B U N N I E
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En mi casa me sentía segura, junto a mi madre sé que estaba bien, pero algo dentro de mí me decía que el mal comportamiento de Maddy no era para nada normal. Pero que la hayan diagnosticado con un trastorno de la personalidad fue la gota que me hizo pensar que quizá mi hermana no sea ella misma. Lo pensé durante días mientras que el cumpleaños de Mar se acercaba cada vez más, mi cabeza estaba con mi hermana, intentando ayudar a Mar he intentado descubrir que ocultaba Calíope junto a mis amigas. Mi vida se había convertido en un constante bucle de secretos, mentiras y estar a la ofensiva atenta de cualquier ataque que pueda venir en mi contra. Al final esto es lo que era ser una semidiosa, lo que viven mis amigas día tras día, bueno Lila no ella es una persona pacifista y pocas veces ha tenido que pelear contra monstruos u otros semidioses.
— Hola ¿hay alguien en casa? – una voz conocida emergió de mi ventana y como si de una ladrona profesional se tratara Sam entró por la ventana con sus enormes alas blancas y estampando su cara contra el suelo. — Carajo mi cara – se quejó la castaña levantándose del suelo y haciendo desaparecer sus alas, no me quejaba de que me visiten mis amigas, pero existe algo llamado puerta por donde las personas normales entran cuando te visitan. Pero Sam no es normal, ni es una persona y sin comprender qué hacía en mi casa hice una pregunta que seguramente me arrepentiría unos minutos después.
— Sam me encanta hablar contigo, pero ¿Qué haces entrando por mi ventana? – interrogó levantándome de la cama para ir donde estaba ella que estaba revisando algo dentro de su mochila sin mirarme siquiera. La castaña bufa y terminó tirando el contenido de su mochila en el suelo y de esta cayeron su teléfono, labiales, algunas flechas, un perfume, un collar, toallas higiénicas femeninas y lo que creo es un paquete de chicles. Ya en el suelo toma una nota que tenía bien doblada y termina por guardar todas sus cosas en su mochila nuevamente.
— Primero iba a entrar por la puerta, pero mi mamá me está buscando y tuve que improvisar, segundo vine a darte esta nota que encontré en casa de mi tía Ylenia y tercero no me has visto yo nunca te entregue la nota. Ahora debo irme antes de que mi madre llamé a mi papá, se pone como loca cuando me pierde de vista – dejando la nota en mis manos Sam sale por la ventana desplegando sus alas antes de impactar con el suelo y sale volando con dirección a la casa de los Moon. Sin entender del todo sus palabras abro la nota, con las manos temblorosas reconozco la letra cursiva perfectamente escrita y una firma que ahora me estaba haciendo temblar.
Estimado Tadeus
No hacen falta presentaciones, no nos conocemos en persona, pero siento que nuestra relación es más estrecha que muchas de mis amistades con otros dioses. Iré directo al punto no quiero ofrecer más información que pueda comprometer mi seguridad y arriesgarme a que me delates. Te envió esta carta porque sé por mis fuentes que tu amiga Bunnie está teniendo muchos problemas con su hermanita Madeline. Digamos que la causante de esos malos comportamientos es una de mis pequeñas, estábamos tratando de lastimar a Bunnie para qué habrá el sobre, pero su padre le confesó la verdad y ahora ella no nos deberá nada. Viendo que Bunnie no está más con su padre necesito que traigas a mi hija y te devolveremos a la verdadera Madeline. Pero debes venir solo, si descubrimos que has venido acompañado Madeline no regresará jamás y mi hija dejará de suplantar a la niña.
Firma: La madre de los perdidos.
Una lágrima mojó la firma de este monstruo, no podía decir otra cosa más que esa, la madre de los perdidos es una maldita hija de perra. Como fui tan estúpida, mi hermana jamás lastimaría a un gatito, le da asco ver sangre y llora cuando ve películas de miedo donde aparece sangre o matan a un animal. Mi hermanita fue secuestrada por esa manga de locos, fue mi culpa si yo no hubiera insistido con ese maldito secreto. La carta, el favor que le debería, mi padre y el que yo sea un arma, todo esto lo estaba planeando la madre de los pedidos para extorsionar. Lo peor de todo es que Tadeus lo sabía, él no fue capaz de darme esta carta si no fuera por Sam sería ignorante de todo lo que le estaba pasando a mi hermana.
Con las lágrimas empapando mi rostro me fui corriendo de mi casa, necesitaba respirar ir por mi hermana y estrecharla entre mis brazos. Soy una idiota como es que no me di cuenta antes de que esto estaba pasando, mis piernas se rindieron y terminé cayendo en la arena, un grito de dolor salió de mis labios. Quería gritar hasta que ya no me quedara voz, mi hermana había sido secuestrada y yo estaba tan contenta en casa de mi madre durmiendo cómoda mientras a ella quien sabe que cosas le están haciendo.
— ¿Bunnie que pasa? – escuchar aquella voz hizo que dejara de llorar, con unas fuerzas que desconocía que aún tenía me puse en pie y gire viendo a Tadeus. Él se acercó a mí intentando secar mis lágrimas, pero de un manotazo lo aparté de mí, no quería tener cerca a personas que me ocultan cosas. Estaba llena de rabia que no me dijera algo tan delicado acerca de mi hermana, él me vio llorar, por Zeus me vio débil, pero no fue capaz de decirme la verdad.
— Aléjate de mí, hipócrita – exclamó con un nudo en la garganta, estaba conteniendo mis ganas de llenar su cara de golpes. — ¿Cuándo pensabas decirme lo de mi hermana? – con la voz rota lo mire borroso por las lágrimas, apretando contra mi pecho aquella carta esperaba que me dijera la verdad. Aunque doliera necesitaba que me dijera la verdad, mi vida entera era una mentira, no soportaría que él me dijera una.
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Editado: 02.10.2021