Como me lastima el corazón,
me peleo con la comida sin razón,
digo ya no comer un poco más,
pero la maldición ansiedad no me dejan en paz.
Mira que bella dama,
Manos delicadas,
tan femeninas,
como una rosa recién cortada.
Con una caminata elegante,
no dudo qué por algo sea su musa,
esa musa que quisiera yo ser,
sin embargo no podré llegar a poseer.
Voz tan hermosa y tan preciosa,
cabello largo, sin daño y bien cuidado,
pero en silencio llora por otra guerra silenciosa, otra guerra alimenticia,
que no la deja ser ella misma.
Bella y linda mujer,
peleas con tu ser,
discutes con el fantasma,
Y lloras por lograr comer.
Que crueldad que pasas diario,
Dejando de alimentarte en el día,
Para que en la madrugada,
te aturdes de mucha comida.
Soñabas con elegancia,
y tu cruz siempre fue destruirte,
hasta morirte sola y abandonada.