Luna de muertos

Capítulo 26.

Melissa fue a donde Lydia como se había acordado, pero al tocar le abrió la madre de esta.

—Hola cielo —saludó tranquila—, Lydia no está, pero me dijo que vendrías.

La mujer entró a buscar algo y con la misma salió.

—Pero dejó esto para ti. —Entregó un sobre amarillo—. Disculpa que no te invite a pasar, pero iré al supermercado…

—Si, no se preocupe y gracias señora Wilson.

La pelirroja abrió el sobre y al terminar de leer salió deprisa hacia el refugio mientras llamaba a Mason en el camino. Al llegar, el equipo incluyendo ya a Jace estaba reunido.

—Tienen a Lydia —avisó preocupada—, fue lo único que dejaron.

Entregó el sobre con la ubicación.

—Debemos ir rápido —ordenó Jace—, Alec busca tus armas…esto no será fácil. Kalisman lo tendrá todo planeado, incluso que sea luna llena lo tenía en mente porque sabe que seremos débiles con ella.

Todos empezaron a alistarse. Jace estaba muy preocupado por lo que se metió un momento a su cuarto para tranquilizarse cuando Liam y Mason tocaron para entrar.

— ¿Estás bien?

Jace asintió con la mirada en el suelo.

—Todo saldrá bien —comentó Liam tocándole el hombro—, Miranda es una gran cazadora sabrá como defenderse en lo que llegamos.

—Liam tiene razón, somos varios y aunque Kalisman tenga a su sequito…no todos van a arriesgarse en sus demencias.

—Si, tienen razón. —Suspiró y se paró—. Gracias a ambos por estar aquí.

Sostuvo sus hombros y los otros dos lo imitaron.

—De verdad me alegra tenerlos —admitió sonriendo melancólico.

—Seguro te reirías en el pasado si alguien te dijera lo que acabas de decir —bromeó Liam.

—Cierra la boca niño.

 

Jace salió a la bodega donde guardaban suministros especiales para buscar un arma en especial.

—Ya estamos listos ¿Qué haces aquí? —Preguntó Melissa— ¿Es una lanza?

—Si…fue un regalo de John para una vieja amiga —dijo melancólico tocando la lanza—, es hora de volver a usarla.

Kalisman tenía a Miranda en un hospital abandonado en las afueras de Richmond.

—No es la primera vez que estoy en una situación como esta por culpa de un maniaco —despotricó la rubia agitada.

Miranda estaba con raspones y sangre por su cuerpo, había sido golpeada y empujada a las paredes en más de una ocasión desde que despertó allí.

—Quizás no la primera, pero si la última…de eso me encargaré yo. —Sonrió malévolo mientras la jalaba del cabello.

La esposó a un barandal en el área de los ductos de ventilación que estaban abajo del hospital. Se puso de cuclillas, la apretó de las mejillas y le habló pegado a la cara.

—Espero hayas disfrutado tu tiempo en esta vida —susurró—, lamento que haya tenido que ser tan efímera —agregó oliéndole su cabello—. Eso te pasa por involucrarte con las personas equivocadas…aunque supongo no fue tu culpa, las circunstancias te llevaron ¿o no?

La rubia forcejeó para que soltara su rostro y lo vio molesta.

—No sé de qué demonios hablas.

—Claro que no porque tu preciado “padre” nunca te lo dijo —alegó descarado—, si tanto te quería ¿no crees que debió decirte quien fue tu familia?

—Cierra la boca, no sabes nada…

—Te equivocas —se burló—. Imagino que recuerdas a Marcel, le pedí que investigara a tu verdadera familia…bueno algo así. —Encogió sus hombros—. También te adoptaron y los únicos que pueden saber por qué no están aquí.

Miranda soltó unas lágrimas que trató de contener sin poder.

—No llores. —Acarició su mejilla con la lagrima—. Si todo sale de acuerdo a mi plan te reunirás con tu familia muerta pronto.

La chica lo vio con rabia y le escupió en la cara.

—No importa como vaya a morir yo, porque estoy segura que tu muerte será mucho peor —murmuró con rabia.

Unos vampiros entraron avisándole sobre la llegada de los lobos.

—Me encantaría decirte quien es tu familia porque de hecho aún viven algunos, pero no quiero hacer esperar a mis invitados de honor.

Se levantó y se limpió la cara.

—Ya saben qué hacer con la chica…y con la otra también.

— ¿Qué otra chica? —Exclamó— ¡Kalisman! —Forcejó mientras le quitaban las esposas— ¡Eres un cobarde! Te escondes detrás de los vampiros de tu padre que hacen todo por ti…

Kalisman se regresó y le dio un golpe para dejarla inconsciente.

—No olviden ponerle las cadenas de titanio —ordenó limpiándose la sangre de la chica en su mano—. Ustedes tres vienen conmigo.

Estaba atardeciendo cuando el equipo llegó. Se dividieron para buscar a sus amigas: Melissa, Jace y Lexi entraron al edificio a buscar por los pasillos más oscuros; Elijah y Liam buscaron a Lydia afuera por la parte del estacionamiento; Mason, Alec y sus cazadores también entraron al edificio yéndose por la parte donde por alguna razón la electricidad funcionaba mejor.

En los pasillos donde caminaban casi a ciegas Jace junto con las dos chicas se cruzaron con Kalisman que los sorprendió con sus vampiros. Los licántropos se prepararon para atacar, pero rápido el vampiro siseó para querer mantenerlos bajo control.

—No hay porque atacar —dijo relajado—, nadie está atacando a nadie ¿o sí?

—Llevarte a nuestras amigas es una forma de ataque idiota —alegó Lexi ladeando su cabeza.

—Entonces lo diré de otra forma. —Suspiró—. Tengo más vampiros por todo el edificio, si me atacan puedo hacer que las maten…ustedes decidirán quién de ellas irá primero ¿será la cazadora que se enamoró de su presa o tal vez la humana que domó al vampiro? —Extendió sus brazos para darles a escoger.

Los dos lobos cedieron ante la amenaza y ocultaron sus garras.

Kalisman caminó despacio hacia Melissa. Se puso frente a ella y acarició su cabello desde arriba hasta el extremo de un mechón extendiéndolo a su lado, la actitud del rubio puso nervioso a la chica que se mantuvo quieta esquivándole la mirada.

—Quiero comprobar algo —le murmuró—. Grita —ordenó.




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