No podía vencerla, así se lo hizo saber al guerrero en cuanto lo ayudó, no era algo él pudiera hacer; pero sí tenía en sus manos la posibilidad de hacer que la rebelión triunfara, aunque cuando el guerrero preguntó cómo lo haría, ella solo sonrió y se preparó para el siguiente ataque que recibirían.
Una vez más, el embrujo de la emperatriz fue absorbido y en ese instante la doncella contraatacó.
Tenía que debilitarla y hacer que se alejara de aquel mundo, solo así su plan funcionaría y libraría al reino de la maldición que la hechicera había lanzado en el momento en que terminó con la vida del emperador. Se lo confió al guerrero.
Algún día, la hechicera sería lo suficientemente astuta como para volver, pero cuando eso sucediera ella también volvería.
El guerrero, consciente de que aquello sólo era algo que solucionarían con magia, permaneció en silencio, aceptando la proposición de ser quien gobernaría aquel reino y asegurando que liberaría a quienes habían sido aliados de la doncella.
Era el momento, no debía demorarlo más, y antes de su último ataque, sin que él lo esperara, le robó un suave beso al guerrero y prometió volver algún día, buscarlo y nunca olvidarlo.
Ella sonrió y mientras se preparaba, admitió haberse enamorado de él y estar dispuesta a todo, sólo por concederle la oportunidad de vivir una buena vida, ya fuera que la amara o no.
Entonces, con un movimiento veloz, la doncella capturó a la emperatriz y pronunció el conjuro que en sueños había aprendido, pero mientras este surtía efecto, el guerrero corrió tratando de alcanzarla y la besó, ocasionando que el talismán se rompiera en dos.
Fue entonces, mientras declaraba su amor por ella, que ambas mujeres desaparecieron de aquel mundo, para llegar a otra dimensión en donde la magia no existía; el nuestro.
•••
—¿Qué pasó después?
—Al llegar, ambas se desmayaron pero la doncella se recuperó rápido y al darse cuenta de que en este mundo no había magia, se alejó; aunque durante mucho tiempo vigiló a la emperatriz, esperando el momento en que la profecía se cumpliera, hasta que un día comprendió que eso no sucedería durante aquella vida.
—Pero; ¿qué pasó con la guerrera?
—Con el tiempo se casó y después tuvo una hija y un hijo.
—¿Entonces no tuvo un final feliz?
—Sí; lo tuvo, solo que fue un final diferente porque encontró la felicidad en el amor que sentía por sus hijos.
—Y; ¿Qué pasó con el guerrero?
—No lo sé. Quizá también tuvo una familia y seguramente fue un buen emperador que finalmente olvidó la sed de venganza.
—Mami; ¿Crees que si se hubieran quedado en el bosque, habrían sido felices juntos?
—Tal vez, pero entonces no habría existido este cuento. Aunque me gusta creer que en algún momento volvieron a estar juntos. Tal vez el guerrero la buscó hasta encontrarla con ayuda del talismán, tal vez se casaron y esos dos hijos fueron de ambos.
—Me gusta más ese final —sonrió.
—A mi también —aseguró.
—Mami; ¿cómo se llamaba el guerrero?
—Cearbhall.
—¿Y la doncella?
—El nombre de la doncella era Aldara.
—¡Cómo tú, mami!
—Así es; como yo...
••• • •••
#10775 en Fantasía
#2327 en Magia
#2746 en Novela contemporánea
mundoparalelo, desamor y amor, vidaspasadas amistad amor soledad
Editado: 21.11.2021