Los ojos de la Luna [2.2]

Capítulo especial| Y somos cuatro...

B U N N I E🌙🌙🌙

B U N N I E
🌙🌙🌙

Recuesto a Daría en su cuna, estaba muy cansada se la paso jugando con Evan toda la tarde en casa de Mar y apenas le di su mamadera ella sucumbió ante el sueño. La arropo con sus mantas y beso su frente, me alejo de su cuna apagando las luces, cerrando la puerta tras de mi suelto un aire de cansancio. Desde la puerta de enfrente veo a Tad quitándose el poleron manchado con salsa que Daría tiró sobre su padre en un intento de alejar la cuchara con comida que este le ofrecía. A paso lento entro en nuestra habitación y rodeo su torso con mis manos, apoyando mi rostro contra su espalda suelto otro largo y tendido suspiro.

—¿Quieres que prepare palomitas y veamos The crown juntos conejita? —pregunta él tomando mis manos llevándolas a su boca dejando un tierno beso en mis palmas, sonreí por su gesto y soltando su torso lo hago girar rodeando su cuello con mis manos.

—Gran idea, solo que esta noche no quiero comer palomitas te quiero comer a ti —ronroneo contra sus labios, probando su sabor, mis manos se hunden en su cabello y lo beso. El cansancio que tenía antes se esfumó cuando las manos de Tad apretaron mi cintura, me acerque aún más a su cuerpo recorriéndolo con las manos por encima de la ropa. Las manos de Tad abandonan mi cintura y se colocan sobre mi camisa abriéndola de un tirón, nos separamos para vernos a los ojos. Acaricio mis mejillas con sus manos manteniéndome la mirada, mis manos estaban rodeando su cintura jugando con la tela que poco a poco iba enrollando para quitarle esa camiseta.

—Últimamente lo hemos estado haciendo mucho ¿tienes algo que decirme? —indaga mirándome con una ceja alzada, no sabía como lo hacía, pero siempre descubre cuando trataba de ocultarle algo o en este caso sabe que me pasa algo que nos involucra a los dos y nuestro ritmo de vida. Con una bebé de apenas un año y medio, logramos encontrar un equilibrio entre el trabajo y pasar tiempo con nuestra hija.

—Si tengo algo para decirte, planeaba hacerlo mañana luego de una romántica cena, estando ambos acostados en la cama descansando de habernos amado y mirándole a los ojos te dé esa maravillosa sorpresa. Es una noticia que explica por qué me siento tan exhausta estos últimos días, el porqué mi hambre sexual despertó tan repentinamente y porque me duele tanto la cabeza —admito apoyando mi cabeza contra su pecho, quería esconderme antes de dar la noticia, no por miedo sino porque admitir aquello lo hace real y tengo miedo de que algo malo pase.

—¿Estás enferma? ¿Te pasa algo a nivel hormonal? —interroga mi adorado esposo mirándome con ojitos tristes, preocupado por mí acuna, mi rostro entre sus manos y solo me hace querer llenarlo a besos.

—No, lobo no estoy enferma, tampoco es algo hormonal o no del todo —comentó rodeando su cuello con mis manos acercándome hasta quedar a unos centímetros de sus labios, observando a sus azules ojos que me miraban con dudas y preocupación —Es solo que ahora vamos a ser cuatro —agregó conteniendo la sonrisa en mis labios, estaba esperando que reaccionara, que me dijera algo, pero Tad solo atino a abrazarme. Me levanto del suelo cargándome como si fuera una bebé, hasta que escuche un sollozo, él estaba llorando por la noticia no sabía si de felicidad, tristeza o simplemente quería llorar por todo lo que se había aguantado cuando estábamos buscando a Daría.

—Te amo conejita, los amo a los tres —susurro contra mi cuello.

🌙🌙🌙

El olor a café hace que cierre los ojos y beba un sorbo del contenido de mi taza, se siente bien entre mis manos. Al abrir mis párpados me encuentro a Tad acostado a mi lado acariciando mi abdomen todavía plano, él me despertó llenando de besos mi cara y con el desayuno en la cama. No tenía mucha hambre, pero no quería que se sintiera mal por preparar mi desayuno y que yo no comiera. No hablamos mucho aquella mañana Tad parecía estar aún sorprendido por mi noticia por lo que lo deje asimilar solo, a mí me había costado caer en cuentas que estaba embarazada, de no ser porque Mel me insistió que me hiciera una prueba de embarazo me seguiría negando a la idea de esta nueva vida creciendo en mi vientre. La princesa del inframundo estuvo al tanto de mis síntomas porque estuvimos trabajando juntas para un evento en el olimpo y no le pude ocultar los mareos repentinos que me venían o el cansancio. Melione compró un test de embarazo y me pidió que me lo hiciera durante dos semanas enteras y ante la duda lo hice con ella acompañándome.

—¿Sabes cuántas semanas llevas? —interrumpe el silencio el castaño sentándose en la cama mirándome a los ojos, por mi parte dejé mi taza de café en la bandeja del desayuno. Ya había calculado el tiempo de gestación y cuando fui a la ginecología ella me confirmó lo que ya sabía.

—Cuatro semanas, un mes de embarazo, me enteré hace dos semanas quería decírtelo esta noche, pero te me adelantaste. Necesitaba estar segura —confieso conteniendo el nudo que se había formado en mi garganta, tenía miedo, el mismo miedo que me dio cuando estuve embarazada de Daría.

—Conejita con nuestro primer embarazo todo salió bien no tengo dudas que este sea diferente —acercándose más a mi costado él me levanta sentándome entre sus piernas y me abraza llenándome de su calor y su perfume corporal que tanto me calma.

—Lo sé lobo, pero es inevitable sentir miedo —aclaro besando su cuello, quería seguir con aquel juego, pero el baby call comenzó a sonar, Daría ya se despertó y con ella tuve que levantarme. No sé cómo le voy a explicar a mi hija de un año y medio que va a tener un hermanito o hermanita y ni hablar de mi familia van a enloquecer con la noticia solo espero que no hagan un circo de todo esto.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.