Los ojos de la Luna [2.2]

Capítulo 33| Decir la verdad

T A D E U S🌊🌊🌊

T A D E U S
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Debo pensar antes de decirles cosas a las personas para hacerlos sentir mejor, estaba sudando más que una langosta en una olla y aún no había visto al papá de Bunnie. Su sala era realmente acogedora, un sillón grande otro dos para una persona, una mesa pequeña en medio de la sala y enfrente de estos sillones una chimenea a leña. Las paredes de un color naranja claro, cuadros de la familia donde se nota que Bunnie no se ve tan feliz, otros cuadros de ella en competiciones de bailes y otras tantas fotos de su hermana pequeña. No se parecen mucho, su hermana es muy parecida a su madrastra y en las fotos siempre se las ve juntas de las hermanas veo muchas imágenes y en estas Bunnie sonríe de una manera diferente.

— Tú no eres Anker – una aguda vocecita me habla sacándome de mi análisis por la sala, en la entrada de la sala veo a una niña pequeña mirándome con unos ojos curiosos – ¿Quién eres? – su voz curiosa me causó algo de ternura, Bianca es de su edad y es igual de curiosa, aunque es un tanto caprichosa y mimada.

— Me llamo Tadeus, soy amigo de Bunnie – respondo con una sonrisa, los niños no son algo que me desagradan o molesten, tengo un montón de sobrinos y me gusta cuidar de ellos. — ¿Cuál es tu nombre? – sabía su nombre de cuando la madre de los pedidos la usó como amenaza para Bunnie, pero ella no debe saber nada había oído antes que su padre las mantiene alejadas de todo este mundo de dioses.

— Me llamo Madeline, Bunnie es mi hermana – su vocecita ya no era tan curiosa, sino que un poco alegre con orgullo como si decirme aquello realmente la haga sentir bien.

— Maddy vete a jugar arriba – detrás de la pequeña apareció Bunnie moviendo a su hermanita para que vaya a su habitación. La pelinegra mantenía su pose seria de siempre y su hermana no protestó cuando vio a su padre venir a la sala, algo que me pareció sumamente extraño. Viendo a mis sobrinas pequeñas todas son muy buenas, pero no obedientes acatando las órdenes de sus hermanos o hermanas mayores.

— Hablaremos en mi oficina – el gélido tono de voz del padre de Bunnie hizo que me sintiera aún más nervioso y eso que la charla no era algo que me incumba. Bunnie me señaló que la siguiera y los tres pasamos de la sala a una oficina bastante grande, con una decoración minimalista y estanterías repletas de libros relacionados con los negocios. Frente a un escritorio nos sentamos con Bunnie viendo a su padre tomar su lugar del otro lado, su mirada seria paso de mí y luego en su hija pensando seguramente que teníamos algo que decirle en conjunto.

— Papá luego de mucho pensarlo tengo la valentía de venir contigo y preguntarte personalmente ¿Qué me ocultas de tu pasado? – sin que la voz le tiembla o se vea intimidada bajo la mirada de su padre Bunnie hablo captando la entera atención de su progenitor.

— No entiendo tu pregunta ¿Qué cosa te estaría ocultando? – el hombre no cambiaba su semblante serio y la firmeza de sus palabras me decían que sería difícil. Su gélida mirada volvió a mí, que no queriendo verme intimidado me enderece en la silla viendo al hombre con la misma pose seria.

— Hablo de la razón por la que dejaste a mamá, necesito que me digas cuál fue el secreto que destruyó su matrimonio y el motivo de que tu odies tanto a los dioses – alegó viendo a su padre con los mismos ojos fríos que él la estaba mirando, estaban teniendo un duelo de miradas que solo ellos dos sabrían que se estaban diciendo con los ojos.

— Eso es algo que no te afecta ni te incumbe saber Bunnie y si tu madre no te dice nada mucho menos lo haré yo – establecio el hombre siguiendo con su tonalidad fría, pero se notaba que la petición de su hija lo descoloco.

— Por supuesto que me afecta papá, mis poderes si no son liberados me consumirá y no estaban hablando únicamente de mi herencia materna. Ya no me mientas ni evadas nada y dime que es lo que escondes, dime la verdad – espetó con furia la morena levantándose de su lugar golpeando sus manos sobre el escritorio, pero su padre no pareció inmutarse ante la explosión de furia de su hija.

— Te diré la verdad solo si me prometes alejarte de los dioses – su tono fue inquieto y mirando a su hija no despego su mirada de ella, a mi lado Bunnie se tensó, quería descubrir su verdad, pero alejarse de los dioses implicaba hacerlo de su madre. Sin pensarlo como siempre actuó, intervengo en aquella charla que para nada era de mi incumbencia.

— Señor White, le aconsejaría decirle la verdad a su hija sin pedir nada a cambio por su seguridad y la de los suyos. Le aseguro que no ha tenido ataques de monstruos gracias a las Moiras que muy por el contrario no brindan sus poderes a cambio de un gracias. Selene les paga muy bien por proteger a su hija y a su familia que si mal no recuerdo no son nada de la diosa por lo que puede ignorar a su esposa y a su otra hija – establezco en un tono serio, siempre que amenazaba a otras personas eran con secretos, pero jamás con su seguridad. En verdad no haría nada, pero ver el terror en los ojos de aquel hombre me hizo ver que en verdad cargaba con más de los dioses de lo que jamás imaginé.

— Está bien les diré la verdad, pero solo a mi hija no quiero a molestias presentes – anunció el hombre dándome una mirada rápida antes de volver a ver a su hija que continuaba estática en su sitio. Tomando el antebrazo de Bunnie ella se gira a verme y me señala que me retiré, sin decir nada me pongo en pie y salgo de aquel despacho cerrando la puerta detrás de mí.




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