Capítilo 19
El silencio se quebró cuando Heze, después de mirarnos con recelo, nos anunció que la piedra Pandora de Zuben se había activado y poseía una especie de mensaje para todos. Corrimos a reunirnos con los demás que se hallaban alrededor de la piedra iluminada y de esta salía algo similar a un holograma de una mujer extremadamente hermosa y con un vestuario de alguien que pertenece a la realeza, alguien que desbordaba poder con tan solo su imagen.
El roce de la mano de Heze al tomar la mía me asustó y él la sostuvo antes de que yo pudiera quitarla. Le di una mirada confusa, pero me ignoró, observando la piedra como los demás; no conseguí zafarme de su mano y decidí dejar pasar aquello, rogando en mi interior de que los otros chicos no se dieran cuenta, en especial Dabih.
—Es la Diosa Madre —informó Zuben, maravillado.
Se empezó a emitir el mensaje que decía:
—Les habla Rea, Diosa Madre, principio de todo y señora de la luz. Este es el único mensaje que dejé en una piedra Pandora y quien la posea tengo plena confianza de que obrará de forma correcta y según las leyes universales que os rigen. En el momento que esta piedra emita mi mensaje, yo no estaré reinando y habré desaparecido —los chicos dieron muestras de asombro y temor—. Hay un plan para acabar conmigo y con el orden en el cual fue creado todo y esto es propiciado por quien jamás pensé que me traicionaría, cuyo poder es tan grande como el mío; sí, Cronos, el padre de todo y señor de la oscuridad, con quien creé todas las cosas que existen y quien ahora quiere destruirlas y crear un nuevo universo bajo el orden y las leyes de su malvado corazón. Tomé la decisión de esconderme para protegerlos por el espacio de muchos años, pero ahora ha llegado el momento en el cual necesito la ayuda de quien esté viéndome y escuchando mis palabras. Pueden detener a Cronos y a sus seguidores, lo lograrán cuando alguno de ustedes (si es que son más de uno), forme una nueva constelación más brillante que cualquier otra, debido a que todo mi poder escondido en esta piedra Pandora os será entregado y de esa forma podré volver y acabar con la maldad y la oscuridad que amenaza al universo. Confío en que vuestra luz será tan fuerte como su deseo de hacer el bien; los doto de poder para enfrentarse a nuestro enemigo y estos no podrán detectar su energía, por lo que no podrán encontrarlos fácilmente. Me despido, esperando poder triunfar sobre el mal y devolviendo las cosas a su orden.
El holograma se disipó y de la piedra salieron unos rayos de luz que envolvieron a mis estrellas, haciendo que Heze soltara mi mano y que sus cuerpos se iluminaran como cuando los vi llegar desde el cielo aquella noche.
Cuando la luz se apagó, me apresuré a preguntar:
—¿Están bien?
—¡Wao! —Vociferó Skat—. Me siento excelente.
—Yo también —comunicó Kaus mientras contemplaba con admiración sus manos.
—¡No puede ser! —Proclamó Alpherg y todos le dimos atención—. Chicos, puedo oír sus pensamientos.
—¿Qué? —Dijeron al unísono.
Antes Alpherg no podía usar sus poderes con otras estrellas y al darse cuenta los demás, comenzaron a probar sus poderes, descubriendo que habían aumentado en gran manera, tanto que podían usarlo en sus compañeros.
—¿Saben lo que esto significa? —Dabih se mostraba confiado—. Nuestros poderes pueden ser usados en los Black Holes.
Los famosos Black Holes fueron estrellas en fase cuatro que después de tener su propia constelación, al llegar el momento de lograr su evolución final y ser Supernovas, se encontró que la luz en su interior había disminuido y en su corazón reinaba la oscuridad, por lo que se volvieron en seres oscuros.
—Ya oyeron a la Diosa Rea, debemos crear la nueva constelación para salvar el universo —declaró Heze, con solemnidad en su voz; se sentía la seguridad que les otorgó la renovación de sus poderes y la encomienda que tenían—. Nuestra Diosa ha puesto su entera confianza en nosotros y no podemos defraudarla, ¡vamos a triunfar sobre el mal!
—¡Sí! —Gritaron con vehemencia.
Convencidos de que estábamos a salvo de los ataques de nuestros enemigos si nos manteníamos cerca de la piedra Pandora, pudimos relajarnos un poco y ya los chicos iban a poder descansar de sus largas noches de vigilancia.
Estaba emocionada de poder volver a dormir en mi cama, rodeada de las paredes de mi habitación y sabiendo que mis estrellas descansarían tanto como yo; pero, mi emoción fue interrumpida por un pequeño, bueno, ni tan pequeño percance.
—Creo que aún cuando pensemos que Maia está a salvo, lo más conveniente es que no bajemos la guardia y alguien se quede con ella en la misma habitación —sugirió Heze.
—Y claro, quieres ser tú —murmuró Alpherg—. Ya puedo conocer tus pensamientos.
—Obvio, soy la estrella que le corresponde esta vida —se defendió—. No sean egoístas, ya ustedes compartieron una vida con ella.
—¡Cómo crecen estas estrellas de ahora! —Farfulló Kaus con ironía—. Hace poco se comportaba como un principiante y ahora hasta exige.
—Exijo mis derechos porque soy la estrella elegida por Maia —justificó Heze.
—Eso está por verse... Te recuerdo que ella aún no ha elegido y si tú reclamas tu derecho, entonces Dabih también debe reclamarlos —refutó Skat y eso atrajo el silencio en la sala.
Me quedé paralizada, había soportado una discusión por quién debía acompañarme y para terminar con broche de oro, Skat soltó la sopa y aunque dije que terminó con broche de oro, la situación se intensificó después.
—¿Qué? —Zuben estaba anonadado.
—Sí, ¿qué? —Inquirió Dabih, que hasta el momento había estado en silencio—. Dices que yo... ¿Que yo le gusto a Maia? —Me miró con los ojos iluminados—. ¿Eso es cierto?
¡Diablos! Por culpa de Skat todos se enteraron de quién era el otro que me atraía y por tratarse de una estrella que ya había compartido una vida conmigo, varios no estaban muy contentos y uno de esos era Heze.