Lucia, luz y poder

Capítulo XII

Narrador omnisciente.

Camino al auto Lucia y Darek cruzan el lobby del edificio, ella saluda cortésmente al portero y le regala una hermosa sonrisa que su acompañante disfruta extasiado. 

Una vez junto al vehículo, ella se percata que llevan chofer, o sea, están acompañados por otra persona. Este simple hecho hace que su rostro se relaje y otra sonrisa adorna en su cara.

Darek la mira, está perdido en sus ojos verdes, su amiga de la infancia hoy es una mujer preciosa, no puede ser más perfecta. Le abre la puerta, la invita a entrar y se sienta a su lado en la parte trasera.

Mientras se acomoda en el asiento y presa de los nervios se le cae la cartera, él de inmediato se dispone ayudarla provocando un roce entre sus cuerpos, es algo electrizante, ambos vibran con aquel imperceptible toque. Una vez se incorporan en sus puestos, sus ojos se encuentran, pero ella se apresura a rehuir su mirada.

Él no puede evitar llevar la vista esos carnosos labios, como desea besarla, como desea abrazarla, pero más que todo desea sentirla acurrucada en su pecho. Son unas ansias locas de protección hacia ella, es una invitación a protegerla.

Se forma un silencio incómodo, ella desvia la mirada hacia su teléfono y se puso a escribir en este como modo de distracción para no enfrentarlo, se vuelve torpe en su compañía y no procede adecuadamente. A él,   por el contrario,   no es posible dejar de mirarla.  

Esta situación se instala entre ellos, ella evita mirarlo y él no puede apartar su vista de ella; así cubren el trayecto hasta el evento.

Llegan a su destino, el auto estaciona en la entrada, Darek como todo un caballero se apresura a abrirle la puerta para que ella descendienda, extiende su mano para ayudarla a bajar. 

Las luces de los flashes les anula totalmente la visión, le cede su brazo y avanzan con elegancia por la alfombra hasta la entrada del imponente hotel Nacional, donde se efectúa el evento organizado por los abuelos con motivo de su cumpleaños. 

En el gran salón se encuentra lo más selecto de la sociedad en ámbitos de cultura, moda, negocios y política. Parece que nadie quedó fuera para la gran noche. 

—Lista, ya estás en esta jungla —dice Darek con picardía—, permaneceré a tu lado, me puedes usar como quieras. —A Lucia no le pasa desapersivida su insinuación en cambio decide hacer como que nonla escuchó.

—No sé si estoy lista, pero ya no hay vuelta atrás —afirma Lucia con una encantadora sonrisa mientras dirigen sus pasos hacia donde están sus abuelos.

—Mi niña es preciosa, estás perfecta, felicitaciones —pronuncia la abuela mientras me besa y abraza.

—Creo que hay un poco de más en ese vestido —regaña el abuelo con el ceño fruncido.

—Esta bella dama está perfecta —agrega Darek mientras la mira y yo ella no puedo evitar sonrojarme.

—Cuando tu nieta sea…, cómo dicen ustedes los jóvenes. Ah, ya sé, cuando tu nieta sea tendencia en la moda, no protestarás —advierte la abuela mirando sería al abuelo.

—Ya, ya, mejor me callo, pero para mi gusto hay muchos escotes en una sola prenda. —La abuela ríe pícara y el ambiente se relaja un poco—. Mi niña en un rato quiero presentarte varias personas que es necesario que conozcas para que tu gestión no sea tan difícil.

—Está bien abuelo cuando quieras, ahora permíteme saludar a mis amigos. —Lucia se dirige hasta donde están sus amigos y entre elogios mutuos sobre su apariencia y los cuentos de Carlos se mantienen entretenidos hasta que el abuelo le solicita a Lucia que los acompañe. 

Darek se ha mantenido conversando con algunas personas pero siempre con su atención en Lucia. Tan atento ha estado que se dio cuenta cuando un texto en su teléfono hizo que a esta el rostro se le desencajara y aunque intentó disimularlo, él pudo notarlo. 

Luego de eso, Lucia, sus abuelos y Gorge deambularon por el salón, saludando algunos, conversando con otros y así fueron haciendo las presentaciones correspondientes. 

Pasado un rato, Darek decidió ir con su amigo Víctor, Carlos y las chicas. No transcurre mucho tiempo cuando Lucia se une al grupo. Estan conversando los seis muy divertidos y Darek no podía apartar su mirada de Lucia, quien ya no la rehuye tanto.

—Amiga, creo que estás tomando mucho —le dice Aiza a Lucia.

—Solo un par de copas —indicó la segunda.

—Creo que para ti ya son muchas, nosotras nunca tomamos alcohol —insistió la primera, Lucia se puso seria.

—Chicas bailemos. —Pide Verónica—. Disfrutemos la noche. —Verónica avanza al centro de la pista seguida por Carlos y se giran para con gestos invitar a sus amigos.

—Bailas conmigo Lucia. —La invita Darek mientras ella baja la mirada, pero le extiende la mano en señal de asentimiento. Se les unen Víctor y Aiza también.

Al ritmo de un cadencioso merengue se divierten los amigos en la pista, Darek y Lucia se compenetran de forma perfecta en el baile. 

Pronto cambian el ritmo de la música a una hermosa balada de Chayanne, «Lo dejaría todo» entre Lucia y Darek se da una sinergia exquisita. Ella se deja llevar al compás de la melodía disfrutando el momento, él está extasiado con la proximidad de ella, parece ser que la música logró traspasar las barreras impuestas por ella.  




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