La doncella estaba malherida y debido a esto cayó en un profundo sueño, pero de haber estado despierta, entonces se habría percatado del momento en que aquel guerrero notó el tenue brillo del talismán e intrigado por el extraño resplandor, se lo quitó y él mismo se lo puso, sin imaginar todo aquello que provocaría con esa simple acción.
La guerrera despertó días después, era claro que alguien había invertido tiempo en limpiar y cuidar de sus heridas para que estas sanarán, aunque gracias a la desorientación que experimentó al despertar, no fue lo primero que ella pensó.
Miró a su alrededor intentando mantener la calma. No era la única en aquella cueva y por el momento, todos aquellos a quienes veía estaban heridos o enfermos. De eso no tenía duda.
Momentos después quién era el cuidador de todos aquellos heridos se le acercó.
Gracias a la charla con ese hombre, la doncella supo que había sido capturada y ahora era una prisionera más de aquel reino enemigo. Sin embargo; eso no le preocupó tanto, como el darse cuenta de que había perdido su amuleto.
Cuando sus heridas sanaron, no tuvo más remedio que comenzar a trabajar.
De ser la doncella guerrera más elogiada de su reino, ahora era una esclava más, obligada a pasar los días enteros entre cultivos y bajo el sol.
Pasó muchos días en aquella situación, hasta que una tarde, mientras caminaba cerca del lugar en que un hombre descansaba, se detuvo ya que de inmediato lo reconoció, era él, era el guerrero que le había vencido, no tenía duda.
Disimulando su caminar, se acercó aún más y entonces pudo notar como el dije brillaba, aunque ahora colgaba de un cuello que no era el suyo.
A cómo diera lugar, debía recuperarlo y asesinar al nuevo portador; después de todo, era su enemigo.
El guerrero parecía confundido y un poco asustado al darse cuenta de lo que sucedía colgando de su cuello, por instinto miró a su alrededor, quizá buscando ayuda, y al ubicar a la doncella no apartó la vista de ella.
El guerrero no la recordaba, era natural, ya que lucía muy diferente a cómo se veía en aquella batalla. Había perdido peso y además estaba más limpia que en cualquier batalla, lo cual ya era decir demasiado, sin mencionar que no estaba cubierta en la sangre de sus enemigos.
Ella siguió caminando, incapaz de hacer nada por recuperar su amuleto o su libertad, sintiendo solo impotencia y tratando de ser discreta, a pesar de que el guerrero había comenzado a hacer algunos gestos que hacían en su dirección. Al menos lo intentó, hasta que alguien le obligó a que se detuviera.
Con sorpresa y temor, siguió las órdenes que acababa de recibir. En silencio fue conducida hasta una cabaña dentro del bosque y lejos de las chozas destinadas a los esclavos.
La primer orden, dentro de ese lugar, fue que debía asearse y luego presentarse con la cocinera, donde tuvo algunos obstáculos, aunque era claro que estaba decidida a mejorar, a pesar de su cansancio.
Ese mismo día había trabajado en las cosechas y luego tuvo que preparar la cena para los dueños de aquella casa, ni siquiera había tenido tiempo suficiente como para comer.
Estaba segura de haber sido vendida a una casa, aunque más tarde, mientras cenaba con la cocinera, se enteró de que aún le pertenecía a su enemigo, aún tenía una oportunidad para recuperar el amuleto que le había robado.
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Editado: 21.11.2021