Y besaba la mano de aquella mujer que tanto amé,
y besaba sus pies como si dependiera mi vida en ella.
Que poco la quería para pedirle desnudarse cada que me apetecía verla.
Que poco cariño le tenías como para no dejarle ser.
Sonido del agua tronando enfrente su océano,
lindos recuerdos que se eliminan de poco a poco.
Que tanto te quería para llorarte y llenar el mar,
que tanto me hacías llorar,
como para creer que mis lágrimas provocaban el altamar.
Y sostuve tu gracia en años posteriores,
te ame tanto que te compare con ella.
Y qué tan poco te quería para dejarte en la deriva.
Que tan poco te amaba como para dejarte llorar
y que ahora tus lágrimas como las mías cubran mi inmenso mar.