Los siete caballeros del espacio

Hera

Capítulo 27

Después de que se llevaran a Alpherg me hicieron tomar el suero del durmiente y cuando desperté me di cuenta de que las paredes de enfrente estaban cerradas y ya no podía ver a Heze. Estaba muy preocupada por mis estrellas, comprendí la razón por la que entregué mi luz en mis vidas pasadas: el deseo de salvarlos era muy grande. También comprendí que siendo mi última vida no podía entregar mi luz nuevamente porque si desaparecía mis amigos también lo harían.

Pasé mucho tiempo sola y, después de gritar mucho (aunque no tenía fuerza), por fin Ton apareció acompañado de Sagitario A y de otros Black Holes.

—¡Este es un día grandioso! —Exclamó con vehemencia el líder—. Hoy será el día en que nuestro amo y dios nos visitará y triunfaremos sobre la luz. ¡La oscuridad reinará sobre todo!

Celebraron con vítores.

Estaba muy hambrienta y eso me hizo pensar que estuve dormida por un tiempo prolongado.

—¿Cuánto tiempo dormí?

—¡Oh, qué maravilla, nuestra prisionera ha despertado! —Proclamó Sagitario A—. Has dormido por tres días, tuvieron que administrarte unos sueros para que no murieras —soltó una carcajada.

—¿Dónde está Heze?

—En el mismo lugar en que lo viste por última vez, solo que ahora tiene acompañantes —hizo señas para que las grandes paredes se movieran.

Mi corazón dio un vuelco al divisar a mis seis estrellas en jaulas y atados a una pirámide de la misma forma en la que estaba Heze la primera vez. Lloré porque se hallaban muy heridos y ninguno estaba despierto; temí lo peor.

—¿Qué diablos les hicieron? —Mascullé con mucha rabia.

—¿No lo ves? Tuvimos que maltratarlos un poco, creyeron que podían enfrentarse a nosotros y salvarte. Por eso dejamos ir a Alpherg de Piscis, sabíamos que él buscaría la forma de liberarte por la culpa que sentía y sin duda iría por los otros —se mofó Ton.

—Creía que no sabíamos que ahora podía leer nuestras mentes y que todos ellos consiguieron aumentar sus poderes al grado de que funcionaran en nosotros. Somos muy poderosos que no pueden vencernos, tan superiores que hasta podemos controlar nuestros pensamientos —añadió Sagitario A.

Le eché otra mirada minuciosa a mis estrellas con la esperanza de que alguno se despertara... No lo hicieron.

—¿E-Están muertos? —Mi voz se quebró.

Hubo un momento de silencio.

—No, todavía... —contestó Sagitario A, haciendo hincapié en la última palabra—. Los pusimos a dormir por tu propio bien, si despiertan, debido a tu conexión con ellos sentirás sus dolores y será casi insoportable para ti.

Apreté mis puños con fuerza a causa de la impotencia; a esos malvados Black Holes les parecía gracioso lo que les hicieron a mis amigos y odiaba la idea de no poder hacer nada.

—¡Déjenlos ir, por favor! —Rogué—. Ya me tienen a mí, déjenlos libres a ellos.

—Niña, no seas estúpida, si los dejamos en libertad igual morirán cuando tú desaparezcas, en cambio, aquí nos serán de mucha utilidad: les quitaremos su energía antes de que Cronos te destruya —se jactó el líder.

Era evidente que el plan de Cronos era destruirme para que no creara la nueva constelación porque según la Diosa Rea eso arruinaría los malvados planes que él tenía; sin embargo, se me vino a la mente una pregunta: «¿Por qué un dios se tomaría la molestia de destruirme él mismo cuando tenía a tantos subordinados poderosos que podían hacerlo sin ningún problema?».

—Sé la razón por la que han tratado con tanto ahínco de evitar la creación de la nueva constelación —vociferé.

—Niña, no sabes nada —contestó con tranquilidad Ton.

—Sí lo sé. Cronos y ustedes saben que si se crea esta constelación sus planes serán destruidos, ¿no es cierto?

El líder se acercó mirándome con frialdad.

—Crees que lo sabes todo, pero no es cierto, hay muchas cosas que desconoces por el momento. Tranquila, pronto sabrás la verdad.

Se dio la vuelta y sus fieles seguidores lo siguieron. Supuse que se habían retirado del lugar porque escuché sus pasos desaparecer a mis espaldas.

No sé cuánto tiempo pasó, fue casi eterno para mí y difícil de sobrellevar con el estómago vacío y mirando a mis amigos en la condición en que se encontraban. Tenía que luchar, no podía darme por vencida fácilmente, sobre mí recaía el destino del Universo y hasta ese momento no lo había sentido con tanta fuerza dentro de mi ser.

Al moverme con brusquedad mis ataduras se aflojaron y al revisar noté que se encontraban abiertas; no sabía cómo, pero lo cierto era que alguien las había abierto, porque antes estaban bien cerradas. Pensé en quitármelas por completo e ir a soltar a los chicos, sin embargo, me quedé quieta cuando escuché unos estrepitosos pasos venir desde atrás. El ambiente empezó a tornarse pesado y tenebroso, ¡no había experimentado algo similar anteriormente!

Un hombre alto con una túnica negra que llegaba hasta el suelo se paró delante de mí y al ver sus ojos (del mismo color del fuego), me hizo sentir mucho miedo, por lo que bajé la mirada con rapidez. Podía sentir su mirada escudriñando cada centímetro de mi cuerpo que comenzó a temblar.

—Me temes, eso me agrada —musitó y su voz me puso la piel de gallina—. Has sufrido mucho. Tu madre pudo evitarte tanto sufrimiento si se hubiera dado por vencida...

No entendía a qué se refería, ¿qué tenía que ver mi madre con él?

—No sé en qué estaba pensando cuando decidió mandarte a la tierra como una simple humana, como si yo no te iba a conseguir y destruirte. Nunca permitiré que alguien sea más poderoso que yo, ni siquiera mi propia hija —pronunció la última frase con desprecio.

Pensé que tal vez el personaje de enfrente estaba loco, ¡porque no tenía ni la más remota idea de lo que estaba hablando!

—No sé de qué me habla —murmuré.

—¡Oh, se me había olvidado que no tienes ningún recuerdo! —Soltó una risita—. No sería muy satisfactorio si te destruyo sin que me recuerdes, así que te devolveré tus recuerdos.



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En el texto hay: dioses, secretos, poderes

Editado: 02.10.2021

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