Lucia, luz y poder

Capítulo XXII

Narrador omnisciente.

El sonido del teléfono corta el silencio de la sala de estar de Lucia, quien ya estaba lista para salir a trabajar. Al ver el nombre de Marcos en la pantalla, una mezcla de ansiedad y curiosidad se apodera de ella antes de contestar.

—¿Hola?

Lucia, necesito que me escuches. Estoy en peligro, y lo que tengo que decir es urgente. —Lucia se pone tensa, apretando el teléfono con fuerza al escucharlo.

—¿Qué está pasando, Marcos? ¿Qué abre esa llave? —cuestiona preocupada mientras busca en su bolsa el objeto.

No hay tiempo para explicaciones largas. En el banco central, hay un casillero a tu nombre. La llave abre una caja dentro de ese casillero. Ahí encontrarás documentos que son cruciales para salvar a Brenda. —Lucia frunce el ceño, tratando de entender la gravedad de la situación—. Tienes que ir hoy a las once de la mañana.

—¿Salvar a Brenda? ¿Qué está pasando?

La empresa está involucrada en actividades ilegales, y estoy atrapado en medio de todo. Me amenazaron, Lucia. Me amenazaron con matarme si no sigo sus órdenes. —Lucia siente un nudo en el estómago, pero su determinación se fortalece.

—Dime qué debo hacer —responde firme.

Utiliza la documentación solo cuando yo ya no esté. Dentro de la caja, encontrarás pruebas que exponen a los responsables. Es la única manera de desmantelar esto y proteger a Brenda.

—Pero, Marcos, ¿qué hay de ti? —responde en tono serio.

No te preocupes por mí. Ya es tarde para eso —dice en suspiro de derrota—. Pero puedes salvar a Brenda y desenmascarar a quienes están detrás de todo esto. Ella es inocente, no tiene idea de lo que ocurre. —Lucia asiente, sintiendo la gravedad de la situación.

—Haré lo que sea necesario. Pero, Marcos, debemos encontrar una manera de sacarte de esto.

No hay salida para mí, Lucia. Pero tú tienes la llave, literal y figurativamente. Úsala sabiamente.

La llamada termina, dejándola con un torbellino de emociones. Mira la llave en su mano, sabiendo que el destino de Brenda y la verdad detrás de la amenaza a Marcos descansan en la decisión que está a punto de tomar.

 

(***).

El Comandante Jonás, un hombre de mirada seria y decidida, examina detenidamente el informe en su escritorio. Lucía, con la llave en la mano, se sienta frente a él, con la mirada preocupada.

—Comandante Jonás, ¿han podido localizar a Marcos? —cuestiona ella.

—Sí, Lucía, pudimos localizar el origen de la llamada. Estamos trabajando en ello. Pero necesito saber, ¿qué hay en esa caja que tu exnovio te entregó?

—Marcos me llamó hace unos minutos. Dijo que en esa caja, guardada en un casillero a mi nombre en el Banco Central, están las pruebas que pueden exponer lo que está sucediendo en la empresa y los nombres de los involucrados —dijo mientras respiraba hondo.

—¿Pruebas sobre qué?

—Sobre actividades ilegales en la empresa. Según él, está amenazado y la única forma de salvar a Brenda es usando esa información. —Le explico, aunque él debe estar al tanto, ya que escucharon la llamada.

—¿Amenazado? —cuestiona el comandante frunciendo el ceño—. ¿Cómo sabemos que esto no es un juego de Marcos?

—Sé que suena increíble, pero lo sentí angustiado y desesperado. Además, mencionó que lo tienen amenazado de muerte. Necesito abrir esa caja y ver las pruebas antes de que sea demasiado tarde y eso lo haré hoy a las once de la mañana, como él me indicó. —Comandante Jonás asiente, entendiendo la gravedad de la situación.

—Entiendo, Lucia. Si esto puede ayudarnos a descubrir la verdad y proteger a Brenda, haremos lo necesario.

—Pero, Comandante, Marcos me pidió que solo utilice la documentación una vez que él no esté vivo. Dijo que es la única forma de garantizar la seguridad de Brenda.

—Lo sé, Lucia. Estamos haciendo todo lo posible, no hemos podido ubicar a Brenda y estamos intentando encontrar a Marcos antes de que sea tarde. Pero, en caso de que no podamos, necesito tu compromiso de que me traerás esa documentación. —Ella asiente, con determinación en sus ojos.

—Haré lo que sea necesario para descubrir la verdad y proteger a Brenda. No puedo permitir que le hagan daño.

—Estamos juntos en esto, Lucia. Haremos todo lo posible para resolver esta situación. Te acompañarán al banco.

—No creo que sea necesario, el banco es un lugar seguro y ando con mis guardaespaldas —Lucia se levanta, con la llave en la mano, lista para enfrentar la incertidumbre que yace ante ella. El destino de Brenda y la verdad que se oculta en la caja dependen ahora de sus acciones.

—Siendo así, nos mantenemos en contacto. —Le dice el comandante a modo de despedida. 

 

(***).

Camina con determinación hacia la imponente fachada del Banco Central. El sol acaricia su rostro mientras entra al edificio, con la llave entre sus dedos como un talismán de respuestas. La seguridad del banco la escolta hacia la sala de cajas de seguridad.




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