2005
Rachel se encontraba ansiosa por empezar la escuela, esas vacaciones habían sido las peores de toda su vida así que no aguantaba la emoción por recuperar algo de lo que era su vida antes de que su padre volviera.
Se sentía feliz de tenerlo en casa; lo había echado mucho de menos mientras trabajó lejos; pero no dejaba de relacionarlo con las cosas que habían pasado después de eso: a Mateo se lo habían llevado para la ciudad, o eso había escuchado; Maritza y los gemelos habían dejado la casa de la abuela y estos últimos ya no se fugaban para jugar en el río hacía aproximadamente un mes y medio.
Para colmo, su madre estaba cada vez más apagada desde aquel horrible 5 de enero; lloraba cuando creía que no la veía y se cansaba demasiado rápido como para jugar con ella; además de que la habían tenido que llevar al hospital demasiadas veces, más de las que estaban acostumbrados...
Todos le decían que se pondría bien, que tuviera fe; pero ella no estaba muy segura de que Dios quisiera escucharla, pues si era así, ¿por qué aún no lo había hecho?
En fin, se había pasado el verano sola y triste, por eso tenía la esperanza de encontrar en sus amigos un poco de distracción y consuelo.
***
— ¡¡Comadreja!! —gritó feliz y corrió a colgársele del cuello.
Esperó sentir el calor de los brazos que la reconfortarían en ese momento...
Pero no pasó, solo recibió un fuerte empujón que la hizo caer al suelo.
— A quién tenemos aquí... si es la hija del policía, la chivata...
No podía ser, tenía que despertar, si, eso, era un sueño... era imposible que Carlos la rechazara y la ridiculizara de ese modo...
— Va a llorar la princesa... —siguió burlándose Carlos —¿Qué vas a hacer? ¿Chivatearnos con la maestra?
La risa y las bolitas de papel rebotando contra su cabeza no se hicieron esperar así como sus lágrimas.
«Chivata, Chivata, Chivata » Coreaban los otros niños siguiéndole el juego a la comadreja.
Nunca antes había deseado tanto desaparecer como en ese momento.
Esa mañana, la Rachel confiada y segura, murió un poco; crucificada por las burlas de Carlos, la indiferencia de Clarissa y la enfermedad de Rebeca.
3 de sus pilares se quebraban dejando tambaleante su suelo
#6672 en Thriller
#3694 en Misterio
#25973 en Novela romántica
#4301 en Chick lit
Editado: 13.05.2022