abrí el sobre de inmediato, era una carta algo corta con una letra cursiva prolija y con la firma de la madre de los perdidos.
Estimado Tadeus Thálassa
Soy la madre de los perdidos, le doy acogida a todos aquellos que fueron abandonados por sus padres divinos y aquellos quienes los rechazaron. Te escribo esta carta porque solicito de manera cordial tu ayuda, siendo tu el príncipe de los mares eres el único quien puede cumplir con mi pedido. Solo quiero darles una isla a mis niños, necesito protegerlos y si tú no nos ayudas tendremos que llevarnos a Bianca Moon la hija de la reina Ylenia. Veo un gran potencial en esa pequeña niña.
Por favor, hazme saber tu respuesta dejando una nota en una botella y arrojarla al mar uno de mis hijos la encontrará. Esperamos no ser mucha molestia príncipe y le recuerdo que si uno de los doce se entera de esta nota o mi pedido, consideraremos a Bianca como una hija más en mi casa.
Cordiales saludos,
La madre de los perdidos
Arrugando la carta en mis manos me contengo de golpear la pared, no puedo creer que estas cosas me estén pasando justo ahora. No puedo dejar que se acerquen a Bianca si le llega a pasar algo mataré a la madre de los perdidos y luego Ylenia me mata a mí. Tengo que irme corriendo tengo que ver si Bianca está bien y comprobar que nada malo le pasa y reprenderle a la madre de los perdidos. Sueno como un lunático, pero es increíble como las cosas que para un humano promedio son irreales para mí es el pan de cada día.
- Tad, al fin te encuentro - chocando contra mí aparece Nova tan sonriente y alegre como siempre. Antes de que ella me pregunte que contiene la hoja arrugada en mi mano la escondo en un bolsillo de mi pantalón.
- Tuve una llamada Ylenia me pidió que pase a recoger a Bianca al kinder - miento intentando alejarme de la rubia sin mirarla a los ojos sé que si ella me mira no podre seguir mintiendo. Jamás tuve la capacidad de mentirle a la cara a Nova es como si ella tuviera un algo que me impide mentirle.
- Hola, Nova, Tadeus - nos saluda Esperanza al vernos. Ambos la saludamos y separándome de Nova me despido de ambas para irme de inmediato a casa. Pasaré por Bianca y le diré a Ylenia que yo la cuidaré mientras ella puede continuar en su trabajo.
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Guardando la nota en un sobrepongo la carta enrollada en una botella y la tapo con un corcho. Bianca corre por la orilla de la playa gritando cuando el agua toca sus pies descalzos, viéndola a ella miro mi botella y la termino por lanzar al agua. Con un movimiento de mis manos alejo lo más que pueda la botella de la costa y dejo que los hijos de la madre logren encontrar la botella.
- Tío Tadeus, tengo hambre - se queja Bianca quien viene hacia mí caminando mientras se toca panza mirándome con cara de perrito perdido. - BUNNIE - abriendo mucho los ojos Bianca deja de frotar su panza para comenzar a correr en mi dirección, pero me pasa para ir hasta donde una chica de cabello negro que la espera con los brazos abiertos.
Me acerco hacia ellas viendo la felicidad de ambas por el encuentro y como mi pequeña sobrina atosiga a preguntas a la descendiente de la luna. Los oscuros ojos de Bunnie me miran y nos sostenemos la mirada por lo que parece ser una eternidad, de no ser porque Bianca se quejó de que tenía hambre ambos hubiéramos seguido mirándonos.
- Mi madre hizo macarrones con queso ¿quieres un poco Bian? - los ojos de mi sobrina se iluminaron como un cielo nocturno estrellado y asintió mientras abrazaba por el cuello a Bunnie.
Sin soltar a mi sobrina ella comenzó a caminar a su casa siendo seguidas por mí que no había podido hablar desde que la tuve enfrente. Entramos en la casa de Bunnie y ella sirve en platos los macarrones que comienza a calentar uno por uno en el microondas. Mi sobrina como siempre ayuda a Bunnie a poner la mesa y se sienta feliz a esperar su comida. Lo que me da tiempo para hablar con Bunnie, por lo que sabía ella tenía días establecidos para ver a su madre y hace unos días que vino no puede venir de nuevo a menos que algo le haya pasado en casa de su padre.
- Bunnie sé que no nos conocemos, que no somos amigos y mucho menos tienes porque contestarme - hablo tomándola de la muñeca antes de que abriera la heladera - ¿Está todo bien en casa de tu padre? - ella giró su rostro a verme, en sus ojos pude ver miedo pero también rabia.
- Sí, nada malo puede pasar vivo alejada de todo lo que tenga que ver con divinidades griegas o monstruos - hablo en un tono firme, apartando mi mano de su muñeca ella me empuja alejándome - Ahora dejame servirle su almuerzo a Bianca debe tener mucha hambre - abriendo su heladera Bunnie saca una jarra con jugo y la ayudo a llevar los platos con comida a la mesa. Bianca come feliz y Bunnie parece recobrar su buen ánimo charlando con la pequeña, por mi parte no dejo de darle vueltas a sus palabras.
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Editado: 02.10.2021