Luna de muertos

Capítulo 14.

Elijah fue con Lexi a las celdas para ver a Melissa, mientras que Jace llevó a Liam a la sala de descanso.

—Me alegra verte y saber que eres tú —comentó Lexi aliviada—, ven…hay comida rica, debes tener hambre.

— ¿Dónde está Liam? —Preguntó inquieta— Necesito verlo.

—No sé si sea buena idea Lissa —dijo Elijah viéndose con Lexi—, él no está muy bien.

—Lo sé, por eso debo verlo.

Después de unas miradas dudosas ambos aceptaron llevarla con Liam.

—Hola… —vaciló al entrar.

—Lissa —masculló sorprendido— ¿Qué haces aquí? Creí que…no importa, yo quería disculparme por lo de aquella vez, soy un monstruo.

—Está bien, no eres un monstruo sino un lobo y eso por sí solo jamás te hará uno—lo tomó de sus manos—. Sé que Alice te hizo cosas terribles aun cuando ya no estaba físicamente y lo lamento mucho —admitió con sus ojos llorosos.

Melissa lo abrazó y al hacerlo entró en su mente pudiendo ver algunos recuerdos vagos, así como las alucinaciones creadas por las emociones que Alice le implementó además de todas las pesadillas que ha tenido desde entonces.

— ¿Qué estás haciendo? —Balbuceó.

La chica tomó sus mejillas y lo calló gentilmente. Poco a poco eliminó todas las emociones negativas y borró todo lo que Alice le había dejado en su mente.

—Sé que nada de lo que diga o haga cambiará lo que ocurrió, pero quiero que sepas que estoy aquí —acarició su rostro—, y siempre estaré sin importar qué.

—Ojalá John estuviera aquí —confesó con lágrimas—, quisiera que me dijera algo…que me diera uno de sus consejos, aunque sea una última vez.

—Creo que aún puede hacerlo…John escribió una carta para ti por tu cumpleaños y planeaba dártela ese día.

—Quiero leerla ¿sabes dónde está? —Expresó ansioso.

Melissa llevó a Liam al estudio para buscar la carta que John había hecho. La buscaron en los cajones, pero no hallaron nada ahí, así que la chica buscó entre los libros del estante.

—Liam…aquí está —dijo seria entregándole el sobre—. Te dejaré solo ¿está bien?

—Si, gracias Lissa.

Liam se sentó en la silla frente al escritorio y empezó a abrir el sobre despacio con sus manos temblorosas. Cuando terminó sacó una hoja doblada, en ella tenía la dedicatoria con su nombre.

“Para Liam, por tus 18 años y otros más.”

Sus lamentos se dejaron oír incluso antes de abrir la carta y cuando lo hizo las lágrimas siguieron cayeron con más fuerza mientras cubría su boca con su mano.

«“Sé que últimamente no he hecho bien las cosas y que posiblemente estés molesto conmigo igual que el resto y no los culpo, en su lugar yo también lo estaría, pero cuando crezcan lo entenderán…”»

Lexi tenía un asunto pendiente en su cabeza así que fue al gimnasio con Jace y Mason para hablarlo y así encontrarle una solución pronta.

— ¡Eran amigos de Milton! —Protestó molesta— Es obvio que ellos tuvieron que ver con que Liam haya intentado suicidarse.

—No podemos comprobarlo Lexi —alegó Jace—, no estaban allí.

—Y supongamos que es verdad…¿Qué quieres que haga con ellos? —Intervino Mason serio— ¿Que los mate? Lo siento, pero no Lexi.

—Bien, lo arreglaré yo misma.

—Si haces algo…sabremos que fuiste tú —advirtió Mason sin doblarse.

—Pero no podrán comprobarlo ¿o sí? —Arqueó una ceja para retarlo y se fue.

—Ser el líder de Lexi será…una tarea dificil —bromeó Jace dándole un golpe a Mason.

En la noche cuando ya se habían ido algunos y otros ya dormían, Lexi llevó engañados a los amigos de Milton hasta el bosque.

— ¿Qué carajos…? —Protestó al ver a la chica— Creí que…

—Que Milton los citó aquí, ya sé —reviró sus ojos— ¿sabes que más sé?

Sacó el encendedor que traía Liam durante el duelo y se los arrojó.

—Lo traía Liam cuando intentó suicidarse ¿Ustedes se lo dieron?

— ¡Claro que no! —Negó enseguida uno— Seguro esto es una clase de venganza por haber apoyado a Milton ¿o no linda?

—Todos en el refugio saben que ustedes son los que fuman hierba a media noche atrás del gimnasio —sonrió maliciosa—, y este es su encendedor ¿o no…linda?

—Escucha lobita —alzó la voz exasperado—, más vale que no te metas con nosotros o…

— ¿O qué? —Dijo frívola.

Lexi sacó sus garras y cambió el color de sus ojos mientras sonreía perversa.

—Hey tranquila —expresó nervioso uno—, ignora a Josh ¿sí? No le hagas caso, hay que ser razonables…

—Oh, pero si estoy siendo razonable —respondió jocosa.

La castaña se lanzó contra ellos para asesinarlos y cuando acabó con ellos enterró los cuerpos más lejos para perder el olor de la sangre.

—Mierda —protestó al tocar su blusa manchada.

— ¿Necesitas ayuda? —Dijo un chico atrás.

— ¡Maldición Alec! ¿Qué haces aquí?

—Te vi salir molesta del gimnasio hace rato y después de eso estuviste muy extraña…

— ¿Y me seguiste hasta aquí? —Reclamó jocosa— ¿Acaso tú…?

—Deberías cambiarte eso —sugirió para cambiar el tema—, rápido antes de que te resfríes.

—Soy un lobo —sonrió jocosa mientras se desabotonaba la blusa—, no me enfermo.

Alec se quedó viendo con una mirada lujuriosa mientras Lexi desabrochaba cada botón, el chico se puso nervioso y desvió su mirada aclarando su garganta.

— ¿Todo bien ahí? —Dijo ladeando su cabeza y señalando con su mirada.

El chico soltó una risa jocosa y se quitó su chaqueta para acercarse a ella y ponérsela encima de su torso semidesnudo.

—Olvidé que los lobos son seres muy calientes… —susurró picaro— No sienten frio con facilidad.

Aunque Lexi era alta, Alec seguía siéndolo aún más por lo que si estaban muy cerca Lexi tenía que elevar un poco la cabeza para verlo fijamente a los ojos; ojos deseosos igual que los de él, que no disimularon mientras veían los labios de la chica y que sin darse cuenta lo llevaron a acariciarlos.




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