— ¡No por favor! ¡Por favor! —Suplicó un hombre desangrándose.
—Mátalo Liam —susurró una voz en su oído—, mátalos a todos.
La voz no tenía rostro, pero se encontraba atrás de él sosteniéndolo de sus hombros con unas largas manos largas huesudas y con garras prominentes que se enterraban en su piel.
— ¿Qué estás esperando? ¡Mátalos!
Ordenó girándole el rostro para que viera los cadáveres en el suelo de las personas mutiladas o abiertas de la parte superior dejando a la vista las vísceras.
— ¡NO! —Gritó Liam desgarradamente al ver el horror que había hecho.
Para fortuna de Liam todo había sido una pesadilla solamente, aunque el horror si lo hizo gritar en la vida real, tanto así que él mismo se despertó agitado y abrumado.
Por fortuna ya era sábado y su madre se había ido temprano por lo que nadie lo escuchó, pero tampoco hubo nadie que lo ayudara a entrar en calma. El pobre chico otra vez se acostó boca arriba mientras trataba de sacar las imágenes sangrientas de su cabeza cerrando con fuerza sus ojos, pero de ellos solo salieron unas lágrimas que cayeron rápido en su almohada.
Para Lissa las cosas tampoco iban bien, a pesar de que su herida sanó prácticamente por completo su mente empezaba a fracturarse y agobiarla fácilmente. Las memorias y sentimientos de su hermana estaban tomando lugar dentro suyo intentando mezclarse para formar uno solo con las de la propia Lissa, además la intromisión de Alice no le estaba haciendo las cosas más fáciles, todo este proceso de adaptación la mantuvo despierta toda la noche.
En cuanto vio que salió más el sol salió de su cama para tomar una ducha y refrescarse, pero eso no le sirvió de nada pues al verse en el espejo sintió que, a pesar de tener el mismo rostro, a quien ella veía era a Alice y no a sí misma.
«“¿Quieres saber qué es lo peor de esto?”»
La voz en su cabeza la hizo apretar sus dientes con rabia y fastidio.
«“Así como tú odias que esté aquí yo también odio que estés ahí, pero tendremos que aceptarlo, en unos días pasará. A menos que…”»
— ¿A menos que qué?
« “Aceptes cederme el control”»
Una risa burlona de Lissa hizo eco en el baño.
—Eso jamás pasará, olvídalo…además es imposible, gané la fusión ¿no es así?
Salió del baño hacia el cuarto para empezar a vestirse.
«“Se llama proceso de transición adaptativa tonta, no dura mucho, pero puedes cederme el control absoluto y cuando acabe te irás.”»
—Pero si no lo hago ¿te irás tú? —Dijo pensativa— Dame una buena razón para dejarte después de lo que has hecho.
«“Estás cambiando, tendrás mucho de mi en ti…¿podrás soportarlo? Ya incluso te ríes como solía hacerlo”»
—Sal de mi mente —masculló— ¡Sal de mi mente Alice!
La voz alta de la chica llegó hasta el comedor donde estaba la señora Thompson, quien entró preocupada al cuarto de la pelirroja.
—Cariño…
Lissa volteó a verla cuando la escuchó, no pudo disimular lo alterada que Alice la había dejado.
—Lo sabías ¿no? —Cuestionó con una voz rota y ojos cristalizados— ¿Por qué no hiciste algo?
—Melissa, yo… —Estiró su brazo para tocarla, pero no tuvo respuesta— Perdón.
La culpa en el arrepentimiento de su tía cubrió todo el ser de la chica que solo cerró sus ojos derramando una lágrima en silencio.
Después que terminó de vestirse salió a desayunar, la mujer preparó algo y decidió llegar tarde al trabajo para tener esa conversación que no creyó que llegaría algún día.
—Sucedió poco después del primer cumpleaños en Orkus, luego de él la niña que vivía con nosotros tuvo un cambio extraño —bebió un sorbo de café y siguió—, tu tío y yo no entendíamos mucho lo que ocurría, creímos que era algo psicológico…
Los minutos pasaron y la incomodidad entre ellas también pasó, después de saber la verdad Melissa no pudo seguir culpando a alguien que fue otra víctima de Alice bajo el verdadero cuidado de Arkain.
—Entonces…¿entienden lo que somos? —Vaciló con la mirada recelosa.
—No muy bien, solo sabemos que poseen “ciertas” habilidades —aclaró su garganta—, y que hay más personas como este hombre…
—Arkain —añadió Lissa—. ¿Y no quieres saber más? Por ejemplo… ¿Lo que ocurrió hace poco en la plaza o conmigo y Alice?
—No —afirmó convencida—. No quiero saber nada al respecto y no espero que nos perdones solo que puedas encontrar tranquilidad.
—Gracias…tía Dalmi.
Levantaron los platos y la mujer se despidió para irse al hospital. Cuando se quedó sola empezó a husmear entre las cosas de Alice, encontrándose con algo que la inquietó.
Más tarde la chica tomó su sueter y salió a caminar por la plaza sin un rumbo fijo, pero poco a poco terminó acercándose a las calles por donde estaba el refugio.
— ¿Melissa?
La familiaridad de la voz llamó la atención de la pelirroja pero el tono era tan diferente a como siempre había oído su nombre en esa voz, es más, ni siquiera había sido llamada así más que una vez.
— ¿E-eres tú? —Preguntó asustado— Aléjate…¡Déjame en paz!
El chico paranoico no era nada más ni nada menos que Liam Hale que había acordado con Jace que iría temprano al refugio.
—Liam… —Retrocedió nerviosa al verlo así— Soy yo, soy Lissa.
—No vas a engañarme ¡Te conozco! —Gritó sacando sus garras— No dejaré que me uses…no mataré por ti.
—Liam alto —extendió al frente sus manos como barrera— ¡No soy Alice!
El chico se lanzó contra ella azotándola en el suelo, apretando su cuello para asfixiarla, pero al mismo tiempo enterrando lentamente sus garras, mientras que ella lo apretaba de los brazos para controlar sus emociones, pero la fuerza con la que la ahorcaba él, era más rápida y fuerte que lo que ella podía controlarlo.
— ¡Liam suéltala! —Gritó Jace corriendo lo más rápido posible.
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Editado: 13.01.2024