Jace y Mason llegaron al hospital donde Lexi aguardaba en la entrada.
—Llegaste temprano —comentó Mason.
—No tenía muchas ganas de seguir dormida —dijo cortante—, el horario de visitas ya está abierto, pero ahorita Lydia está con su madre.
— ¿Qué hay de Lissa? —preguntó Jace mientras revisaba su celular— Aguarden es la madre de Liam… —se alejó un poco para contestar la llamada.
El rubio se quedó en la llamada afuera del hospital mientras que los otros dos entraron y se sentaron en la sala de espera. Luego Lexi vio pasar a los Thompson que estaban en turno.
— ¿Qué crees que ocurra ahora con los Thompson? —Preguntó la chica con la mirada en la doctora Thompson— Para ellos sería muy raro que justo apareció Alice y sucediera esto.
— ¿No creerás que ellos saben…o si? —Susurró Mason.
Lexi lo volteó a ver sin expresión.
—Eso sería muy retorcido ¿sabes? —Frunció el ceño.
—Todo aquí es muy retorcido Mason.
Antes de que alguien más pudiera decir otra cosa entró Jace buscándolos y en cuanto los vio se acercó.
—Le dije a Marie que embriagamos a Liam y que ahora está en mi casa dormido —comentó apurado—, pero si no despierta pronto no sé qué otra excusa le diré cuando no lo vea llegar a casa.
Nadie protestó ni siquiera Lexi, al contrario, rápido se fueron al área donde estaba la gemela inconsciente. Allí se encontraron con la tía Thompson que en principio les negó pasar a verla, pero Jace le explicó quién era él y su relación con quien se suponía era Melissa Thompson, pero aun así no los dejó pasar.
—Por favor señora Thompson…serán unos minutos solamente —dijo el rubio.
—Chicos, entiendo que se preocupen por Melissa y que todo este asunto debe ser muy confuso, pero… —suspiró la mujer— Quieren ver a alguien que posiblemente no sea quien esté ahí.
— ¿Qué quiere decir? —Intervino Lexi— ¿Acaso quien murió fue…?
—No, no lo sé —negó rápido—. Una comparación de ADN sería inútil ya que como gemelas ambas comparten prácticamente el mismo ADN, tendríamos que hacer otra clase de estudios…pero lo más fácil sería que despertará y ella misma dijera quien es.
Todos quedaron en silencio y con caras largas hasta que Jace pensó algo y lo masculló.
— ¿Disculpa?
—Una de ellas tenía una herida en la pierna, podría ser Li… —recordó que no podía mencionar el sobrenombre—Melissa, podría ser Melissa.
— ¿Cómo sabes eso? —Lo vio desconfiada.
—Fui yo quien las encontró y las trajo anoche…luego de lo que pasó en el evento de la plaza —respondió tratando de convencerla.
Mason y Lexi permanecieron en silencio para dejarle el control de la situación al rubio. La mujer seguía desconfiando, pero al final cedió.
—Si mencionaron en el reporte que una estaba herida pero como no puedo atenderla y dudo que alguien se haya percatado de eso ahora —frunció la boca—, no sé si quien murió la tenía o no.
— ¿Por qué no entra y sale de dudas señora Thompson? —Sugirió Lexi un tanto ruda.
La mujer bajó la mirada tratando de esconder su rostro de las miradas juzgadoras de los jóvenes.
—No podría —se atrevió a responder—, lo siento, pero no me siento lista para afrontar esta situación tan pronto.
—Entonces…¿nos dejará pasar para saber por usted? —Habló sonando un tanto arrogante.
A pesar de la actitud hostil y poco empática de la chica, la mujer aceptó y autorizó su entrada.
—Fuiste un poco ruda ¿no crees Lexi? —Susurró Mason regañándola.
—Tch.
—Cállense ambos —ordenó el rubio—, y díganme si alguno recuerda en que pierna fue.
La castaña caminó absorta con pasos lentos hasta la cama de la pelirroja, pasó su mano delicadamente por encima de la sábana en una de las piernas.
—Era en esta —dijo sin perder de vista el movimiento de su mano—, levantaré un poco la sabana.
—Ten cuidado, no vayas a lastimarla.
Los tres estaban tensos, pero ambos chicos daban tragos gruesos de saliva mientras esperaban a que Lexi descubriera un poco la pierna y en efecto, la herida cubierta por un vendaje se encontraba ahí.
— ¡Lissa! —Exclamó aliviada.
La castaña se giró a ver a los chicos que al oírla sonrieron abiertamente.
—Hey —susurró—, Lissa aquí estoy… —dijo tocándole la mano— Aquí estamos.
Un pequeño y débil apretón por parte de la pelirroja sorprendió a Lexi.
—No puede ser, ¿vieron eso?
Todos soltaron unas risas y unas pequeñas lágrimas de felicidad.
Después de unos momentos agradeciendo y celebrando que su amiga siguiera con vida tuvieron que volver a su cruda realidad.
—Lissa —tomó con fuerza la mano de su amiga—, sé que es muy pronto y que quizás quieras descansar después de la locura de anoche, pero en serio debes despertar.
—Te necesitamos Lissa —intervinieron Mason y Jace—, creemos que solo tú puedes ayudarnos…ayudar a Liam.
Trataron de explicar la situación, pero unos segundos bastaron para alterar el estado cardiaco de la chica, la máquina empezó a sonar rápido y pronto la habitación se llenó con el personal médico obligándolos a dejar el lugar.
—Mierda —masculló Lexi—, creo que no debimos decirle nada.
— ¿Tú crees? —Protestó Mason.
Lexi lo miró molesta.
—Maldición, cállense de una vez —regañó Jace—. De todos modos, si despertaba iba a saberlo.
La doctora Thompson llegó junto con su esposo corriendo en cuanto se enteraron. La mujer se dio cuenta de que los tres jóvenes seguían ahí.
—Pero ¿qué es lo que han hecho? —Reclamó— Váyanse de aquí ahora, y que sea la última vez que se acercan a esta habitación.
Los tres hicieron caso y se alejaron, pero no se fueron del hospital en su lugar fueron a la habitación de Lydia.
—Elijah —saludó Mason— ¿Qué tal todo ahí dentro?
—Su madre llegó y bueno… —suspiró— Pero creo eso va mejor que allá fuera ¿o no?
Las expresiones inquietas respondían a la pregunta del vampiro.
—Quita esa cara Lexi —le dijo carismático—, lograron normalizarle el pulso a Lissa.
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Editado: 13.01.2024