B U N N I E
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En casa de mi madre me recuesto sobre mi cama, este cuarto no tiene todo lo que necesito, pero al menos estoy alejada de personas que me mienten todo el tiempo. Desde que volvimos de ese pequeño viaje exprés con Tadeus me dejó en casa de mi madre y yo me encerré en mi habitación no quería ver a nadie. Todo lo que consideraba infancia feliz fue una mentira y mi padre jamás amo a mi mamá, si a su nueva esposa, pero nunca sintió nada con respecto a mi madre. Eso duele, creí toda mi vida una cosa para descubrir la amarga verdad y duele no solo por mí sino por todo lo que tuvo que pasar mi madre sin poder decírmelo. Ahora no quería ni verlo, la manera tan fría en que me dijo las cosas, que se preocupara más por una jodida carta que por lo que me confesó me enfureció muchísimo y me mostró que en verdad mi padre no ama a nadie más que a sí mismo. Aferrándome a mis rodillas lloró contra mis piernas, duele la verdad, pero estoy por un lado feliz de que al fin me han dicho mi verdadero pasado.
Un débil toque del otro lado de mi puerta me sobresaltó, de inmediato secó mis lágrimas y respiro un par de veces para regular mi respiración a una menos llorosa. Acercándome a mi puerta la abro apenas dejando ver mi ojo derecho y veo a mi madre viéndome preocupada del otro lado de la puerta. Sin contener las nuevas lágrimas abro mi puerta abrazando a mi madre, ella lo sabía todo o solo vino porque seguramente Tad o mi tío Helios le avisaron de que estaba llorando. No lo sé, solo puedo abrazar a mi madre y llorar sobre su pecho, la amargura que siente mi alma en estos momentos es tan destructiva que todo mi ser se estremece.
— Mamá... papá nos mintió a ambas – sollozando le hablo a mi madre separándome un poco de ella, con ambas manos sobre mi rostro continúo llorando hasta que finalmente puedo decirle las palabras que se me estaban atorando en la garganta. — Jamás te amo de verdad, siempre fue todo un plan para tenerme y cumplir los planes de otra mente malvada – mi progenitora me abrazo con cada vez más fuerza y finalmente se rompió. Ella comenzó a llorar confirmando mis sospechas, mi mamá no estaba enterada de nada de eso y sospecho que ni siquiera se imaginaba lo monstruoso de la situación.
Juntas caemos de rodillas al suelo sin dejar de llorar, intentando consolarnos mutuamente solo podemos llorar, esto duele y duele mucho en el corazón. Estuve por no sé cuánto tiempo junto a mi madre, pero debí quedarme dormida porque cuando desperté a la mañana siguiente estaba acostada en mi cama con mi pijama puesto. Con un dolor de cabeza de mil infiernos me levanté sintiendo el frío suelo, camine hasta el cuarto de baño donde encontré una pastilla al lado de una nota y un vaso vacío.
"Toma esta pastilla para el dolor de cabeza, te espero abajo con el desayuno.
— Con amor mamá"
Una sonrisa apareció en mi rostro, me tome la pastilla y me di una ducha con agua caliente buscando que el agua me quitara todo malestar de la noche pasada. Envuelta en una toalla me miro al espejo viéndome decaída, por más que intente lo que me confesó mi papá no será una carga muy fácil de ocultar. Aun con cierto desánimo voy a mi cuarto buscando algo que ponerme, terminó por elegir unas medias negras que me llegan hasta por encima de mis rodillas, una falda corta a cuadros verde, una remera de cuello negra y un cinturón a juego con mis botas también negras. Me veía como Melione, pero me gustaba no quería seguir aparentando ser la buena hija del señor White, quizá había llegado el momento de dejar de ocultar mis emociones y que todos vieran que no siempre estaré bien. Frente al espejo recojo mi cabello en una coleta alta y bajo a desayunar junto a mi madre que se ve igual o peor de decaída que yo. Ahora me siento mal por soltarle como si nada todo aquello anoche peor es que si no se lo decía me sentiría peor y es preferible vivir con la verdad que sufrir a la mentira.
— Tus entrenamientos deben cambiar hija ahora debemos averiguar si tienes los poderes de Oceánidas o no – casi susurrante mi madre hablo intentando apenas sonreír – Y por un tiempo deberías quedarte aquí, pienso que es lo mejor – ahora mi madre me observa con una mirada algo apagada, no sé qué decirle y optó por levantarme de la mesa y abrazarla. Fue egoísta pensar solo en mis sentimientos y no en los de mi madre, pero es que nadie me dijo que ella no lo sabía.
— Siempre estaré contigo mamá, te amo – besando su cabeza la dejó continuar con su desayuno y seguir con el mío por estar lejos de casa debe primero pasar por ella y recoger todas mis cosas de la escuela. Por la tarde pasaré y me llevaré todo lo que necesito para estar una buena temporada en casa de mi madre, no estaba de ánimos para discutir con mi padre o verle la cara de nuevo.
Mientras me subía al auto de mi madre me di cuenta de algo que hasta el momento no había pensado, Lila, debo avisarle que no tomaré el autobús con ella hoy. Cuando nos veamos en el liceo le explicaré que estaré por un tiempo en casa de mi madre, le contaré todo al igual que a las chicas en verdad en estos momentos necesito contención emocional. Por mucho que me muestre siempre alegre, reservada y sin problemas en mi perfecta vida todos saben que tengo serios problemas con mi papá y que haya terminado por irme de mi casa por un tiempo no será sorpresa para mis amigas. Solo espero que esto a mi padre no lo vuelva loco y tengamos que ir a un juzgado a pelear de nuevo mi custodia.
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Editado: 02.10.2021