Capítulo 28
Mi madre había hecho un plan y yo estuve de acuerdo: ella me transformaría en una partícula y vendría a la Tierra como una humana, pues era la única forma de que Cronos no me consiguiera fácilmente. Los chicos fueron elegidos por mí en la ceremonia de las estrellas donde entregarían parte de su esencia a una partícula que vendría a la Tierra, pues, yo iba a necesitar protección y la forma de llegar a la fase 3 en donde obtendría todo mi poder y podría destruir a Cronos; si obtenía la esencia de cada uno, estos iban a amarme y harían todo para que lograra formar una constelación.
Mis estrellas no saben sobre mi verdadera identidad.
<<Si nada de esto hubiera pasado, ellos habrían tenido un alma gemela para cada uno y estoy convencida de que hubiesen formado su anhelada constelación>>, pensé.
Recordaba mi vida antes de ser una partícula, sin embargo, de mi vida en la Tierra solo recordaba la que tuve con Spica y lo que había vivido de la séptima hasta este momento, la única forma de recordar cada vida era pasando a la fase 3 o que mis estrellas murieran... Como pasó con Spica.
Era increíble lo lejos que habíamos llegado sin contar con tanto poder, así que tuve la confianza que necesitaba para seguir con el plan hasta el final. Solo debía usar la piedra Pandora y dirigirme con Heze al lugar donde realizaríamos la fusión.
Miré a mi padre, pensé en lo egoísta que él era al querer el poder absoluto por encima de todo, aún por encima del amor que tenía o tuvo por mi madre... Era tanta su ambición que asesinó a sus propios hijos y no descansaría hasta acabar conmigo también.
—¿Por qué haces todo esto? —Mascullé.
—Porque mi naturaleza es oscura y maligna. Tu madre quiere seguir con las leyes que creamos para permitir que nuestra mayor creación decidiera su destino eterno sin importar su naturaleza. Unos vienen a la Tierra con la luz que les otorgan las estrellas y deben luchar por mantenerla y otros vienen a la Tierra desde la oscuridad porque no fueron elegidos por ninguna estrella en su primera fase, estos últimos deben luchar por obtener la luz y de esa forma convertirse en estrellas. Yo acepté las leyes porque creía que la luz era el poder mayor, pero al observar el progreso de los humanos en cada fase y gracias a Ton, darme cuenta de que la mayor evolución no son solo las Supernovas, sino que también los Black Holes que convierten la luz en oscuridad. Esto me hizo entender que la oscuridad es tan poderosa como la luz y que las leyes del Universo deben cambiar para favorecerme.
—Estás equivocado, la luz es más poderosa y la oscuridad no se puede mantener por sí sola.
—Demostraré que todos se equivocan, un universo se puede mantener solo con la oscuridad. ¿No se mantienen solo con la luz los otros Universos? ¿Por qué entonces no he de poder mantener este con la oscuridad?
—Razón tenían los otros creadores de solo usar la luz para mantener los Universos, por el temor de probar algo nuevo y que resultara en su propia destrucción —refuté—. Mi madre quiso demostrar al igual que tú que su creación, aunque diferente, podría alcanzar un progreso mayor, pero tú lo arruinaste al traicionarla. Ella te dio la oportunidad de crear con ella usando la oscuridad para convertirla en luz, sin embargo, tú planeas hacer lo contrario.
—Eres como tu madre, jamás entenderás y por eso debo destruirlas —replicó con rabia y se marchó.
—¡No hagas esto, estás equivocado! —Vociferé y luego oí el estruendo de una gran puerta a mi espalda.
Si había un momento para hacer algo, era ese... No habría otra oportunidad de escapar; entendí que la próxima vez que viera a Cronos sería para ser destruida por él.
Terminé de soltar mis manos y me aseguré de que no hubiera ningún Black Hole vigilándome antes de ponerme de pie y correr hasta donde estaban mis estrellas.
Quería liberarlos a todos, sacarlos de allí y llevarlos conmigo... No iba a lograrlo, debía seguir con el plan y si funcionaba lograría enmendar lo que Cronos había dañado.
Liberé a Heze e hice que rodeara mi cuello con su brazo izquierdo con la intención de llevarlo conmigo y después busqué la piedra Pandora en el escondite de Zuben: atada cerca de su tobillo izquierdo. Al tenerla en mis manos miré su brillo, estaba tan azul que pude admirarla por unos segundos y recordar que cuando la toqué lo que hizo fue despertar ciertos poderes de mi naturaleza, tanto de luz como de oscuridad. Esa es la razón por la cual pude luchar contra Verónica y las demás aquella noche.
Solo Zuben podía usar la piedra por ser el portador, no obstante, mi madre y yo también podíamos hacer uso de ella. Abrí un portal y me adentré con Heze a cuestas.
Todo parecía estar saliendo bien y en poco tiempo lograríamos llegar a El Lugar Santo, en donde estaba la copa sagrada y verteríamos en ella un poco de nuestra sangre que al mezclarse completarían la anhelada fusión. De pronto, sentí un gran dolor que nos llevó a perder el curso al salir de la espiral. Caímos sobre pasto y rodamos un poco recibiendo ciertos golpes que no fueron graves.
Sentía un dolor tan fuerte como el que me produjo el sufrimiento de Spica. Sin duda, supe que se trataba de mi conexión con los chicos, uno de ellos había despertado ocasionando que yo sintiera su dolor.
—¿Maia?
Noté que Heze estaba despierto y por un momento creí que se trataba de él, hasta que pude escuchar los gritos agonizantes de Zuben.
—¡Zuben! —Chillé, desesperada.
—Maia, ¿qué está pasando? —La voz de Heze delataba el sufrimiento que sus heridas le causaban.
—Los demás están prisioneros —pude responder antes de ser atormentada nuevamente por los gritos de Zuben.
Mi acompañante me rodeó entre sus brazos para intentar minimizar mi dolor, haciendo que la mitad de mi rostro quedara pegado a su pecho desnudo.