Mason terminó sus clases y salió apurado al consultorio de su padre, pero vio de reojo a Monik en el comedor así que creyó que Miranda había llegado también, pero por la prisa no preguntó y se fue.
Kalisman había arrastrado a la chica al comedor para que lo acompañara a comer con él.
—Espero te guste, pedí que cocinaran algo rico para ti —comentó cortando la carne—. Adelante, dale un bocado.
—No tengo hambre… quiero que me liberes.
—Eso no será posible —confesó desinteresado—, tienes que quedarte aquí hasta que dejes de serme útil.
—Dudo que una humana te sea útil a menos que quieras beberle la sangre, pero como no lo has hecho supongo que no es el caso… ¿Qué quieres? —Frunció la frente irritada.
—Quiero que comas.
Miranda reviró los ojos y alejó el plato de ella.
—Ah… que chica. —Suspiró impaciente— Te dije que comieras.
Se levantó de su asiento y llegó a ella para apretarle el cuello, sus quejidos por la falta de oxígeno entrándole contuvieron a Kalisman para que no la matara ahí mismo.
—Ahora come y no agotes mi paciencia.
Tan rápido le dio la espalda la rubia se escondió el cuchillo y tomó el tenedor para enterrárselo al vampiro, pero la escuchó y se volteó para quitárselo, al hacerlo le lastimó la mano.
—¿Por qué no… miras la televisión? Creo que eso sería mejor, así te entretienes.
Kalisman la jaló y la empujó al sofá, luego subió a su cuarto.
Miranda vio el teléfono fijo y esperó hasta quedarse sola para poder llamar a alguien; estaba desesperada tratando de recordar algún número de celular para pedir ayuda, sólo recordó el de Alec. Marcó varias veces sin éxito así que en la última dejó un mensaje de voz que tuvo que terminar rápido cuando Kalisman la sorprendió.
—No debiste hacer eso…
Kalisman la jaló del brazo y ella sacó el cuchillo escondido para cortarlo y luego enterrárselo en uno de sus ojos, trató de correr mientras él se lo quitaba luego se lo lanzó a la pierna haciendo que se cayera poco antes de llegar a la puerta.
—Tu muerte iba a ser rápida, pero tenías que arruinarlo… ¿no?
Fue hacia ella y enterró con más fuerza el cuchillo creándole un inmenso dolor, luego la arrastró de la pierna por las escaleras y la encerró en uno de los cuartos.
Lexi había ido de paso al refugio por algunos materiales para su proyecto final de su academia, las cosas las había dejado en el cuarto de Alec así que no fue sorpresa encontrárselo terminando sus clases en línea.
—Creí que hoy no vendrías —comentó extrañado—, supongo que es porque olvidaste algo.
Lexi asintió y señaló sus cosas atrás de la cortina.
—Ah claro. —Elevó un poco la comisura de sus labios.
Se levantó de la cama para tomar los materiales y dárselos, aunque en realidad solo hizo el ademan de hacerlo para jugarle una broma.
— ¿No tenías clases? —Alegó tratando de quitárselos.
—Acabé.
Entregó las cosas cuando escuchó que lo llamaron y se fue deprisa que ni siquiera alcanzó a oír su celular sonando en la cama. Lexi lo tomó y quiso alcanzarlo para dárselo, pero no lo logró.
—No lo tiene registrado… —masculló.
El celular volvió a sonar y la sobresaltó haciendo que accidentalmente rechazara la llamada, pero instantes después el número dejó un mensaje de voz.
—Debe ser importante… —Mordió sus labios indecisa— Agh no debería oír.
Pegó el celular contra su palma repetidas veces mientras decidía. Presionó el mensaje de voz y escuchó la voz de Miranda; salió corriendo, pero no había nadie adentro de la casa y no sabía dónde estaba Mason así que regresó al cuarto en busca de algunas armas que pudieran ayudarle y solo encontró una pistola con algunas balas de roble blanco que olían a verbena, mortal para vampiros y una especie de hilo filoso.
Llamó a Mason, pero no respondió así que dejó una nota en el comedor. Condujo rápido hacia la mansión de Kalisman. Donde este iba a salir de la casa y había sido visto por Miranda desde la ventana de arriba, que quiso aprovechar para escapar bajando del cuarto.
Cuando llegó a la puerta se topó con Kalisman que había olvidado algo adentro.
—No sabes cuando rendirte ¿cierto? —Talló irritado su nariz— Hace poco conocí a una como tú solo que castaña…¿Todas las cazadoras son iguales?
Miranda salió corriendo como pudo con la pierna herida hacia la puerta trasera, pero fue atrapada de nuevo por el vampiro que para evitar que volviera a salir corriendo le rompió la pierna y la llevó a rastras hacia afuera para meterla al auto.
Avanzó un poco cuando vio como otro auto se detuvo frente a su portón.
—No se atrevería ¿cierto? —Expresó con recelo.
La castaña en el otro auto tomó una bocanada de aire y metió el acelerador para entrar, aunque tirara el portón. Kalisman resopló apretando su volante, luego lo soltó y bajó del auto molesto, Miranda tomó las llaves que estaban puestas y también bajó arrastrándose hacia él, aunque no podía seguirle el paso.
—Me ofende que solo tú hayas venido —alzó la voz.
Lexi sacó el arma y disparó un par de veces, su falta de puntería solo le permitió acertar en la pierna y con mucha suerte en un hombro. El veneno le ardió lo suficiente para hacer que se detuviera, dando oportunidad a que Lexi siguiera disparando hasta que se acabaron las balas; entonces Miranda lo sorprendió enterrándole la llave en la yugular para luego caer, Kalisman se giró hacia ella sacando lentamente la llave de su cuerpo para enterrársela a ella, pero falló cuando Lexi le enrolló el hilo cortante alrededor del cuello.
Kalisman metió sus dedos para evitar que lo apretara más, se levantó volteando hacia la castaña y con su mano libre le atravesó el abdomen logrando que soltara el hilo, la agarró del cuello y la levantó mientras giraba su mano en el interior del estómago de Lexi.
—Lexi… —masculló preocupada y luego gritó— ¡No!
El vampiro la aventó hacia el portón donde quedó empalada en las puntas prominentes del portón. Su sangre escurría por el portón y goteaba de su cuerpo.
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Editado: 13.01.2024