Luna de muertos

Capítulo 10.

Los lobos y el vampiro estaban de regreso en el refugio. Elijah entró al comedor y puso sobre la mesa el artefacto, Jace y Lexi fueron a donde Mason entrenaba.

— ¿Qué es eso? —Preguntó Miranda cerrando su laptop— Luce…importante.

—Seguro que sí.

Comenzó a inspeccionar el objeto, presionaba los botones y movía las palancas, pero no veía que hiciera algo.

—Quizás este averiada —comentó y la tomó—, o quizás…

La chica sacudió el aparato, al oír que tenía algo en su interior la destapó mientras Elijah la veía confundido.

—Lo que creí —suspiró—, es un transmisor de señales y seguro que a frecuencias especiales si ni con tu agudo oído puedes oírlas.

—Eran del doctor Lewis, quien atendía a Lissa... ¿eso te da una idea?

—Transmite señales a brujas invasoras —añadió sorprendida—, pero ¿cómo?

—Quizás no para todas las brujas…tal vez solo a una en específico —dejó caer los archivos y se recargó con confianza en su asiento—, a Lissa.

—Buena idea traer los archivos de Lewis —bromeó—, aunque me preocupa como los consiguieron.

—Descuida, Lewis ya estaba muerto cuando llegamos.

—No me digas que…

Elijah apretó sus labios y se encogió de hombros ante la inquietud de la rubia.

Lexi y Jace fueron al gimnasio para ayudar a Mason en su entrenamiento.

—Ya volvieron —mencionó Alec con una sonrisa jocosa—, creí que tendría que seguir siendo el saco de boxeo de Mason.

—Gracias Alec —dijo apoyando su mano en el hombro del chico—, deberías tomar un descanso.

— ¿Y tener que andar por ahí encontrándome a Miranda? No gracias —alzó sus cejas soltando un suspiro.

— ¿Ocurre algo con ella? ¿entre ustedes?

Jace y Lexi se vieron entre si de una forma jocosa que puso nervioso a Mason.

—Basta de eso —ordenó serio—, es una de nosotros así que me preocupa.

—Claro —respondió Lexi burlona—, no dijimos otra cosa. Ven Jace, cambiémonos para entrenar.

Alec mantuvo una sonrisa mientras veía la escena de los lobos.

—Me alegra que te preocupes por ella a pesar de lo que ocurrió aquel día —dio un pequeño asentimiento con su cabeza—, yo los oí —vaciló al ver la expresión incómoda de Mason—, no fue mi intención, pero…

—Descuida —alzó las comisuras de sus labios intentando sonreír—. De hecho, me alegra que no te molesten mis sentimientos por tu hermana…aunque a ella parece que sí.

Mason bajó la vista y Alec lo volteó a ver con pesar.

—Le importas —admitió serio—, pero hay cosas que aún debe resolver…mismas por las que me ha evitado.

—No entiendo.

—Es algo…tiene que ver con sus padres, su familia biológica —susurró—. Creo que está tratando de averiguar lo que pasó aquella noche.

— ¿Lo que pasó? Ella me dijo que los lobos mataron a su familia —alegó confundido.

—No, fue un engaño de mi tío y mi padre —confesó muy cerca del lobo—. La razón no la sé, ni tampoco quien lo hizo, pero seguro debe haber alguien que lo sepa y Miranda debe estar buscándolo.

—No puede ser…

— ¿Qué no puede ser? —Interrumpió Jace que regresaba con la chica.

—No, nada…Alec y Miranda están molestos —respondió rápido—, ya sabes como son las peleas de hermanos —bromeó dándole un golpe en el hombro—. ¿Van a venir o no?

Mason avanzó rápido hacia el cuadrilátero donde esperó a que llegaran los lobos.

— ¿Qué tal vas? —Dijo Lexi subiendo— ¿Crees poder vencerlo a puño cerrado?

—Más vale que sí, no puedo usar las garras ni colmillos contra él siendo un mestizo —alegó tronándose los nudillos.

—En realidad si puedes —confesó—, tienes que mantenerte en pie hasta el tercer round para poder usarlas…es una regla para los duelos de alfa.

—Miren —dijo jocoso Jace—, alguien ha estado estudiando mucho ¿no?

—Jodete Jace —reviró sus ojos bromeando—. Pero es cierto, si logras no morir antes podrás usar la mayor ventaja de un original…

—Y podrás patearle el trasero a ese idiota —dijo emocionado— ¿Ya tienen la fecha?

—Ya estamos en octubre y acordamos que sería en los primeros días, así que… —sobó su cuello con cansancio— Seguro será pasado mañana.

Lexi y Jace mascullaron sus quejas y reclamos para ellos mismos.

—Entonces será mejor que nos apresuremos a entrenarte mejor para que llegues hasta el tercer round con vida —bromeó Alec fuera del ring.

—Que poca fe me tienen —alegó riendo.

En la noche, Mason y Jace seguían en el refugio. Mason fue al cuarto del rubio que estaba sentado en su cama con la laptop en sus piernas.

—Hey —entró con nervios— ¿Qué haces? Creí que ya te habías ido.

—Estaba…ya sabes —aclaró su garganta—, sigo buscándola.

— ¿Y has encontrado algo nuevo?

Jace cerró su computadora desanimado y la puso a un lado.

—Nada, es como si…hubiera algo que no me dejara avanzar —dejó caer su cabeza en la cabecera—. Cuando creo acercarme aparece algo que me regresa… ¡Es muy frustrante!

— ¿Recuerdas lo que me dijiste la primera vez? —Vaciló buscando donde sentarse— ¿Que quizás el grupo de cazadores se la llevó?

El rubio asintió extrañado.

— ¿Has buscado…? —Suspiró y agachó su cabeza para tapar sus ojos— No, olvídalo…es una locura —masculló al final.

— ¿Qué es una locura?

— ¿Eh? No, nada —Volteó nervioso—. Iré a casa ¿quieres que te lleve o viniste en auto?

—Me quedaré, gracias —sonrió y chocó su puño con Mason.

—No están Jade y Fabian ¿cierto? —Comentó sin sorpresa— No creo que Elliot deba pasar tanto tiempo solo…le vendría bien la compañía de su único hermano.

El rubio suspiró abatido dándole la razón.

En el lugar de los vampiros enemigos Kalisman ya había despertado. Se encontraba consternado bebiendo frente a la ventana de su sala, viendo perdido hacia afuera.

—Esa maldita bruja. —Frunció molesto la nariz mientras apretaba su copa.




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